Capítulo 20.

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Entré a la clase de Biología sola ese viernes luego del almuerzo, ya que Catt estaba realmente enferma. La doctora de la escuela le había dicho que era una simple gripe, pero que fue repentina debido a que estaba bajo mucho estrés. Era lógico, nos habíamos quedado despiertas las dos últimas noches antes del examen de matemática estudiando; si reprobaba otra vez eso afectaría su nota final y probablemente reprobaría toda la asignatura. Habían sido días estresantes, para ella especialmente, porque yo tenía a Harry y me era imposible sentirme estresada luego de nuestra última cita el día anterior.

La cosa era que ese día Catt no asistiría a clases y se quedaría en cama, al igual que el resto del fin de semana.

Estaría sola ese día en las clases, pero realmente no me importaba. Estaba demasiado feliz. Ya ni siquiera pensar en Chester y en lo herido que estaría si se enteraba de lo que estaba pasándome con Harry me hacía sentir mal. Era terrible, por supuesto, pero no me importaba. Estaba siendo la persona más egoísta del mundo, pero tampoco me importaba.

En el salón había algunas personas, pero mi lugar al frente estaba vacío. Perfecto. Caminé hasta allá y me senté. La campana sonó pocos momentos después y todos entraron al salón. El lugar que Catt siempre ocupaba junto a mí quedó vacío hasta que la profesora entró a la clase.

-Buenos días.- dijo caminando a su escritorio con una taza de té en la mano y varios libros en la otra. Dejó todo sobre la mesa y repartió una hoja de actividades a cada uno. Dejó una en el pupitre vacío a mi lado también.

-Uhm... señorita Harper, no hay nadie junto a mí hoy.- dije tomando la hoja y devolviéndosela.

-Oh, es para Benjamin. Sus padres vinieron a verlo, entrará unos minutos más tarde.- dijo. Asentí y dejé la hoja nuevamente en el lugar vacío.

No había visto a Ben desde el día anterior. Cuando volví con Harry era demasiado tarde así que solo fui a mi habitación. Catt estaba segura que había hecho el examen bien, pero dijo que cuando terminó y salió del salón, Ben se quedó adentro y no lo vio durante la cena, así que no sabía cómo le había ido a él.

Comencé con la tarea y el tiempo pasó rápidamente.

Casi treinta minutos habían pasado cuando Ben entró al salón. Terminaba de leer un texto que realmente me había costado trabajo entender al principio así que no lo observé. De todos modos, no habían más lugares vacíos que el que estaba a mi lado, así que tendría que sentarse ahí y podríamos hablar. Él pasó a mi lado hacia el escritorio de Harper y le entregó el pase de cartón que usábamos cuando estábamos autorizados a entrar tarde a clases.

-Gracias, Benjamin. ¿Cómo están tus padres? Hicieron un viaje largo.- comentó la profesora mientras él caminaba hacia el pupitre libre.

-Sí, ellos...- dijo en voz baja. -Están bien. Gracias.- agregó tomando la hoja de actividades entre sus manos rápidamente. Sacó un lápiz y comenzó a garabatear los bordes.

Lo observé un momento. No se veía exactamente feliz.

Suspiró y se hundió en su lugar, sus ojos clavados en la madera. Sabía que lo estaba mirando.

Estiré una mano hacia su brazo. Él alzó la mirada hacia mí. Definitivamente no estaba feliz.

-¿Qué sucede?- pregunté en voz baja, no había mucho bullicio en el salón y no quería que todos escucharan nuestra conversación. A él todavía no se le hacía del todo cómodo hablar conmigo: yo era una marginada social y él no.

Volvió a suspirar.

-Mis padres y mi hermano decidieron que era un gran día para recordarme todo lo que hago mal... todos juntos.- sonrió secamente. Los suspiros parecían escaparse de sus labios sin que él pudiera impedirlo. Entendía perfectamente cómo se sentía eso; diablos, sí que lo entendía. -Ni siquiera sé para qué vinieron. Sé que soy una decepción para todos, no tienen por qué recordármelo constantemente.- resopló con el dedo sobre la punta del lápiz, que ahora dejaba tras él un fino trazo de grafito negro sobre la madera.

-Oh...- fue todo lo que salió de mis labios. Sabía cómo se sentía, pero aún así no tenía nada que decirle. Apenas lo conocía y habíamos estado realmente distanciados ese último tiempo. -¿Tú les... ¿Tú les hablaste del examen de ayer?- pregunté insegura. -Con esa calificación podrás darles una gran satisfacción, estarán felices, no te preocupes.- intenté sonreír. Él no dijo nada, su mirada volvió a clavarse en la mesa. -Ben...

-Voy a reprobar ese maldito examen... también.- murmuró.

-¿Qué?- pregunté sorprendida. -¿Por qué? No lo entiendo, Ben, estabas realmente preparado para obtener una buena calificación. ¿Qué sucedió?- pregunté. Solo después de haber terminado noté que realmente estaba hablando muy rápido y que no había tenido demasiado tacto.

-Ya lo sé.- dijo fríamente. -Solo... supongo que realmente tengo un problema, eh.- dijo sin mirarme.

-No, no quise decir eso, Ben.- intenté excusarme. -Lo siento, es solo que no comprendo...

-Está bien, no comprendes hasta qué punto puede llegar mi torpeza. Lamento haberte decepcionado también, Maddison.- dijo acomodándose en su asiento otra vez para terminar con las actividades de su hoja.

-No, Ben.- susurré.

-Ya déjalo.- murmuró distraído.

-Aún podemos estudiar para el próximo examen.- propuse intentando alivianar la conversación. -Tal vez si reúnes algunos créditos extra podrás...

-Olvídalo.- rió sin gracia. -Ya no voy a intentarlo más. No sirvo para esto. Para nada de esto.- dijo alzando la voz un poco más. La profesora alzó la vista al oírlo pero no dijo nada, solo nos observó. Tengo la sospecha de que escuchó toda la conversación.

-Está bien, Ben.- susurré tomando su mano, intentando tranquilizarlo antes de que la situación empeorara.

-¡No, maldita sea, no está bien!- exclamó, ahora llamando la atención de toda la clase. -Soy un maldito inútil, nada de lo que hago está bien. ¿¡Qué puede estar bien sobre eso!?- preguntó, sus ojos brillando en lágrimas y sus mejillas tornándose más rosadas. No respondí, estaba algo impactada por su reacción, pero en realidad era más porque no sabía qué más podía decirle. Él sonrió sarcástico y jadeó. -Eso pensé.

Todo el salón guardó silencio. La profesora Harper se quitó los anteojos y los dejó frente a ella, suspirando.

-Benjamin...- dijo tranquilamente. Él alzó la vista un poco. Seguía inhalando y exhalando audiblemente, su pecho subía y bajaba, realmente estaba afectado. -Si necesitas un momento, puedes salir del salón.- agregó, aún tranquila y calmada.

Él no dijo ni hizo nada por un segundo, pero luego se levantó y caminó rápidamente hacia la puerta, al fondo del salón. La abrió y desapareció tras ella.

-Bien...- dijo Harper en voz baja. -No hay nada que ver aquí, jóvenes. Continúen con sus tareas.

De a poco, las voces murmurantes comenzaron a oírse otra vez en el salón. Escuché algunas risas, porque nunca pueden faltar los estúpidos que se burlan de alguien que se comporta como Ben unos minutos atrás. Me molestó escucharlos comentar, deberían solo haberse callado, y estuve a punto de decírselos, pero entonces escuché que alguien dijo en voz alta y con una voz fingida para que así no pudiéramos saber quién era "Eso es lo que pasa cuando pasas demasiado tiempo con la transtornada americana", y luego todo el grupo del fondo rió, incluso también algunos de los nerds que siempre estaban en silencio y Margareth, que en realidad era una de ellos en el salón de clases.

Observé a la profesora, me miró con una expresión de lástima y comprensión, pero más lástima que comprensión. Bajé la mirada y seguí con mi tarea. No me importaba pero me molestaba que no tuvieran nada más en lo que pensar más que yo y mis problemas.

-Silencio, todos. No quiero escuchar una sola voz más.- dijo Harper en voz alta y firme.

Todos guardaron silencio por el resto de la clase.

Ben no volvió a entrar.

Best Mistake {h.s.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora