Barcelona descansa en calma, todo lo que en esa gran ciudad es capaz de dormitar con habitantes que parecen preferir la nocturnidad para poblar sus calles.
Entre sus dedos oscila el móvil que, ya comprobado, no tiene notificaciones pendientes. Suspira apoyándose en la barandilla de la terraza, con una taza de leche caliente sujeta en la otra mano e intentando despejar la mente para por fin conciliar el sueño. Mientras hablaba con Luis por teléfono parecía que sus ojos se iban cerrando poco a poco pero en cuanto el pitido de la línea intermedió entre ellos, tras te quieros recíprocos de despedida, el insomnio se apoderó de su cuerpo.
No ha querido volver a hablarle, ya era muy tarde y más de una hora de llamada es suficiente para no hacer ni medio día que llevan separados. La mitad del primero de los muchos que les quedan alejados, cuando la cuesta va incrementando la metafórica empinadura de dificultad.
—Pues estoy mejor de lo que creía, mejor que otros años —Ha confesado ella tumbada sobre la cama. Y es que, tal como ambos imaginaban, esa frustración que sentían con el final del verano sin haber arriesgado era en gran medida lo que amargaba el regreso a la realidad— Aunque también ayuda que nos vayamos a ver más que de costumbre.
—Creo que lo que más, a decir verdad.
—Posiblemente —susurró ella pensativa. Todo es muy diferente.
Incluso se siente extraña a sí misma. Esa fachada de seguridad y coraje que antes podía tumbarse con un solo dedo ha ido engordado en los meses de verano.
Ni siquiera Luis sabia cuan falsa era la careta que su amiga de toda la vida ocultaba hasta que han tenido que hacer frente en conjunto a las caídas de esta misma, hasta que le ha tocado levantarla y se propuso no parar hasta conseguir que la máscara se integrará con su piel volviéndolo realidad. Y lo logró, Aitana ha logrado mejorar aunque no todo lo que quisiera pero si lo suficiente para que los avances se mantengan y vayan superándose.
Pone la taza unos segundos bajo el chorro del grifo, la deja en la pica y marcha de nuevo a su habitación. La maleta colocada en una de las esquinas llama su atención, sigue sin poder dormir y parece la mejor de las opciones para ocupar las horas de la noche.
O quizás simplemente una señal.
Con la música resonando en sus oídos con los auriculares, su garganta tarareando una canción demasiado triste para contrastar con su estado de ánimo y sus fosas nasales captando el calor veraniego que de su ropa emana, irónicamente, parece que se va relajando. Por ello cuando las yemas de sus dedos tocan una tela que no identifica como nada suyo y se obliga a prestar atención a lo que está cogiendo, cuando ve en su mano una de las camiseta de Luis que ella no ha metido allí, se lo toma con tal calma que únicamente sonríe sentada en la cama.
Aitana
"Gracias por el pijama"
Luis
"Vaya horas para deshacer la maleta"
"Ya me las devolverás"
Aitana
"Siento decirte que eso no va a pasar
Buenas noches, Luis
Te quiero."
Fue caer sobre el colchón y ya sea por el olor, la leche caliente que se había tomado o el esfuerzo de ordenar toda la ropa antes de acostarse, Morfeo la acogió entre sus brazos permitiéndole dormir hasta que a la mañana siguiente su madre la despertó alegando que casi eran ya las doce del mediodía recordándole que había quedado con Marta para pasar el día.
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Arena
FanfictionNo os voy a contar nada, su historia no se cuenta, se vive. Nadie hace preguntas porque son ellos, con sus circunstancias y sus cosas. Historia Aiteda (Mundo paralelo)