Han salido de casa muy arreglados pero más de una botella después, sin importarles que la arena de la playa se apodere de hasta el último centímetro de sus pieles, ríen sintiendo que realmente están entre la familia que merecen. La botella ya vacía gira sobre la toalla y el peso del turno recae en Amaia.
—Yo nunca he ido de viaje con una persona que me gusta —con risas de trasfondo la gran mayoría bebe sin hacer preguntas. Miriam se anticipa a girar de nuevo.
—Yo nunca... He mentido a mis amigos sobre mis sentimientos —Aitana carraspea empezando a sentirse incomoda por las lanzas que las que se supone son sus amigas estás disparando. Pero, aun así, bebe junto a Luis y la propia Miriam.
—Chica, llevamos una hora jugando ¿aún no has entendido que si tienes que decir algo que no has hecho? —recrimina el gallego.
—Anda, no me había dado cuenta.
Y así, poco a poco, la segunda de la segunda botella va desapareciendo el contenido con la misma fluidez. Se conocen tanto que la mayoría de frases son más como recuerdo o bromas internas que algo verdaderamente sorprendente.
—Idos a un hotel —bromea Amaia cuando Ana y Jadel están más rato de lo normal con las lenguas entrelazadas— Os vais a cagar, yo nunca me he besado con alguien de este grupo.
Para sorpresa de los asistentes, tras los cómicos tragos de la pareja del grupo, a estos se suma Miriam por aquella vez que la canaria y ella probaron por curiosidad tras uno de los pilares del portal y, con algo más de reparo, Aitana y Roi también acarician los vasos con sus labios.
—Espera, ¿qué? —pregunta Jadel abriendo mucho los ojos.
—Creo que me he perdido algo —murmura Amaia sorprendida.
—Sois unos exagerados...
—A ver, que fue una tontería —asegura Aitana sonrojada— Yo quería darme mi primer beso, estaba preocupadísima porque nunca iba a pasar —suspira— Roi estaba ahí y ya.
Luis le lanza una falsa mala mirada a su amigo intentando reprimir la risa y se apresura a volver a girar. No puede negar que le habría gustado estar ahí en ese momento, quizás se habrían quitado muchos dolores de cabeza que aún conlleva consigo.
—Yo ya no bebo más, chicos —asegura Miriam poniéndose de pie— Mañana llega Pablo y voy a tener una resaca de caballo, ¿alguien viene al agua?
Al final la gran mayoría decide seguirla, incluso el propio Luis se pone dispuesto a darse un chapuzón nocturno pero a mitad del camino se da cuenta que Aitana se ha quedado tumbada sobre una de las toallas y cambia de decisión. Camina con paso firme hasta donde yace su cuerpo y sonríe cuando los ojos de ambos se encuentran.
— ¿Mareada?
—Un poquito, no suelo beber tanto —admite haciéndole un hueco a su lado esperando que entienda el mensaje.
—Bueno, se te pasará, tranquila —asegura tumbándose y pasándole un brazo sobre los hombros— Y si no se te pasa podemos ir a dar un paseo para que te despejes.
—Tampoco hagas un drama de esto, que estoy bien —ríe acurrucándose en el hueco entre su brazo y el torso—. Estoy bien aquí.
Luis la contempla y no es hasta que cree ella está a punto de dormirse profundamente que le susurra algo más fruto de todo el alcohol ingerido que el deseo de expresarlo. De haber estado sobrio indiscutiblemente se habría ahorrado el comentario.
—Estás súper mona así...
— ¿Súper mona? —Ríe dulcemente— ¿Con el pelo lleno de arena y el careto de borracha, quieres decir?
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Arena
FanfictionNo os voy a contar nada, su historia no se cuenta, se vive. Nadie hace preguntas porque son ellos, con sus circunstancias y sus cosas. Historia Aiteda (Mundo paralelo)