Capítulo 23: Un brindis por una noche mágica

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Doménico y yo fuimos a la pista de baile, él puso gentilmente su mano en mi cadera y con la otra tomó mi mano con mucha delicadeza. Comenzamos a bailar perdiéndonos entre le multitud de personas. Estaba pensando en lo que Yezca me había dicho mientras Doménico seguía guiándome por la pista, creo que notó mi preocupación porque me miró por unos segundos.

—¿Cómo te fue con Lucy?—pregunté tratando de quitar esa mirada seria que tenía posada en mí.

—De maravilla—dijo él con un tono burlón.

—¿En serio? ¿Qué te dijo?—pregunté tratando de seguir la plática.

—¿Decir? Nada—dijo él con una leve risa.

—¿Y entonces por qué te la pasaste de “maravilla”?—pregunté yo mientras él continuaba guiándome.

—Porque nada más se me insinuaba—decía él muy divertido.

“Mejor que amenazas” pensé yo y continué bailando con él hasta que olvidaba todo lo que me había dicho el mentecato de Yezca. Así estuvimos por un largo rato hasta que repentinamente comenzamos a cansarnos. Al menos yo me cansé y creo que Doménico se dio cuenta y me llevó hasta la mesa donde se suponía debíamos sentarnos.

Cuando nos dirigíamos a la mesa pudimos ver a Lucy besándose con un sujeto con mascara azul, se veían tan “concentrados” que Doménico y yo decidimos que continuaríamos bailando. De repente las luces se encendieron y Lucy dejó los labios de su compañero.

—¡Atención todos!—dijo Lucius tocando una copa— como saben ya es media noche y pues creo que la cumpleañera…digo los cumpleañeros…

Pronto un hombre entró en a la habitación y se dirigió hasta donde estaba Lucius y después de unos largos minutos discutiendo Lucius se acomodo el saco y el sujeto que había entrado salió por la puerta totalmente serio.

—Parece ser—dijo Lucius algo molesto—que mi hijo ha decidido irse con una mujer a su habitación, ya todos sabemos por cual razón así que la obviare. Ahora mi hija dirá unas palabras—dijo ayudando a Lucy a levantarse de las piernas del hombre que estaba besando.

—Buenas noches a todos—dijo ella muy contenta— Espero que estén disfrutando de la noche y puedo ver que unos disfrutan más que otros—dijo ella viendo a una pareja que técnicamente estaba teniendo sexo en la silla, al ver esto se acomodaron de nuevo en sus asientos fingiendo que no pasaba nada.

Doménico y yo hicimos cara de apenados porque esa no era una imagen muy agradable a nuestro parecer.

—En fin, muchas gracias por acompañarme esta noche, sé que tuve que obligarlos pero gracias—dijo ella burlona—Todos han notado que he estado muy estresada esta última semana y creo que es momento de decirles porque…

Me quedé sorprendida porque no pensé que ella fuera a decirlo algún día pero ahora lo diría ante todos, se notaba que todos querían saber y ella adoraba el poder que tenía sobre ellos dando una larga pausa para que el suspenso durara.

—Bueno hace unos días murió una persona que estaba en lo que unos acostumbran a llamar “purgatorio” pero esa persona hizo algo terrible que yo considero que debe ser castigado no importa si fue un accidente o fue con una gran intención lo malo es malo, así que ahora después de mucho discutir logré que terminara aquí, así que mañana nuestra querida Charlotte—dijo ella señalándome y se acercó a mí—por favor levántate—me dijo mientras me sujetaba por el brazo.

Yo no sabía si lo que iba a decir era bueno o malo, pero sospechaba que algo tramaba o que me iba a hacer algo así que me asusté un poco cuando tomó mi mano.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora