Capítulo 19.

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Entrelacé mis dedos sobre mi falda y respiré profundamente. Estaba nerviosa, no entendía exactamente por qué, ya que mi padre nunca me había exigido nada. Supongo que era solo impaciencia por ver su reacción ante las calificaciones más altas que había tenido alguna vez.

Sus dedos se deslizaron por el borde de la planilla de calificaciones y sus ojos se posaron en mí. Dejó la hoja de cartón sobre la mesa entre nosotros y me observó un momento. Alcé las cejas, queriendo solo que dijera algo al respecto, cualquier cosa.

Respiró profundamente. Su rostro serio se transformó de a poco en una amplia sonrisa, aunque se esforzó al principio por ocultarla, luego simplemente no pudo hacerlo más.

-¡Esa es mi niña!- exclamó riendo, levantándose de su asiento con los brazos abiertos. Sin perder un solo momento me levanté también y lo abracé. Sus fuertes brazos me envolvieron, alzándome en el aire. No pude evitar gritar un poco, aunque sabía que él nunca me dejaría caer. Solo era sorpresa y alegría por su reacción. -¡Sabía que podías hacer esto, cielo, ¡lo sabía!- dijo bajándome al suelo y tomándome de los hombros. -Estoy muy orgulloso de ti.- sonrió antes de besar mi frente.

-¿Lo estás?- pregunté sin poder dejar de sonreír.

-Por supuesto que lo estoy.- exclamó. Volvió a sentarse en su lugar y yo hice lo mismo. -No solo has llevado esta situación de una manera madura, sino que también te has esforzado y colaborado. Si me pidieras que te lleve de regreso a Nueva York hoy, lo haría.- dijo cruzando una pierna sobre la otra y tomando su taza llena de café.

-Espera... ¿lo dices en serio?- pregunté sorprendida.

-¿Quieres hacerlo?- preguntó él.

Lo pensé un momento. Si me hubiera dicho esto mismo unos meses atrás, no habría dudado un solo segundo en irme con él, pero luego de aquellas vacaciones en Nueva York, tenía buenos motivos para no querer regresar. Al menos no aún.

-Creo que... quiero terminar este año escolar aquí, papá.- sonreí.

-Entonces quédate, pero mi oferta seguirá en pie. Realmente te extraño en Nueva York, mi cielo. Hace unas semanas estuve en casa y fue realmente raro no oír tu voz cantando desde el balcón o tus regaños durante la cena, diciéndome que no debería comer carne o agregar tanta sal.- rió. Yo sonreí. -Pero quiero que estés feliz. ¿Lo estás aquí?- preguntó tomando mi mano.

-Sí, papá...- dije sinceramente. Nunca creí que me escucharía a mí misma diciendo algo como eso de Lightwater alguna vez, pero allí estaba. -Creo que este es mi lugar... al menos por este año.- murmuré. -El próximo año... estaré en la Universidad de Nueva York probablemente ya no tendré tiempo libre porque estaré muy ocupada siendo la mejor de mi promoción, así que quiero disfrutar mi tiempo aquí.- dije alardeando y gesticulando con las manos. Él me observó confundido, lo que me hizo reír. -Escucha... hay... un profesor aquí que me habló de los exámenes de equivalencias. Dijo que podía ayudarme a prepararlos y que podría terminarlos antes de que acabe el semestre. Por mis calificaciones, no tuvieron objeción en aprobar el permiso así que voy a comenzarlos pronto, y podré graduarme en primavera.

Él me observó atónito. No dijo nada por un momento, lo que me hizo sentir algo tonta allí sonriendo satisfecha por mis logros.

-Maddie... eso... eso es impresionante.- dijo en voz baja. Su sonrisa se extendió en su rostro. -¿Qué hiciste con mi hija? ¿Dónde está ella, eh?- preguntó acariciando mi mano sin dejar de sonreír. Yo solo reí suavemente. -Realmente no esperaba tantas sorpresas, hija. Apenas salga de aquí llamaré a tus hermanos y se los diré, van a estar igual de sorprendidos que yo. ¡Voy a contárselo a todo el mundo!- dijo riendo. Yo no podía dejar de sonreír. Me sentía tan bien; por primera vez sentía que él realmente estaba orgulloso y era una sensación que no quería dejar de sentir nunca más.

Best Mistake {h.s.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora