El campo de Lightwater amaneció cubierto por un manto blanco de nieve, y durante el resto del día no hizo más que renovarse constantemente. Aunque el establo era un gran lugar de reflexión, el frío de Enero y el tiempo inestable me impedían pasar mis tardes de reflexión allí. Me conformaba con la biblioteca por ahora.
Catt estaba a mi lado en la mesa, aunque en completo silencio, concentrada en la tarea de matemática que nos había dejado el profesor. Yo la había terminado hacía un par de días, y aunque me había rogado hasta de rodillas que solo le permitiera copiar las respuestas, mi nueva consciencia responsable de su profesora auxiliar me había impedido hacerlo. Se había molestado un poco, pero finalmente lo comprendió. La estaba ayudando y era rápida aprendiendo, pero este no era mi mejor día para enseñar. Creí que sería una buena idea distraerme ayudándola a prepararse para el examen de recuperación que tendría que hacer en pocos días, pero no estaba funcionando. No podía dejar de pensar en Harry, en lo bien que me sentía a su lado, en lo mal que estaba actuando, porque Chester y yo nunca habíamos terminado, ni siquiera estábamos atravesando alguna especie de crisis o algo parecido. La última vez que lo había visto, hacía solo dos semanas, todo había ido perfecto. No sé en qué estaba pasando cuando besé a Harry por primera vez, o la segunda, o tercera, o todas las demás veces aquella tarde en su habitación. Y lo peor era que ni siquiera estaba arrepentida. Solo me sentía mal por no sentirme mal.
-¡Maddison!- exclamó Catt sacudiendo su mano frente a mi rostro.
La observé y sonreí.
-Lo siento.
-¿Te sientes bien?- preguntó algo preocupada.
No le había contado las nuevas noticias sobre Harry y yo... juntos, o algo así, y no planeaba hacerlo por el momento. Confiaba en ella, me había demostrado ser una gran amiga, pero no quería que su imagen sobre él cambiara. Verlo en clases como el novio, o algo así, de una amiga habría sido raro para los dos. Los tres. Además, aún no sabía si iba a continuar con esto. No era lo más cuerdo de mi parte. Debía pensar mucho antes de tomar cualquier decisión.
-Estoy bien.- sonreí. -¿Terminaste?
-Sí, revísalo.- dijo señalando el cuaderno que ya estaba frente a mí. No sabía en qué momento lo había puesto ahí. Debía concentrarme más.
Revisé el procedimiento de aquella función cuadrática. Siempre fui buena en matemática, era fácil para mí, como un juego. Era la razón por la que también me gustaban, eran inofensivas, y siempre que cometías un error podías borrarlo e intentarlo otra vez. Ayudar a Catt o a otras personas con ellas era como un pasatiempo.
-Está perfecto, Catt.- sonreí.
Ella sonrió también y arrastró el cuaderno frente a ella otra vez para continuar con la tarea.
Observé a mi alrededor, habían pocas personas en la biblioteca esa tarde. A un par de mesas de la nuestra vi a un chico de cabello rubio oscuro, solo, escribiendo en un cuaderno. Era Ben.
Tomó una calculadora y copió algunos números de su cuaderno, presionó un par de teclas más y observó el resultado.
-Diablos.- masculló, aunque sus palabras se escucharon considerablemente fuerte en toda la zona de escritura al menos. -Diablos, diablos, ¡diablos!- exclamó soltando el lápiz y hundiéndose en su asiento, cubriendo su rostro con ambos brazos.
-Wow, y luego dicen que tú eres la loca.- murmuró Catt.
Me contuve de reír, aunque me pareció realmente gracioso, solo porque Ben lucía realmente preocupado.
-Iré a hablar con él.- le dije parándome de mi asiento.
-Creí que lo odiabas.
-Sí, pero creo que ya tiene demasiado con sus... conflictos.- susurré haciendo una mueca.
Ella rió y yo me alejé de nuestra mesa rápidamente. Él seguía con los brazos sobre su rostro. No me escuchó acercarme, supongo, porque no se movió ni un poco.
-Hey... ¿los números están asustándote?- pregunté.
Él me observó exaltado. Pareció incluso más tenso luego de verme.
-Maddison...- murmuró bajando los brazos a su estómago. -Yo... solo...- dijo bajando la mirada a sus cosas esparcidas sobre la mesa. Finalmente suspiró. -No entiendo ni una sola maldita ecuación.- dijo cerrando el cuaderno frente a él.
-Oh...- dije poniendo las manos sobre el respaldo de una silla, sosteniendo mi peso en ellas. -Eso apesta, supongo.- reí débilmente.
-Supones bien. Ser un fracaso no es nada lindo.- dijo con una sonrisa irónica.
-No digas eso, sabes que no es cierto.- murmuré sentándome en la silla junto a él. -Yo...- dije, pero me detuve. No estaba segura de querer estar cerca de él otra vez, pero realmente me sentía un poco culpable. -Tal vez... yo... pueda ayudarte.
Él alzó la mirada y sus ojos azules alcanzaron los míos. Sonreí y él pareció sorprendido.
-¿Lo dices en serio?- preguntó.
-Claro, estamos en la misma clase... además, debí hacerlo antes del invierno, solo... estaba muy enojada.- dije escondiendo las manos entre mis piernas.
-Maddie... en serio lo siento, sé que fui un estúpido y un terrible amigo pero...
-Hey, hey, cálmate.- reí. Él dejó de hablar. -No es como que estamos bien ahora y las cosas serán como antes, Ben. Solo quiero ayudarte a pasar la clase de Matemática.- dije, intentando no sonar demasiado antipática. Era la verdad. No me interesaba ser amiga de alguien que se dejaba llevar tan fácilmente por la corriente, yo no era esa clase de persona. Realmente no necesitaba a nadie a mi lado para sentirme completa, aunque mi nuevo grupo de amigos me encantaba y me sentía muy cómoda con ellos.
Él suspiró.
-Claro. Supongo que tendré que conformarme con eso...- rió débilmente. -De todos modos... lo siento.- susurró bajando la mirada otra vez.
-Lo sé.- sonreí.
Él me observó y sonrió también.
Me quedé observándolo unos momentos más hasta que se volvió casi incómodo. Me molestaba que hubiera actuado como un idiota, de otro modo habríamos llegado a ser grandes amigos. Era un chico realmente dulce. Tal vez en el futuro podría dejar de pensar así de él, por el momento no quería hacerlo.
-Y bien... ¿cuándo te gustaría comenzar?- pregunté.
-Tal vez... ahora.- dijo algo avergonzado. -El examen de recuperación es en dos días y creo que obtendré incluso una peor nota que la anterior.
-Está bien. Ven con nosotras.- sonreí levantándome de la mesa. Caminé unos pasos y no oí los suyos detrás. Me volteé. -¿Y?
-¿Allá... con la chica animé?- preguntó, casi haciendo una mueca. -Yo... no creo que sea buena idea.
Respiré profundamente antes de acercarme, de otro modo lo habría golpeado con su propio cuaderno.
-Pues, lamento informarte que "la chica animé" es una de las únicas personas que no me ha dado la espalda, y si tengo que escoger a quién ayudar a pasar el examen de Matemática, no voy a escoger al chico que dijo querer conocerme mejor pero se fue en cuanto todos los demás lo hicieron; no dudaré ni un momento en escoger a quien es mi amiga de verdad y que, dicho sea de paso, está mucho más adelantada en el tema que tú, cariño.- dije acercándome a su rostro. Él no respondió nada. -¿Vienes o no?- pregunté caminando otra vez hacia mi mesa con Catt.
Lo oí suspirar y reunir sus cosas para seguirme unos metros más atrás. Volví a ocupar mi asiento en la punta de la mesa. Catt alzó la vista de su tarea y me sonrió, hasta que vio a Ben sentarse del otro lado de la mesa, justo frente a ella. Su sonrisa desapareció entonces, pero no hizo ningún comentario.
-Hola.- dijo él tímidamente poniendo sus cosas sobre la mesa.
-Hola.- respondió Catt obserbándolo sin alzar la mirada del todo, entre sorprendida e intimidada. Era hasta gracioso lo incómodos que estaban juntos. Ella tomó su lápiz otra vez y siguió con lo suyo.
Ben tomó su libro y me indicó dónde se había quedado estancado. No era tan atrás, gracias al Cielo. Si comenzábamos pronto podría pasar el examen sin problemas. Se sentía bien hacer algo bien entre todas las cosas que estaba haciendo mal.
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Best Mistake {h.s.}
Fiksi PenggemarLa perfecta vida de Maddison es interrumpida cuando su mal comportamiento y rebeldía la envían al otro lado del océano a un internado en Inglaterra, donde junto a su sexy nuevo profesor de Historia, descubre que no todo se consigue con dinero y que...