Dean terminó de pintar el retrato que había hecho de Marie, pensó que sería una buena idea dárselo, era una forma de pagarle por regresarle la inspiración. Nunca había regalado alguna de sus pinturas por lo que no sabía si debía enmarcarla o envolverla en algún tipo de papel de regalo.
Su hermano entró a su habitación para buscar uno de sus libros y aprovechó para preguntarle si era una buena opción envolverlo.
—Pues a mí me parece que sí—respondió Gastón, se llevó una mano a la barbilla—. Creo que es más emocionante ver la pintura al quitarle el papel.
— ¿Y le debo escribir una carta o algo así?
—Le estás preguntando a la persona menos romántica que hay—respondió, tomó el libro que quería—. Habla con mamá de eso, o no sé, escríbele la carta.
— ¿Y qué le escribo? —Gastón rodó los ojos.
—Mejor no le hagas nada y ya—bufó y salió de la habitación. Dean miró una vez más su pintura y la volteó.
Podía escribirle una dedicatoria.
Tomó su bolígrafo y escribió en el lienzo:
«Para Marie, porque en ti encontré la inspiración. Eres sin duda la combinación perfecta de lo posible y lo imposible. De lo que deseo y lo que no puedo.
La musa suelen ponerla como una mujer porque da la belleza que todos esperan, así que diré que eres mi musa porque vi en ti lo que nadie quiso ver, ese lado hermoso que sólo los amantes del arte ven.
Porque Marie, tú eres arte.»
Quizás parecía una especie de declaración pero Marie era su musa y uno siempre se enamora de su musa, eso no significa que debe quedarse con su musa.
Dejó el retrato a un lado y fue a buscar la pintura del concurso, recordó que Ava le había dicho que si debía mandarla, pero ¿realmente era una buena idea? Tenía miedo de volver a fracasar, tenía miedo de que lo volvieran a rechazar.
Observó la hora en su reloj y vio que no eran ni las once de la mañana por lo que tomó su mochila y la pintura para salir de su habitación. Le avisó a su madre que saldría y mientras bajaba por el ascensor volvió a ver la pintura.
Sí, quizás si era una buena idea mandarla al concurso. No tenía nada que perder.
~•~
Griffin tocaba en el piano una canción de su banda, Marie reconocía la canción por todas las veces que Gretta la había cantado durante el trabajo. Sólo no se sabía la canción pero estaba decidida a aprenderse todas las canciones de él.
—Es hermosa la letra—le dijo ella, Griffin asintió—. No sabía que tocabas piano.
— ¿Crees que tendría un piano sin saber tocarlo? ¿Qué clase de músico crees que soy? —se rió—. Aprendí a tocarlo hace poco, creí que sería conveniente.
— ¿Así es como te ganas a las chicas? —lo molestó un poco.
—No, sólo hago esto contigo—respondió sonriendo—. Escuché esta canción hace poco y por mi mente sólo pasó la imagen de tu rostro. Solo aclaro que yo no canto—se rió.
Tocó varias teclas rápido y luego suspiró, mantuvo la mirada fija en el piano y comenzó a cantar.
«Te cuento que me encuentro enamorado,
Y siento que esta vez es la correcta.
Te cuento para mí ella es perfecta,
Con todos sus defectos y pecados.»
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La Musa y Marie
Teen FictionDean solía dibujar paisajes y siluetas incompletas, se había convertido en un artista sin inspiración quién soñaba buscar por todos lados a aquella persona que lograra cambiar su perspectiva por completo pero nunca pensó que la encontraría en un caf...