Best Mistake {h.s.}

Capítulo 21.

El fin de semana pasó rápidamente. Catt estaba enferma y había dormido realmente mal, por lo que durmió hasta el mediodía el sábado.

Me la pasé en la habitación de Lucy y Rachel, aunque nos turnamos para ir a ver a Catt varias veces al día, para ver cómo seguía y si necesitaba algo. No quería molestarla y estaba haciendo lo posible por no contagiarme de su gripe, pero sabía que al final sería inevitable. Solo lo estaba alargando lo más posible.

No había visto a Ben, pero tenía noticias de él gracias a que era el nuevo compañero de habitación de Andy. Él había intentado hablar con él, pero no había conseguido mucha información. Al parecer Ben no quería hablar.

Nos sorprendió a todos que se cambiara de cuarto luego de tantos meses de haber comenzado las clases. Él y Christopher Chad eran compañeros antes, además de ser mejores amigos. Todas esperábamos que Andy pudiera tener nuevas noticias pronto, pero yo lo necesitaba especialmente. Aún me sentía mal por él, sinceramente culpable, y pensaba hablar con él pronto, pero obviamente quería un tiempo solo y sin ser molestado.

Tampoco había visto a Harry, solo nos habíamos enviado textos todo el fin de semana, lo que realmente me encantaba. Pensar que él estaba con sus amigos o mirando una película o leyendo, e interrumpía todo eso para escribirme, me hacía sentir esas estúpidas mariposas en el estómago una y otra vez.

Era lunes. Catt estaba de vuelta entre los vivos y comía incluso más de lo que normalmente hacía con la excusa de que se había alimentado pobremente mientras estuvo enferma. El desayuno pasó entre risas y bromas, como siempre, solo que esta mañana yo también me sentía igual de animada que ellas. No creí que fuera posible, pero lo estaba. Me negaba a atribuirle mi buen humor a Harry y la próxima clase de Historia Universal, porque lo nuestro seguía siendo algo no-oficial y no era esa clase de chica, no, yo era independiente y completamente feminista, pero aún así no podía dejar de admitir que él tenía mucho que ver.

La clase de Historia Universal fue tranquila al igual que siempre, aunque sentía que algo entre nosotros había cambiado. Esperaba que solo nosotros pudiéramos notarlo, porque de otro modo habríamos estado en problemas, pero me encantaba sentirlo.

Él me miró en contadas ocasiones, como siempre, y ahora yo comprendía que eso no podría cambiar dentro del salón. Estaba bien con eso. Además me gustaba poder apreciarlo tranquila mientras él hablaba sobre el frente occidental en la Primera Guerra Mundial. En realidad me gustaba su camisa, y solo en él me habría gustado porque el diseño era horrible. Me gustaba cómo sus manos se movían mientras hablaba, o cómo las entrelazaba detrás de su espalda para pasearse por el salón. Me gustaban sus anillos y los brazaletes de cuero que llevaba en las muñecas, me gustaba cómo contrastaba esa cadena plateada con la piel de su cuello, y cómo el metal se ocultaba tras la tela de la fea camisa. Me gustaba la manera en que arreglaba su cabello hacia atrás para las clases, aunque también me gustaba cómo lucía el jueves en la noche, con mechones rizados cayendo a los lados de su rostro y meciéndose al viento mientras patinábamos, haciéndolo lucir mucho más como un chico de solo veinte años. Me gustaba todo de él, y estaba mal, pero incluso eso me gustaba.

La campana sonó y guardé mis cosas dentro de mi bolso. Me alejé hacia la puerta junto a Catt, ella hablándome sobre el nuevo diseño del banner principal de la página web de la escuela y lo molesta que estaba porque no hubieran escogido el suyo, y yo fingiendo escucharla, aunque prestando más atención a las palabras de Harry hacia Thomas Grill, uno de mis compañeros de clase, que le preguntaba sobre el último ensayo que nos había dejado.

-Señorita Alexander.- escuché su voz desde el frente del salón, y sentí que la tensión abandonaba mi cuerpo. Me volteé y lo vi extendiendo la mano hacia mí mientras Thomas seguía señalando partes de su hoja. Ahora estaba demasiado lejos como para escuchar su conversación con claridad.