Capítulo 48: No todos son lo que parecen

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Cuando me topé con Anna me levanté inmediatamente, pensé que ella me gritaría o algo así porque no creo que después de lo de Yezca estuviera de tan buen humor con nadie en este tonto lugar.

—Fíjate por donde vas—me dijo molesta pero no gritando.

—Lo siento, estaba buscando a Lucy—dije yo mientras me sacudía algo de polvo del piso de el pijama.

—Y Lucy me mandó a buscarte a ti—dijo ella mientras me veía de arriba hacia abajo.

—¿Y cómo porqué hizo eso?—pregunté molesta de que me viera o más bien examinara.

—Ella está en su casa cuidando que Doménico no venga a interrumpirte con Bianca.

—¿Qué no moría por ver la platica?—pregunté riendo un poco.

—No hace falta, ya te tiene grabada—dijo Anna sin ningún tipo de sentimiento.

—No me sorprende—dije yo molesta al recordar que aquí no hay nada de privacidad para mí.

—Ya no seas tan niña y vámonos—dijo ella mientras caminaba hacia la puerta.

Podía notar como su apariencia había cambiado de un día para otro, su cabello negro estaba desordenado como si no lo hubiera peinado, su piel blanca se veía algo pálida y las bolsas debajo de sus ojos la hacían parecer muerta.

Incluso se había quitado el arete en su labio que la había hecho tan genial para mis ojos.

—Anna…¿estás bien?—pregunté viéndola un poco de pena porque era lógico que estaba muy afectada.

—Estoy de maravilla, mi novio me puso los cuernos con la chica que me robó a mi mejor amiga. ¿Cómo no estar feliz con eso?—preguntó ella con una falsa sonrisa.

—Yo no quería que eso pasara—dije bajando la cabeza.

—Lo sé, pero no quiere decir que no me duela—dijo ella mientras me esperaba en la puerta.

Estuvimos un rato caminando por la nieve, yo tratando de cubrir mi rostro del frio y Anna caminaba como si nada. Creo que está en esos momentos en que estás tan molesta que no sientes dolor o frio.

En cuanto entramos a la casa de Lucy pude ver como sus ojos se llenaban de lágrimas. Lo peor del caso es que podía entender su sufrimiento en estos momentos.

El hecho de sentirse traicionada por la persona que más amas en esta vida es algo horrible y que no le desearía a mi peor enemigo.

—¿Quieres hablar?—pregunté mientras ponía mi mano en su hombro para reconfortarla.

Ella asintió afirmativamente mientras me abrazaba repentinamente, su cabello rosaba mi cara y podía sentir como sus lágrimas humedecían el abrigo a rayas que Lucy me había prestado.

—Pero no aquí—dijo ella mientras con su mano derecha quitaba más lágrimas que habían corrido de sus ojos.

—¿Por qué?—pregunté arqueando una ceja.

—No quiero que nos oigan, además no me gusta quedar como una niñita débil—dijo ella mientras me señalaba que la siguiera.

Estuvimos caminando por varios pasillos de la casa de Lucy, incluso unos que jamás había visto. De repente una idea golpeó mi cabeza.

—Espera—dije parándome rápidamente.

—¿Qué sucede?—preguntó Anna sorprendida.

—¿Cómo sé que no es otra trampa de Yezca?—pregunté con los brazos cruzados sobre el pecho.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora