Capítulo 20: Los ojos

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A diferencia de los días anteriores ese día me quedé dormida, cuando miré el reloj me levanté inmediatamente, me puse en saco y me fui al comedor. En cuanto entré Doménico y Lucy se me quedaron viendo.

—No es que me moleste pero ¿planeas salir así?—me dijo Doménico entre una risita.

—¿Cómo que así?—pregunté levantando una ceja.

—Es que no creo que quieras ir en pijama—dijo él riendo un poco más fuerte.

Miré lo que llevaba puesto y efectivamente era mi pijama no sabía si sonrojarme ante la situación o simplemente irme a cambiar. Cuando estaba a punto de ir a cambiarme Lucy me interrumpió.

—¿A dónde vas?—preguntó ella dándole un último sorbo.

—A alistarme—dije yo mientras acomodaba una de mis pantuflas de conejito.

—Pero ya no hay tiempo tontita—me dijo ella mientras se levantaba de su silla y se dirigía hasta donde yo estoy.

—¿Por qué?—pregunté realmente sorprendida.

—Porque ya es hora de irnos—dijo ella mientras se dirigía a la puerta.

—Pero…—iba a discutir pero ella me interrumpió.

—Tú te levantaste tarde y si quieres llegar con Violeta vas a tener que ir así—dijo ella con una sonrisa porque sabía que me tenía donde quería.

—Bueno vamos—dije de mala gana.

Fuimos en camino y créenme que no era agradable pisar la nieve con las pantuflas pero me aguanté, cuando al fin llegamos entré a mi oficina y Violeta ya estaba sentada, al verme se quedo con una cara de estar “extrañada”.

—¿Tienes alguna buena razón para venir en pijama?—me pregunto ella como si estuviera loca.

—Hoy quise variar un poco mi ropa, ¿no te gusta?—pregunté sarcásticamente.

—Me encanta, luego me dices dónde la has conseguido—dijo ella siguiéndome el juego.

—Gracias—dije yo con un tono bobo y vacío.

—¿Quieres hablar o seguimos diciendo tonterías?—preguntó ella algo seria.

—Ya, sólo estaba jugando—dije yo tomando mi cuaderno de notas.

—¿Quieres saber de mi segundo asesinato?—preguntó ella como si fuera de lo más normal lo que hablaba.

—Seguro—dije yo preparada para anotar.

—Después de haber asesinado a la primera chica me mudé de ciudad porque no  podía soportar ver las noticias diciendo que estaba desaparecida, en la otra ciudad mientras buscaba trabajo en otra galería iba al parque y dibujaba a las personas que iban pasando sólo para entretenerme.

»Un día mientras dibujaba a unos niños jugando con una cometa roja pasó una chica que me llamó mucho la atención por sus ojos verdes, sinceramente no me gustaban y odiaba verlos, pero no de di importancia porque yo no pensé que la vería de nuevo.

»Eso pensé hasta que al siguiente día a la misma hora ella pasó por ahí y luego al siguiente día de ese pasó lo mismo y ya no lo soportaba así que un día me decidí a seguirla por unos días y me topé con que siempre hacía lo mismo—dijo ella y luego hizo una pausa para calmarse un poco porque estaba apretando mucho las manos.

—¿Quieres continuar o necesitas algo de tiempo?—pregunté con un tono neutral.

—Dame unos segundos—dijo ella mientras tomaba una respiración.

Estuve unos momentos terminando de poner acentos en las palabras que había olvidado hasta que ella decidió continuar.

—Ella a diario iba a su hotel por el parque, cuando llegaba siempre iba al baño para retocar su maquillaje antes de entrar a su habitación. Con ella supuse que el asesinato tendría que ser a lo largo de su trayecto porque no sabía nada más de ella. A diferencia de con la primer cuando ella hacía su recorrido siempre lo hacía en lugares muy públicos y la verdad me costaba pensar en qué lugar lo haría.

»Después de mucho analizarlo decidí que sería en el baño cuando retocaba su maquillaje, primero pensé en como haría para que no gritara y lo más lógico sería usar un arma de nuevo, lo segundo sería como entrar sin ser identificada porque hay muchas personas y cualquier testigo podría reconocerme, así que decidí ponerme atractiva muy a diferencia de la ropa fachosa que me ponía a diario, también para complementar usaría una peluca—dijo ella como si enlistara lo que había hecho ayer—luego vendría como la asesinaría y ya que no podía dejar sangre porque llamaría mucho la atención a la hora que saliera del baño.

—¿Y cómo te desharías del cuerpo?—pregunté porque noté que eso le falto decirme.

—¿Cómo me desharía de él? Mmmm… déjame lo recuerdo—dijo ella en tono burlón—de hecho pensé en meterlo en una enorme bolsa y pasearlo por el vestíbulo—dijo ella todavía burlándose— ¡Obvio que no me podía deshacer de él! Lo tendría que dejar en el baño.

—Bueno no es para que te enojes, yo no soy la asesina aquí—dije yo volviendo a mi cuaderno de notas.

—El día del plan llegó y yo me vestí con un vestido floreado que por lo general odiaba y usaba cuando tenía que desayunar con personas importantes de mi trabajo y una peluca pelirroja y unos lentes de sol grandes para ocultar gran parte de mis facciones.

»Para que ella no me viera yo llegué antes que ella al baño del hotel y estuve esperando hasta que ella llegó, en cuanto entró yo cerré la puerta del baño con seguro, ella se me quedo viendo extrañada y yo saqué otra arma que había comprado, ella era lista porque había entendido muy bien el mensaje de que no debía hablar.

»Yo le ordené que entrará a una cabina y así lo hizo, ahí esposé sus manos a la espalda, claro que esto lo hice con guantes de látex para no dejar huellas digitales, cuando me vi que ambas manos estaban bien aseguradas la tomé por el cuello y comencé apretarlo hasta que podía sentir como su forcejeo se hacía más débil, con ella ni se me ocurrió ver hacia sus ojos porque sabía que no lo soportaría, una vez que acabé la senté en el sanitario, cerré la puerta por dentro y salí por el espacio que hay debajo de la cabina que te permite saber si está ocupado con sólo ver las piernas. Luego de eso desbloqueé la puerta y salí como si nada hubiera pasado.

—¿Qué hiciste después de eso?—pregunté asustada por la frialdad con la que lo dijo.

—Fui a mi casa, quemé la ropa y tiré el arma. Después de deshacerme de todo comí y así terminó mi día—dijo ella como si fuera lo más natural del mundo.

Una vez que acabé me puse a pensar que eso era otra buena razón para que las mujeres fuéramos al baño acompañadas, la primera como es obvio está prohibida decirla. Cuando anoté lo último llegó Lucy y me indicó que el tiempo había acabado. La verdad estaba alegre por el hecho de que hubiera acabado justo a tiempo.

Al leer las anotaciones me di cuenta de que Violeta empezó a perder el arrepentimiento que había tenido en el primer asesinato, lo curioso es que la única cosa que tenían en común el asesinato anterior y este fue el hecho de que la víctima era mujer y que fue gracias a una parte de su cuerpo el hecho de que ella decidiera asesinarla. Para ser una asesina en serie no llevaba patrones tan parecidos pero tal vez el siguiente daría un poco más de sentido.

Cuando regresamos Doménico y yo con Lucy ella salió porque tenía cosas que arreglar para su fiesta, en cuanto acabamos de comer fui a la habitación y me di cuenta que no había visto la invitación ahora decía: Falta un día.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora