Cap. #34

171 11 1
                                    

Totalmente agotados, ambos maestros recuperaban el alimento. Ciertamente su trabajo no había acabado en la mansión: Primero perseguir a los ghouls que habían escapado para evitar que escaparan a la ciudad e iniciaran un desastre. Yna vez acabaran con eso, hallar el lugar de donde sea que habían salido y cerrarlo antes de que más espectros pudiesen atravesarlo.

— En este momento de mi vida estoy pensando seriamente en retirarme — Bromeó Kottan respirando agitado y dejándose caer al suelo de espaldas.

— No es momento para bromas imbécil — Lo regañó su colega con un tono frustrado — Esto es justo lo que no que me temía que pasara.

— ¿Hablas de lo de las niñas? Ambos sabiamos que llegaría el momento de contarles

— no pareces preocupado — Le reprochó el pelinegro sentándose a su lado, a lo que él suspiro profundo.

— No es que no me preocupe, pero ya estoy cansado de huir del pasado. Creo que todo será  más fácil una vez que a se enteren — Sus ojos se sentaron en Kannon quien mantenía la mirada en la lejanía, la extensa lejanía de la  memoria. 

  — Jamás pensé que me acostumbraría a huir de algo — Tomo una pausa— Ahora que ha pasado tanto tiempo, será difícil revivirlo— Tras eso el peliblanco le dio un amistoso golpe en el hombre como diciendo "Esta bien"

  •| ⊱✿⊰ |•  

La mañana siguiente en la mansión. La luz del día entraba sin contemplaciones abriéndose paso entre las cortinas, molestando a la castaña que aun dormía, metiéndose entre en sus párpados y haciéndola despertar. Perezosamente se reincorporo en la cama y miro a su al rededor, por un momento no supo en donde se encontraba hasta que la puerta se abrió lento, y la rubia entro a la habitación.

— Oh, que bien que despertaste —  Dijo dulcemente sentándose a su lado en la provincia la de la cama.

— ¿Que pasó? Después de la pelea no recuerdo nada — Dijo mientras acariciaba su nuca.

— Es una larga historia. Mientras tanto ¿Que te parece si bajamos a desayunar? — La castaña asintió con la cabeza animada.

— Leiste mi mente — Antes de bajar tuvo que cambiar su ropa con algo que le prestó Yui. Los pasillos eran bastante grandes, pero a pesar de que el sol cálido de la mañana los iluminaran, soltaban una fría sensación, como si no tuviesen más que ofrecer que los residuos de tristes y hasta dolorosos recuerdos. Eso le recordó que debía hablar algo con Yui.

— Por cierto, antes no se había presentado la oportunidad de decirlo... ¿¡Vampiros. En serio!? — Dijo con tono exagerado señalando con su brazo hacia adelante, luego puso sus dedos sobre sus ojos — Explícame cómo diablos terminaste viviendo con vampiro y lo más importante ¿¡Porque no me dijiste nada antes!?

— ¿Y que se supone que debería haber dicho? — Replicó.

No los sé ve"Oye Hikari, estoy viviendo con seis mosquitos sobredesarrollados, espero que no importe"  O algo así — Bromeó intentando imitar la voz de Yui, de una manera muy cómica. Entonces ambas comenzaron a reír, hasta que Hikari se detuvo en seco al notar la pequeña venda en el cuello, recordando así como aquel pelirrojo encajaba los dientes en su hermana, entonces apretó un poco los puños.

— Y... ¿Ellos hacen eso muy seguido? — Preguntó ahora más seria y Yui avergonzada cubrió la venda con su cabello e intento dar una respuesta, pero de su boca no salieron más que balbuceos esforzándose por ser palabras completas, ya Hikari no necesitaba escuchar nada más. Ahora comprendía que los espectros  no eran de lo único que debía cuidar a su hermana ¿Cuanto tiempo había estado viviendo con estos tipos? ¿Desde cuándo había tenido que soportar que le hicieran daño? No quería ni siquiera imaginarlo, debía ser inteligente para tratar con ellos y lastimosamente eso implicaba evitar sacarles los dientes a golpes, por más que quisiera hacerlo. El desayuno fue agradable, solo ambas charlando en un momento cálido y de paz.

— así que será hoy... — Dijo reflexionando.

— Si. Hoy sabremos toda la verdad — Respondió de la misma manera, eso es lo que había esperado tanto tiempo, pero ahora que estaban a punto de conseguirlo se sentía extraño: Una mezcla entre ansias y temor. Sea lo que sea que estubieron ocultando, sería la verdadera respuesta de todo, su pasado, sus padres, el por qué no sus vidas peligravan ¿Tal vez... Sería demasiado? Al parecer ambas pensaban lo mismo, sus gestos lo decían todo — ¿Tú crees que estamos listas? — Pregunto la rubia.

— Quien lo estaría — dijo con una callada y ansiosa risita — Pero después de todo lo que hemos pasado, creo que sí — el rostro de Yui aún no parecía convencido, más bien parecía preocuparse más — Oye, estamos juntas en esto Yui. Sea lo sea que pase — intentó tranquilizarla tomando sus manos. Ambas compartieron una cálida sonrisa y se envolvieron la una a la otra en un abrazo.

— Aaaaw pero que bonita escena — ambas voltearon encontrándose con los trillizos, el que había hablado era Laito — Cielos, son idénticas. Me pregunto si tambien saben igual — Dijo con picardía y malicia.

— Chicos — Ambas se levantaron, dejando que los tres pálidos chicos se acercaran. Hikari sin quitarle la vista de encima a Ayato, con antipatía y arqueando una ceja. Como si fuese el peor pedazo de basura, cruzada de brazos en una postura a la defensiva, crispada como un gato arisco quedando entre ellos y su hermana.

— Uh~ Pretenciosa. Exitante — al oírlo la castaña todo los ojos.

— Bájale a tus hormonas ¿Si? — Ladró.

— ¿Quien te crees? — Se quejó Ayato, impresionado por el lenguaje corporal rudo de parte de la chica.

— Nadie a quien tú puedas intimidar— Aclaró pinchando con el dedo el pecho del chico tres veces con algo de fuerza.

— A mí nadie me habla así, menos un humano insignificante con tú.

— Pues llegó quien lo haga. Y más importante aún, quien protegerá a Yui de sus colmillos chupa sangre en lo último le dió un leve empujón, eso no le dió gracia a ninguno de los tres — Ahora, si nos disculpamos nosotras nos retiramos. Hoy será un día difícil no queremos más molestias — Completo, con una diva actitud girando sobre sus talones mientras sacudía su cabello. Entonces junto a su hermana ambas salieron del comedor. 

La tarde paso veloz y el sol comenzó a esconderse. El viento soplaba avecinando cambios, cambios para todos, importantes e inesperados, cambios que cambiarían para siempre el rumbo de sus vidas, para bien o para mal. Las primeras estrellas se asomaron en el cielo, entonces una luz intensa iluminó todo el jardín reuniendo a los hermanos y a las chicas. Ambos maestros salieron del portal, recibiendo en silencio a todos. Había llegado el momento.

— ¿Vamos? — Pregunto Hikari ofreciéndole su mano a Yui, quien la tomó con firmeza.

— Vamos.

¿¡Hermanas!? ♦❇Yui Komori❇♦ Una Nueva AmenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora