Capítulo Veintisiete

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Despierto en un sofá extremadamente viejo, lleno de polvo y con olor a humedad

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Despierto en un sofá extremadamente viejo, lleno de polvo y con olor a humedad. Hay un pequeño foco amarillo en medio del techo del que apenas me ayuda a visualizar el resto del lugar antes de que todo comience a dar vueltas a mi alrededor.

—Madison...

Dylan y Levy aparecen frente a mí y uno de ellos me toca. No estoy segura de quien fue, pero eso basta para que vuelva a caer inconsciente.

Pequeños golpecitos en mi mejilla comienzan a despertarme poco a poco mientras alguien repite mi nombre una y otra y otra vez

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Pequeños golpecitos en mi mejilla comienzan a despertarme poco a poco mientras alguien repite mi nombre una y otra y otra vez.

—Madison­ —me llama—. ¡Madison, despierta!

Al abrir los ojos me encuentro con el rostro de mi madre frente a mí con Dylan y Levy a su lado observándome con miradas llenas de preocupación.

—Lo siento —digo y madre me jala en un fuerte abrazo antes de sentarse a mi lado.

—Lo hiciste bien. Lo hiciste muy bien —me susurra mientras lo único que consigo hacer es llorar.

Cuando al fin me suelta y puedo ver a los chicos, ambos están pálidos y completamente golpeados por mi culpa.

—¿Qué siguen haciendo aquí? —pregunto.

—Wen... quiere mantenerlos a todos vigilados por unos días —explica mi madre y la mención de su nombre me hace recordar al instante lo más importante de todo.

—¿Dónde está Alison? —me apresuro a decir.

—Ella está bien —responde mi madre con una sonrisa comprensiva.

—No se desquitó con ella ¿cierto? —pregunto aterrada por la respuesta y suspira—. ¿Por qué suspiras? Eso no puede ser bueno...

—Wen y tu... Sean —se corrige—, están practicándole un montón de análisis clínicos para asegurarse de que todo esté bajo control.

—¿La están lastimando?

—No más de lo necesario —responde haciéndome sentir intranquila.

[BORRADOR] EL CÓDIGO QUE NOS UNE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora