Estuve unos momentos sentada contemplando mi taza vacía, pensaba en lo que Lucy me había dicho.
—¿Y por qué está ella aquí?—pregunté viéndola.
—Eso no te lo diré angelito, tú tendrás que descubrirlo como has hecho con todos los demás—dijo ella con una sonrisa y luego salió de la habitación.
Fui a mi cuarto y cuando traté de abrir la puerta estaba cerrada, sinceramente sólo me quería sentar en una de las sillas.
—Doménico déjame entrar—dije lo suficientemente fuerte para que me oyera.
No hubo respuesta así que comencé a tocar la puerta y a repetir esa frase una y otra vez. Pero ninguna vez él me respondió o siquiera abrió la puerta.
—Si enamorado…—dije yo y me alejé de la puerta.
Estuve vagando por los pasillos en busca de un lugar donde me pudiera sentar para por lo menos reflexionar sobre todo. Quería entrar a muchas habitaciones pero me preguntaba que había del otro lado y al pensarlo un poco decidía que el riesgo no valía la pena.
Recordé la amenaza que me había hecho Yezca y eso me hizo pensar que tal vez no debería estar sola caminando por los pasillos a oscuras como si fuera una idiota. Sinceramente no sabía a dónde ir y decirle a Doménico que me abriera la puerta porque Yezca me había amenazado sería muy egoísta porque además de lidiar con lo de Bianca también se preocuparía por mí.
Sólo me quedaba una opción y me gustara o no era mejor que estar toda la noche cuidando que Yezca no viniera por mí.
Tomé un corredor y cuando vi la habitación toqué la puerta y espere.
—¡Charlotte! ¿Qué haces aquí?—preguntó Lucy extrañada.
—Doménico técnicamente me echó del cuarto, ¿puedo quedarme contigo?—pregunté apenada.
—¿Por qué hizo eso?—preguntó ella mientras abría un poco más la puerta mostrando que estaba cubierta con las sabanas de su cama.
—Tal vez porque no quiere ver a nadie—dije yo con un tono raro.
—Claro que puedes quedarte, sólo dame unos minutos—dijo ella y cerró la puerta.
Escuché murmullos y como se movían cosas en el cuarto, después de cómo unos diez minutos la puerta se abrió. Del cuarto salió un chico que se notaba que se había vestido con prisa, Lucy sólo traía puesta una bata blanca y me señaló para que pasara.
—¿Y qué quieres hacer?—me preguntó Lucy mientras se sentaba en la cama desteñida.
—Sólo quiero sentarme—dije yo.
—Allí hay un sillón—dijo ella señalando detrás de mí.
—Gracias—dije yo mientras me sentaba.
—¿Nada más para eso viniste?—me preguntó ella con una ceja levantada.
—Si—dije yo viéndola.
—Sabes que eso pudiste hacerlo en la sala ¿no?—preguntó ella algo molesta, creo que porque obligué a que echara a aquel chico.
—Me daba miedo la sala—dije yo sincera.
—¿Por qué?—preguntó ella.
—No me gusta estar sola—dije mintiendo aunque no del todo porque en esos momentos si me asustaba estar sola.
—¿Tienes sueño?—preguntó ella entre un bostezo.
—No—dije yo seria.
—No me sorprende dormiste como un gato—dijo ella mientras se recostaba en su cama.
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Cae Nieve en el Infierno
Fantasy(La historia está siendo editada actualmente) Charlotte Lowell es una chica toda su vida había querido ser una psicóloga forense. Pero el cruel destino hace que muera cuando está en camino a su primer clase. Ella va al cielo pero no es feliz porque...