Capítulo 19: Música

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Me levanté todavía arrepentida por no haber inventado una mejor excusa para lo que había hecho Alison pero por lo menos había logrado que ella decidiera que era lo que prefería en cualquiera de las dos horribles situaciones. Me duché y cambié para luego ir a desayunar pero antes de bajar vi de nuevo la invitación de Lucy y ésta ahora decía: Faltan 2 días.

Me quedé un momento repasando la imagen anterior y luego decidí que ya era hora de irme a desayunar, ahí ya estaba Doménico tomando un gran sorbo a una taza con chocolate caliente y Lucy estaba hablando por teléfono de nuevo, ahora si no le preguntaría nada sobre eso.

Cuando hemos acabado de desayunar fuimos hasta mi oficina sin decir una sola palabra, hoy realmente no estaba dispuesta a hablar con Lucy por lo que le pudo hacer a Alison.

Entré a mi oficina apáticamente y me senté en mi silla, abrí mi cuaderno y leí lo último que anoté sobre Jacob, al recordar su historia me di cuenta de que me emocionaba escuchar el resto. Interrumpiendo este último pensamiento él entró y se sentó en la silla.

—Buenos días Jacob—dije yo con más confianza que las otras veces.

—Buenos días Charlotte—me dijo él con una cara sin sentimientos, como la que usan los jugadores de poker, pero ¿qué más podías esperar de un apostador?

—¿Vas a continuar tu historia?—pregunté ansiosa porque dijera que sí.

—Claro, sólo deja que aclare mis ideas—dijo él un poco pensativo.

—Está bien, tomate tu tiempo—dije cuando por dentro me moría de ganas de escucharlo.

—Se suponía que en cuanto Ryan me diera la señal yo iría a la mesa a jugar, estuve como unos veinte minutos poniendo mucha atención desde las maquinas hasta que vi como Ryan alzaba su copa, yo me dirigí a la mesa y comencé a apostar realmente alto desde mil dólares hasta cinco mil que era el límite que nos habíamos impuesto, pero metí la pata.

—¿Cómo?—pregunté sorprendida.

—Veía demasiado las cartas y no disimulaba para nada que las estaba contando.

—¿Y entonces qué pasó?—pregunté yo anotando lo que decía.

 —Dos encargados del casino nos dijeron que los acompañáramos hasta la salida, yo estaba realmente espantado y Ryan todavía más porque él si sabía lo que iba a venir…—dijo él hasta hacer una pausa.

—Continua por favor—dije yo como si lo que me interesara era tomar nota.

—Ellos nos llevaron hasta la parte de atrás del casino y nos propiciaron la paliza de nuestras vidas—dijo él raramente divertido ante aquel recuerdo.

—Yo no le encuentro lo divertido—me atreví a decir.

—No te preocupes es meramente un recuerdo, obviamente ese día no estaba riéndome con cada puñetazo que me daban—dijo él con una sonrisa.

—Me imagino—dije yo anotando su último comentario.

—Sí…—dijo él con una voz algo ronca—Cuando regresamos al hotel Ryan y yo nos quedamos todo el tiempo en silencio, la verdad me preguntaba si él se había molestado, pero en cuanto lo volteé a ver el saco las fichas que habíamos ganado sin que se dieran cuenta, para cobrarlas le pagamos a un hombre del hotel para que nos hiciera el favor—dijo él relajándose en su silla.

—Continua—dije seriamente.

—Cuando regresamos él me quitó la mitad de mi parte por lo que él había pagado del viaje, ese día decidí que volvería a ir a ese lugar y mejoraría la estrategia que mi amigo ya tenía, los días pasaron y yo ya había ahorrado mucho desde que había llegado de las Vegas así que la siguiente vez que mi amigo y yo fuimos a las Vegas yo haría lo mismo que la otra vez pero para confundirlos compraría unas gafas de sol y me haría el ebrio para que no notaran nada raro.

»Pero otra vez de idiotas fuimos al mismo casino, no pasamos ni de la puerta porque los mismos hombres de la otra vez nos vieron y terminaron dándonos una paliza peor que la de la otra vez, cuando me levante de mi propio charco de sangre volteé a ver a Ryan y me di cuenta de que él no había terminado bien lo tuve que llevar al hospital y ahí lo dieron por muerto—dijo él para luego hacer una abrupta pausa después de darse cuenta de todo lo que me había dicho.

—¿Quieres continuar?—pregunté para asegurarme de saber si iba a seguir o yo me iba a quedar con las ganas.

—Si sólo déjame recuerdo que seguía después—dijo él pensativo.

—Claro—dije yo terminando de anotar lo último que dijo.

Después de unos minutos yo ya había pensado que él no hablaría pero me equivoqué.

—Después de eso ya no tuve trabajo porque como yo ya te había dicho Ryan era mi jefe y ahora si ya no sabía qué hacer porque no tenía otro ingreso además de ese trabajo y el dinero que había ahorrado no era lo suficiente para mantener a mi familia así que decidí que con ese dinero regresaría a las Vegas y ganaría el doble, sólo había un gran problema.

—¿Y cuál era ese problema?—pregunté todavía anotando.

—No tenía quien me ayudara—dijo él esperando a que el preguntara a quién le pidió ayuda.

—Entonces…—dije yo esperando a que siguiera.

—Yo sabía que necesitaba a alguien que se viera muy inocente y pues que cuando quisiera pudiera distraer muy bien, así que decidí que tenía que ser una mujer. No fue por machismo si no por el hecho de que en el casino sólo la juzgarían como una cara bonita así que le pedí el favor a mi hermana Alice, porque podía confiar en ella y así el dinero se mantendría en la familia.

—Tiene sentido—dije yo mientras seguía anotando.

—Cuando se lo dije ella se quedó con cara de “es enserio” y yo le dije como iba a ser el plan…—él se disponía a continuar pero en eso entró Lucy.

—Se acabó el tiempo—dijo ella mientras se sentaba al lado de Jacob y le dedicaba una sonrisa de suficiencia.

—¿No podrías esperar a que acabe Jacob de contar?—pregunté suplicante.

—No se puede, tú sabes que si quieres hablar con uno de los juguetes más de una hora me lo tienes que consultar con anticipación—dijo ella sin verme y jugueteando con su cabello.

—Pero…—yo iba a continuar hasta que ella me dio una gélida mirada—Está bien.

Todos nos fuimos de la Caja de juguetes y nos dirigimos a la casa de Lucy como siempre para comer lo que estuviera en la mesa.

Mientras esperábamos la comida decidí hablar sobre el baile.

—¿Y cómo van los preparativos para el baile?—pregunté mientras observaba a Lucy.

—Muy bien ya he conseguido todo mi vestuario y te aseguró que será esplendido—dijo ella vanidosamente.

—¿Y qué música habrá?—pregunté como si nada.

—Clásica sobre todo, de hecho detesto un poco la música que escuchan ahora los humanos es una letra que se repite como cien veces y todos los arreglos son electrónicos y eso hace que la música pierda su belleza—dijo ella.

Creo que es lo más culto que le había oído decir a Lucy desde que llegué.

—Así que mejor prepárense que estará lleno de vals—dijo ella viendo también a Doménico quien no movió su cara ni un centímetro, supongo que no le importaba.

En cuanto acabó su oración entró uno de los esclavos y sirvió la comida. El resto del día me la pase preparándome para Violeta.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora