Maratón 7/10
Charly:
Estuve toda la maldita tarde en busca del mismo coche, ya es de noche y debo volver a casa a descansar un poco, siento el cuerpo muy cansado, pasaron muchas cosas para una tarde.
Llego a casa, meto el coche en el garaje y entro a la casa, voy directo a la cocina, doy unos pasos de más y abro la nevera en busca de algo para comer y lo único que encuentro es una petaca de tequila.
Suspiro pesadamente y sigo con la mirada fija en esa botella de mierda que tengo frente a mis ojos.
El cuerpo me tiembla y comienzo a sudar de la desesperación, siento que la necesito de forma exagerada. La tomo con ambas manos y empiezan a caer lágrimas de mis ojos al saber que mi cuerpo y mis deseos me dominan en este momento.
Destapo la botella y el aroma que desprende este licor me hace temblar, coloco el pico de la botella en mis labios y la sujeto de una forma en la cual el líquido comienza a descender por mis papilas gustativas, su sabor me trae recuerdos, horribles recuerdos.
Mi hermana amarrada a su propia cama, con las piernas abiertas, mi padre siendo culpable de sus lágrimas, de su desgracia, de sus miedos, nunca fue una niña feliz y es gracias a él. La recuerdo sonriendo siempre, pero con miedo a quedarse sola, nunca entendimos porque, creíamos que era porque todavía era una nena, era mi nena, mi hermanita, debía protegerla y culpa de esta mierda que estoy consumiendo ahora ya no está conmigo, no está con nosotros, ni siquiera está en este maldito mundo lleno de tanta mierda.
Mientras el líquido baja por mi garganta y mis lágrimas ruedan por toda mi cara recuerdo a mi mujer, recuerdo a Jess, la recuerdo de mi mano, cuidando de mí, de mis miedos. Luego la recuerdo llorando a escondidas por mi culpa, la recuerdo con una sonrisa falsa, pero a mi lado, tengo presente su cara pálida y sus ojeras por el desvelo que yo le provocaba, la recuerdo con miedo a que estando en el estado en que me encontraba llegue a lastimarla, no sería capaz de hacerle daño y se fue sin saberlo.
Mientras le doy un último sorbo al tequila pienso en Cooper y me pregunto ¿Esto quiero para ella? ¿Qué sufra por mi culpa? Por lo débil que soy... No, no quiero...
Termino de beber toda la botella y luego la tiro contra una pared.
- ¡Maldita sea! – Grito mientras mis lágrimas no dejan de caer al suelo -¡Todo esto es mi culpa! – Vuelvo a gritar mientras me levanto del suelo – No quiero esto para mí – Golpeo la pared y ahogo un gemido de dolor – Ya no quiero esto – Digo soltando todo lo que llevo guardado dentro de mi desde hace ya mucho tiempo y sigo dándole golpes a la pared hasta hacer que mis nudillos sangren.
Me canso de golpear la pared y el tequila comienza a dar efecto, me tambaleo hasta llegar a mi habitación, me siento en la cama y abro uno de mis cajones en busca de unas vendas para envolver mis nudillos. Después de terminar de vendar mis manos levanto la mirada y me encuentro con un espejo grande que no había visto antes, me levanto de la cama y me paro frente a él. Observo detenidamente mis rasgos y empiezo a reír.
- Tenías razón Jess – Digo recordando la última vez que estuvo conmigo – Tenias toda la razón – Mis manos comienzan a temblar al querer romper el espejo – Soy igual a el – Digo perdiendo la cordura – Soy la misma mierda que él y no puedo ocultarlo – Digo tirándome el pelo para atrás y soltando una carcajada – Carajo Jess, tenías toda la razón de dejarme por otro imbécil – Grito recordando sus últimas palabras.
[...]
Desperté con una horrible jaqueca y un dolor horrible dolor en los nudillos, me encontré en el suelo, frente al espejo, al mirar mis manos recordé todo lo que paso anoche.
Me dirigí a mi cama y encontré mi celular en la cómoda, lo desbloqueo y me encuentro con 30 llamadas perdidas del Señor Cooper.
Carajo.
Le marco rápidamente y contesta de inmediato.
- ¡Wilson! – Dice con un tono de desesperación.
- Señor Cooper – Respondo con el mismo tono - ¿Sucede algo con su hija? – Pregunto sin rodeos y con el corazón en la boca, como diría mi madre.
- Necesito que hagas algo por mí – Dice sin responder mi pregunta – Necesito que me cubras y que llames a más hombres como vos – Dice sin rodeos,
- ¿Hombres como yo? – Pregunto dudoso.
- Si, que trabajen como vos – Responde –Sean Guarda espaldas – Agrega para ser más claros.
- Está bien – Respondo.
- Te veo en mi casa en una hora – Me ordena y cuelga.
[Mientras tanto en casa de Samantha]
James Wilson:
- Te vez hermosa estando amarrada – Le digo al oído mientras me alejo lentamente y la escucho gimotear del dolor.
Ella se encuentra amarrada a una silla del comedor de la casa, mis hombres consiguieron atarla por mí.
- ¿Qué quieres James? – Pregunta totalmente cabreada.
- Es simple, vengo en busca de mi dinero – Respondo tratando de recordar donde está la caja fuerte que tengo desde mucho antes que Charly sea parte de nuestras vidas.
- ¿Para que la quieres? – Pregunta - ¿En qué problemas te metiste? – Pregunta Samantha tratando de escapar de los nudos que tiene la soga que la amarra, pero le es imposible.
- Resulta que mi vida corre riesgo si no pago una cuentas que tengo pendiente – Respondo a su pregunta de forma sarcástica.
- Pero es mucho dinero – Reclama Sam - ¿Qué hiciste? – Pregunta de un solo grito.
- Apuestas mujer – Respondo cansado de sus preguntas mientras busco con la mirada la maldita caja fuerte.
Cuando la tengo en la mira me burlo de lo ingeniosa que es mi mujer, está escondida detrás de unas masetas que tiene arriba de la nevera. Arrojo las plantas al suelo y saco la caja fuerte para colocarlo en la mesa y así sacar mi dinero, pongo la clave que esta tatuada en mi brazo izquierdo "4161", saco el dinero, lo cuento para ver si es justo lo que necesito y así es., al conseguir lo que busco, de todo como esta, no me importa el desorden estos momentos. Salgo de la habitación y antes de salir.
- Adiós preciosa – Me despido – Espero que algún día te mejores – Digo sarcásticamente – Mejor dicho – Hago una pausa y continuo – Espero que algún día tengas el valor de decirle a tu hijo que te estas muriendo – Agrego y me retiro.
- ¡Maldito hijo de puta! – Grita desde su lugar.
Al salir por completo de la casa y entrar al coche Adam pregunta inocentemente
- ¿Vamos a dejarla atada a la silla? – Sonrió por su inocencia y le indique una señal para que siga conduciendo.
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#MiGuardaespaldas [TERMINADA]
RandomEl era un guardia que tomaba muy en serio su trabajo y ella era solo una adolescente en busca de una nueva aventura.