Capítulo 36: Un nuevo anfitrión

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—¡¿Qué?!—grité.

—¿Q…qué?—preguntó Doménico muy pálido.

—Si angelitos, a lo mejor por eso has tenido cambios de humor Lottie—dijo ella con un tono de que se estaba divirtiendo.

—Pero… ¿cómo es posible?—pregunté en shock ante la posibilidad.

Lucy soltó una enorme carcajada que la hizo llegar hasta las lágrimas.

—Charlotte, mi dulce Charlotte—dijo ella levantándose de su silla— Pues mira…—dijo ella hasta que su estúpido celular, o sabrá Raymond como se llame esa cosa, sonó.

—¿Alo?—dijo ella muy coqueta—¿En serio?...voy para allá.

Ella guardo su teléfono y se volvió hacia nosotros.

—Angelitos me apena mucho decirles que me tendré que ir hoy y mañana para resolver unos asuntos. Pero no estén tristes mañana mandaré a un sustituto en mi lugar que estará con ustedes hasta que sea la hora de la cena—dijo ella con un tono resignado.

—¿Por qué hasta la cena?—pregunté feliz porque Lucy no me molestaría por casi todo un día.

—¡Oh! ¡¿No les dije?!— preguntó ella preocupada.

Sinceramente sé y estoy plenamente consciente de que ella sabe que no nos había dicho pero tuve que preguntar.

—¿Decirnos qué?—pregunté porque Doménico estaba mudo.

—¡Demonios! ¡Qué distraída soy!—dijo ella dándose un pequeño golpe en la cabeza.

—¿Qué no nos dijiste?—pregunté porque detestaba quedarme con la duda.

—Que oficialmente están invitados a una cena con toda mi familia, bueno sólo los pocos que me caen bien. Al resto siempre los he odiado con cada parte de mí ser desde que tengo uso de razón—dijo ella tan sinceramente que no pude evitar reírme.

Entonces mi felicidad se esfumó porque me di cuenta de lo grave de la situación. ¡Tendría una cena con la familia de Lucy!

Como si con el baile no hubiera bastado para conocer el tipo de familia que tiene Lucy. Pero en vez de hacer un alboroto con la situación terminé calmándome.

—¿Quién nos acompañará mañana?—pregunté totalmente serena.

—Será una sorpresa—dijo ella guiñándome un ojo.

Lucy iba a salir por la puerta pero no sin antes de lanzar un beso hacia nosotros.

—Adiós angelitos, pórtense bien—dijo ella y con eso cerró la puerta.

Doménico y yo nos quedamos en el comedor con una cara seria, creo que ambos pensábamos en lo mismo.

Aunque no creo que me pudiera embarazar pero la verdad jamás he estado embarazada como para asegurarlo.

“Bueno ya basta de pensar en esto” me dije a mí misma.

Pasando a otra cosa, mi cerebro preguntón me hizo pensar en qué clase de persona me toparía mañana porque podría ser alguno de los cientos de familiares de Lucy, o un “amigo” o “amiga”, uno de los amigos de su padre o hasta un sirviente o juguete.

Bueno quien quiera que sea espero que sea agradable pero con mi mala suerte sé que no sucederá como yo quiero.

Cuando acabamos de cenar—que por cierto me atiborré de comida, yo creo que fue por ansiedad y no por el hecho de “comer por dos”—fuimos a nuestra habitación y nos acostamos rápidamente.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora