Capítulo Cuarenta y Uno

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Al despertar, soy otra

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Al despertar, soy otra.

La ropa manchada ya se ha ido, el camisón de hospital está limpio y me han cambiado las sábanas. Mi cabello está limpio y su brillo está de vuelta. Mi piel también está menos amarilla, el dolor ha desaparecido y me siento sorprendentemente bien. Tanto que parece una completa mentira.

Levy está a los pies de mi cama leyendo un delgado librito blanco y cuando presiono el botón para inclinar la cama, sólo me mira por un microsegundo antes de regresar la vista a lo que sea que este leyendo.

—Despertaste —dice sin despegar los ojos del libro.

SIGNEFREX V.42.92 GUIA DE USUARIO

Solo Levy sería capaz de leer el aburrido manual de ese aparato por diversión.

—Advertencia. Es posible que la única persona que lea éste aburrido manual este atravesando un severo episodio de aburrimiento que lo incitó a tomar este instructivo y leerlo con detenimiento —me interrumpo con una carcajada cuando logro que me mire y pone los ojos en blanco—, a-asegúrese de destruir el manual antes d-de provocar un daño irreversible en la persona afectada —rio mientras él solo me mira con las cejas levantadas.

—Alguien despertó de buenas e irritante —contesta tratando de disimular una sonrisa.

—Por lo menos no soy yo quien lee esa cosa.

—Ese aparato es increíble —señala—. Es como si reiniciara el cuerpo, ¡con luces, Madison! —exclama.

— ¡No puede ser! —me burlo consiguiendo que finalmente cierre el librito.

—No voy a dejar que continúes burlándote de mí —ríe sentándose a mi lado—. ¿Te sientes mejor?

—Demasiado para ser verdad —admito.

—Esto cien por ciento real... ¿sabes que fue? —arqueo las cejas en respuesta y él señala el aparato sobre mí—. No miento sobre lo increíble que es... ¡solo mírate! —agrega—. Crees que ahora que ya no usarán este lugar, ¿me lo pueda quedar? ¡Imagina lo que esa cosa hace con un resfriado!

—Si tienes cien millones de dólares es tuyo —Wen entra en la habitación y yo suelto una carcajada al ver la cara perpleja de Levy ante su respuesta, incluso consigue hacer sonreír a Wen—. Tengo aparatos más increíbles que ese, si te interesan. Podrías comprar uno y poner tu propio negocio por unos cincuenta millones más. ¿Qué te parece?

—Creo que mejor conservo mi dinero, tu idea de negocio suena un tanto escalofriante.

—Eso sospechaba —responde Wen antes de sacar una jeringa vacía de uno de los bolsillos de su bata—. Luces bien, señorita Wrestler. ¿Cómo te sientes?

—Bien —respondo mientras lo observo preparar la aguja.

—Esperemos dure lo suficiente —comenta y percibo un tono de advertencia en su voz antes de que la aguja penetre en mi vena para tomar la muestra de sangre.

—¿Por qué lo dice? —pregunta Levy.

—No hiciste muy bien tu tarea chico —le contesta—. El aparato controló lo que estaba fallando en sus órganos, pero no puede regenerarlos. No es magia.

—Entonces...

—Es solo temporal —completo.

—Así es —reconoce Wen—. Es sólo cuestión de horas para que vuelvan a fallar y ese tono amarillo en tu piel es la prueba —frunzo el ceño—. No lo tenías cuando recién retiré el aparato —agrega.

Oh —es todo lo que dejan los labios de Levy mientras yo comienzo a hacerme a la idea del dolor y la debilidad de vuelta.

No quiero el dolor de regreso. Quiero ser capaz de hacer esto: hablar, reír, vivir. No quiero morir... y si realmente quiero seguir siendo capaz de hacer eso la única alternativa es aceptar el trato.

 y si realmente quiero seguir siendo capaz de hacer eso la única alternativa es aceptar el trato

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[BORRADOR] EL CÓDIGO QUE NOS UNE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora