Capítulo 47: Mucho en qué pensar

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En cuanto me desperté vi que ya eran las doce de la madrugada, me preguntaba como había podido dormir tanto entre pesadillas y recuerdos malos, pero bueno tenía sueño así que dejé de darle vueltas al asunto. Unos segundos después me sorprendió ver a Doménico sentado en una silla frente a mí.

—Hola—dijo él serio mientras reposaba sus manos sobre sus piernas.

—Hola—dije apática.

—Tuviste pesadillas—dijo él mientras me veía.

—¿Cómo sabes?—pregunté sorprendida y curiosa de saber cómo se había dado cuenta.

—Me acosté a tu lado y al cabo de unas horas estabas gritando y moviéndote bruscamente—dijo él mientras acercaba su silla aun más a mí.

—Lo siento si te desperté—dije sin que me apenara realmente.

—No estaba durmiendo—dijo él mientras me veía.

—¿Entonces qué hacías?

—Cuidaba que Yezca y Lucy no entraran al cuarto para llevarte de nuevo—dijo él mientras me veía con cara preocupada.

—No te preocupes, no creo que lo hagan. Por lo menos no tan pronto—dije yo mientras cerraba los ojos un momento y daba una profunda respiración.

—Perdóname—dijo él serio.

—En estos momentos no te quiero oír—dije yo seria mientras me acurrucaba de nuevo en la cama cubriéndome más con la sobrecama.

Doménico respondió con un suspiro y se levantó de la silla, pude ver como del closet sacaba un pijama para mí.

—Por favor date una ducha y ponte el pijama—dijo él serio.

No tenía ganas de discutir, además me sentía sucia. Tenía el maquillaje corrido de tanto llorar, las caricias de Yezca hacían que me sintiera sucia y ni mencionar las manchas de sangre que tenía en mi cuerpo. Así que sin contestarle tomé una toalla del closet y entré al baño, comencé a quitarme las vendas y ese vestido que tantos recuerdos me traía.

En estos momentos quería quemar ese vestido tanto por Doménico como por Yezca pero la verdad no sé donde hay serillos y no me pondré a frotar dos piedras en medio de la habitación para quemar un vestido que puede ya nunca vuelva a ver.

En cuanto entré a la ducha dejé que el agua caliente corriera, por lo menos ahora podía llorar en paz, no es por Doménico nada más sino la combinación de todos los sentimientos que me había guardado hasta ahora.

Lo del beso, casi me violan, tengo la inicial de Yezca marcada en la parte baja de mi brazo, extraño a mi familia, extraño hablar con los juguetes, odio a Lucy, el hecho de que me agradara hablar con Deth, me duelen un poco las heridas, no sé si quiero volver al cielo, estoy molesta con Doménico pero no puedo odiarlo, podría continuar pero sinceramente los pensamientos por más que traté solo lastimaban.

Estuve un rato con mi mente en blanco mientras el agua seguía corriendo, quería quedarme ahí para siempre pero tenía que salir.

En cuanto salí vi a Doménico acostado en el piso, no estaba dormido pero cerró los ojos para que pudiera ponerme tranquilamente el pijama, la verdad no me importaba mucho que viera pero como todo buen caballero el hacía lo correcto.

Mientras me ponía el pijama las heridas que tenía dolían un poco al rozar, seguro pronto tendría que volver a ver al “doctor”.

Dejando eso de lado terminé de vestirme—con mucho dolor—y luego de posar mi cabeza sobre la almohada caí en un ligero sueño.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora