Capítulo 28.

172 12 1
                                    

-Estás loca.- dijo Catt sentándose en el borde de su cama.

-Tal vez lo esté, pero Margareth está incluso más loca que yo.- dije mientras buscaba en mi armario mi sudadera negra. Cuando la encontré me la puse encima de la camiseta. Ahora estaba vestida de manera adecuada para llevar a cabo un plan de venganza, y seguía luciendo genial. El negro me quedaba de maravilla. Sonreí a mi reflejo mientras recogía todo mi cabello y lo ataba en una coleta alta.

Observé a Catt a través del espejo. Su piel lucía incluso más pálida con aquella chaqueta deportiva negra y ese gorro negro sobre su cabello. Le sonreí, pero ella no me devolvió la sonrisa. Aunque había aprendido a dejar de preocuparse tanto por mantener intacta su conducta de chica ejemplar, aún no le gustaba la idea de salir de la habitación y entrar a la escuela luego del horario de toque de queda, pero la había convencido de hacerlo de todos modos. Era una gran influencia para mis amigas. Una gran y muy mala influencia.

-¿Estás lista?- pregunté metiéndome a la cama. Ella asintió e hizo lo mismo.

Apagamos las luces y nos quedamos en silencio hasta que vimos los pasos de la supervisora pasar frente al cuarto a través del pequeño espacio entre el suelo y la puerta. Luego la oímos bajar las escaleras. Esperamos unos minutos más para asegurarnos que habría bajado hasta el primer piso y salimos de la habitación. Subimos hasta la terraza y bajamos por las escaleras de incendio. Corrimos esquivando los reflectores, justo como en una película de espías, y llegamos a la parte trasera del edificio escuela sin ser encontradas.

-Andy está viniendo.- me informó Catt observando su celular despreocupadamente.

-Bien, ahora apaga eso, nos van a encontrar.- dije en voz baja cubriendo la pantalla con la mano para que la luz no fuera visible a lo lejos. Ella metió el teléfono en su bolsillo y esperamos.

Pocos minutos después, vimos una figura oscura moviéndose en la oscuridad. Sólo para nuestros ojos ya acostumbrados a la oscuridad era visible, para ninguno de los inspectores o guardias o supervisores lo sería, por lo que estábamos tranquilas.

-Hola, hola.- dijo Andy en voz baja con una gran sonrisa. Sus manos estaban enganchadas en las correas de la mochila que cargaba sobre la espalda. -Traje compañía.

-¿Qué?- preguntamos las dos al unísono antes de que él se moviera y nos dejará ver a Ben parado justo detrás de él.

-Wow... Vaya sorpresa.- dije con una sonrisa. Él sonrió también, aunque de manera tímida. -Bueno, supongo que nos vendrá bien un poco más de ayuda. Gracias por venir, Ben.- dije apoyando mi mano sobre su brazo un momento.

-¿Están listas para la acción, perras?- preguntó Andy observándonos con los ojos entrecerrado y una sonrisa maliciosa en los labios. -Bueno...- murmuró mirando a su compañero de habitación. -Perras y Ben.- le sonrió.

-Yo estoy muy lista.- dije segura. -Será mejor que entremos de una vez.

Todos asintieron y caminamos en fila contra la pared hacia la ventana que daba al salón de la señorita Dowers. Estaba en la planta baja, por lo que abrimos la ventana sin problemas y trepamos la pared hasta poder entrar. Yo fui la primera, luego subió Andy, luego Ben y por último Catt.

-Muy bien, cerebrito: es tu turno.- dijo Catt sentándose en uno de esos tontos sillones inflables que Dowers tanto adoraba usar en la hora de lectura.

Andy se quitó la mochila y la dejó sobre la mesa del centro. La abrió y sacó un montón de cables y aparatejos que yo no reconocía.

-Bien, instalaremos esto... allá arriba.- dijo observando la habitación y finalmente encontrando el lugar perfecto justo encima de una estantería.

Best Mistake {h.s.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora