Capítulo Dieciséis

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En mis sueños vuelvo a ser pequeña

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En mis sueños vuelvo a ser pequeña. Cinturones de tela me sujetan por las muñecas y tobillos a la cama. Mis pequeños verdes y brillantes ojos se concentran en mi reflejo en el espejo hasta que alguien más entra en la habitación.

Mi madre se me acerca con una sonrisa forzada en la cara.

«Mami», lloro con una infantil voz.

«Hola Maddie», dice dulcemente pasando su mano con cariño sobre mi cabeza. Intento moverme, pero los cinturones se aseguran de impedírmelo. «¿Cómo estás?»

Atada, intento responder, pero en cambio, algo más sale de mi boca: «bien».

La puerta de cristal se desliza dejando pasar a un joven Wen junto con mi padre.

«Tienes visitas», anuncia mi madre mientras ellos se acercan.

«Hola Madison», dice Wen. ­ «¿Cómo estás?»

«Bien», repito. 

Mi padre jala una mesa de metal junto a Wen. No logro ver lo que hay sobre ella, pero sospecho que lo que sea que contenga, dolerá.

«Mira esto, Madison», me indica Wen y yo obedezco. Me enseña un pequeño tubo delgado y plateado que luce similar a un popote metálico; «es un nuevo regalo de los doctores», dice girando el extraño artefacto entre sus dedos. «Se llama ordenador­». Regreso mi vista a mi madre quien solo me mira insegura y luego al extraño artefacto que sostiene el hombre.

Wen me sonríe y luego camina hacia mis pies tomando uno en sus manos. Lo toca con el tubito plateado que en contacto con mi piel produce una corta descarga.

«Mami», lloro mientras ella solo se queda de pie en su lugar con los ojos completamente cristalizados por las lágrimas.

«Deja de llorar si no quieres que eso suceda de nuevo», me ordena Wen. Me detengo de inmediato. «Así es exactamente como trabajaremos de ahora en adelante», anuncia. «Si obedeces, no lo usaré. ¿Está claro, Madison?».  Sollozo en respuesta y él me amenaza de nuevo con el tubito, «demuéstrame que entendiste».

«Sí, papi».

«Sí, papi»

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[BORRADOR] EL CÓDIGO QUE NOS UNE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora