Capítulo 43: Aceptó

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Una vez que ella acabó yo quede muy seria todavía quedaban unos minutos pero no sabía que preguntarle en esos momentos pero no iba a desaprovechar.

—¿Porqué Judith jamás dijo nada?—pregunté viéndola.

—Yo le dije que no le dijera a nadie porque si mi tía se enteraba lo más seguro la despediría y sin ella ese lugar hubiera sido peor que este infierno, además sería más difícil ayudar a su hijo con los gastos de la escuela—dijo ella seria.

—¿Y tú tía ya murió o algo así?—pregunté viéndola.

—La verdad lo dudo—dijo ella muy despreocupada.

—¿Por qué?—pregunté llena de curiosidad.

—Si mi tía muriera estoy cien por ciento segura que quedaría aquí en el infierno y yo sé que si eso pasara Lucy la llevaría frente a mí sólo para torturarme y hacerme recordar todo lo malo de mi antigua vida. Así como tú lo haces todos los días que entras por esa puerta—dijo ella a manera de queja.

—Oye me preguntaba…—empecé pero no sabía si ella respondería.

—¿Sí?—preguntó ella dándome una mirada sin expresión.

—¿Cómo escapaste ayer?—pregunté viéndola.

—Un inepto dejó la puerta de mi “celda” bueno si es que se le puede llamar así porque ni un preso podría vivir ahí—dijo ella viéndome.

—¿Así de fácil?—pregunté viéndola.

—Muchas veces para molestar a Lucy unos de sus hermanos dejan las celdas abiertas para que tratemos de escapar y ella se vuelva loca buscándonos—dijo ella sonriendo, supongo que recordaba esos momentos “graciosos”.

—¿Pero qué a ustedes es a los que les va mal?—pregunté curiosa por la razón la cual eso es gracioso para ella.

—Todos los días nos va mal y es divertido ver como para variar Lucy se vuelve loca un rato—dijo Violeta riendo un poco.

Yo de todas maneras no le encontraba la gracia pero forcé una sonrisa para mostrar lo contrario, bueno al menos tengo algo de cortesía.

Ella se quedó viéndome un rato y pues ya no hallaba que preguntar. Hasta que repentinamente me surgió una duda ya pensando en que a ellos les va mal cuando Lucy se molesta, bueno ella no se molesta, más bien se pone furica.

—¿Qué te hizo por escapar?—pregunté lista para anotar.

—No entraré en detalles pero si te diré que me dieron una muy buena paliza, por lo general  ella adora recrear escenarios con mi tía para hacerme sufrir—dijo ella y yo cubrí mi boca porque eso sonaba horrible—No te preocupes hace mucho que hace esto y la verdad ya me he acostumbrado con el tiempo.

No importa que diga que no me preocupe porque eso es un tema delicado y sé que a ella le duele no importa que haga para ocultarlo.

—¿Cómo fue la primera vez que te hizo eso?—pregunté viéndola a los ojos como sus pupilas se hacían pequeñas cuando ponía su cara pensativa.

—Bueno fue de los primeros días que estuve aquí, había estado en el cuarto blanco en el que apenas cabía sentada, durante tres días y sin comer hasta que Lucy entró por la puerta con dos hombres. Y ella le ordenó que me llevaran a la “Sala de juegos” donde estaba escenificada mi habitación de cuando vivía con mi tía.

»Lucy me preguntó “¿Te gusta?” y yo sólo me quedé petrificada porque hasta podía sentir la esencia de esa maldita casa, la verdad sólo faltaba mi tía para que se viera como en mis recuerdos. Entonces ella agarró el bate y cuando traté de correr hacia la puerta de salida los dos hombres que me habían traído a rastras me pusieron en la cama donde ataron mis manos a la espalda para que no me pudiera cubrir.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora