54. Tú me haces diferente simplemente con el solo hecho de existir

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POV ALFRED

-Ni que hubieras visto un fantasma-digo con una sonrisa mirándola allí tirada en el suelo. Y entonces se levanta rápidamente y salta colgándose de mi cuello mientras yo la giro dando vueltas y vueltas hasta que acabo mareado y casi tirándonos a los dos al suelo.

-Alfreeed-dice quejándose mientras se separa de mí, pero solo unos segundos hasta que se da cuenta de que estoy aquí que esto es real, y entonces vuelve a abrazarse con fuerza a mí, casi sin dejarme respirar, pero me daba igual, la tenía entre mis brazos y eso era lo importante.

Había tenido muchas dudas sobre venir o no, Ángela y Ángel, sobre todo, habían insistido mucho en que viniera, pero yo no quería interrumpir sus primeros días fuera, no quería meterme en este momento que tenía que pasar con su familia y sus amigos, pero ahora, viendo su reacción, me alegraba de haberme decidido a venir.

Siento como deja besos por toda mi cara, mis labios, mi cuello, como una loca sacándome una sonrisa.

- ¿Qué haces aquí? -dice de repente mirándome, pero no me deja contestarle cuando ya está otra vez colgada de mi cuello.

Sonrió mientras dejo suaves besos en su cuello y me pierdo en su olor y en este abrazo que tanto había extrañado.

-Te echaba de menos-digo poniendo morritos.

-Oh...que mono, yo también te he echado de menos-dice sonriéndome antes de besarme, pero esta vez no era un beso lento y tierno, era un beso cargado de pasión, un beso que si no es porque nos interrumpen hubiera llevado a mucho, pero mucho más.

-Chicos, hace frío fuera, será mejor que paséis dentro-dice Javiera con una sonrisa y veo como Amaix se sonroja y la agarro de la mano tirando de ella hacia el interior de la casa.

Charlamos un buen rato, sobre todo sobre ella. Sus padres y su abuela me cuentan miles de historias de ella de pequeña y yo no puedo disfrutar más mientras ella no deja de relatar en contra de sus padres por contarme cosas que la avergüenza, aunque yo no siento que deba hacerlo.

Nos despedimos para irnos a dormir, y pensaba que iban a darme una habitación solo para mí y que Amaia dormiría con su hermana, pero me sorprende que vean con tanta normalidad que duerma con su hija, supongo que no será complicado averiguar que es algo que ha pasado durante casi tres meses, no podía dormir sin ella a mi lado, de ahí que desde que saliera de la academia no haya podido dormir casi nada.

Se va al baño y cuando regresa ya tiene su pijama puesto, yo empiezo a ponerme mi pijama cambiándome delante de ella, pero me sorprende que en todo momento intenta apartar la mirada de mí.

-No vas a ver nada que no hayas visto antes-digo picándola y veo como se mete en la cama y se tapa haciéndose la enfadada. Me termino de poner rápidamente el pijama y me meto a su lado en la cama.

-No te enfades bebé-digo con voz de bebé y veo como una sonrisa aparece en su cara mientras se acerca a mí y se aprieta con fuerza.

Paso mis manos por su cintura metiéndola por dentro de su camiseta acariciando su piel haciéndola suspirar.

-Alfreeed-dice removiéndose.

- ¿Qué?

-Mis padres están ahí al lado-dice separándose pero yo vuelvo al ataque besando su cuello y pasando mi mano por su estómago mientras no dejo de acariciarla y la veo cerrar los ojos mientras suelta un montón de aire. -O te portas bien o te echo a patadas-dice sonrojada por lo que mis caricias le están provocando y una sonrisa de suficiencia aparece en mi cara mientras sigo con mi acaricias hasta que de repente ella me empuja lejos y se coloca dándome la espalda.

Bajo las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora