—Me bajo del coche.
—Exagerada.
—No, perdona, soy una mujer con principios y hay cosas que no tolero —asegura con la boca fruncida— ¡Es que menuda ofensa!
—Pero, ¿me puedes dejar tener mi propia opinión?
—Que sí, todo lo que tú quieras, pero a Pablo Alboran no me lo matas.
—No me jodas, Aitana, si sabes que lo has hecho aposta —remuga asegurándose que el semáforo siga en rojo.
—Yo confiaba en ti.
— ¿Discúlpame? ¿Qué pretendías exactamente que hiciera? Porque igual, al final, el que se cabrea soy yo.
La catalana intenta no estallar en carcajadas, sabe que decir cualquiera de las otras dos opciones podría conllevar que el coche, que acaban de recoger en casa de Agoney, derrape sobre el asfalto y el chico que lo conduce la eche sin tapujo alguno. Desde pequeña le fascinan esos juegos y se puede pasar horas haciendo preguntas, siempre le pareció una manera amena de conocer más a las personas con las que juega. Aunque, cierto es, que con Luis es muy complicado descubrir algo nuevo pero la diversión incrementa al poder usar eso a su favor para hacer las cuestiones más enrevesadas.
—Pues, no sé... Mi héroe me gusta mucho así que no —murmura pensativa—. Sí, creo que claramente me casaría con Pablo, besaría a Orozco y, lo siento mucho, matamos a James.
—Que no, era mi pregunta y Alboran se va a la zanja quieras o no.
— ¡Procura que no te pille escuchando nada de mi futuro marido!
—Chica, pero si me obligas a matar a uno.
—Porque así es el juego, bobo —dice sacándole la lengua.
—Pues ya está, Pablito muerto y enterrado.
Callan para poder escuchar el final de alguna canción que la radio ha decidido reproducir y que, por alguna extraña razón, recuerdan vagamente de algún verano pasado. A Luis no hay manera de que la sonrisa se le borre del rostro ni de que sus ojos dejen de buscar disimuladamente cualquier movimiento de ella. El día encerrados en el intento de habitación improvisada en ese cubículo de furgoneta ha pasado a formar parte de la gran historia de vida que se une, un nuevo y expectante capitulo que no saben cómo continuará.
— ¿Qué preferirías, no poder volver nunca a Tenerife o vivir aquí todo el año excepto en verano? —pregunta él en su turno.
—Esa pregunta no me gusta.
—Ya, en eso consiste.
— ¿Puedo viajar durante el resto del año? —pregunta indecisa, Luis se encoge de hombros accediendo— Pues... creo que vivir aquí todo el año.
— ¿Y qué harás en verano sin nosotros?
—No lo sé... —murmura pensativa— Supongo que estar en Barcelona, también echaría de menos a mis amigos de allí.
—O sea, que no nos veríamos nunca.
— ¡Luis! No seas así.
— ¿Yo? Eres tú la que no quieres verme...
—Pero es que con ninguna de las dos opciones podría hacerlo —se queja cruzándose de brazos— Además, podría ir durante el resto del año a Madrid, Galicia o Pamplona.
—Claro, como nos vemos tanto durante el resto del año...
—Porque no tengo dinero, si pudiera habría ido más a verte y lo sabes.
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Arena
FanfictionNo os voy a contar nada, su historia no se cuenta, se vive. Nadie hace preguntas porque son ellos, con sus circunstancias y sus cosas. Historia Aiteda (Mundo paralelo)