[BORRADOR] EL CÓDIGO QUE NOS UNE ©

Capítulo Treinta y Nueve

—¡Mira, está rodando! —Alison exclama cuando finalmente logra que el nuevo cachorro de Madison obedezca a sus indicaciones. Su cabello está lleno de pasto tras haber tratado de demostrarle ella mismo como hacerlo.

Luego del juicio, hace tres semanas, Gina fue expulsada de su propia casa tras descubrirse su colaboración con la Asociación para la que trabaja la madre de Levy y ella estuvo completamente de acuerdo con eso así que se mudó con Alison a un a un viejo y pequeño apartamento no muy lejos de aquí.

Madison ha perdido cerca de unos cinco kilos por semana. No logra retener nada de comida, se rehúsa a ver a todos y la única persona que puede acercarse a ella es la niña, que, de acuerdo con Georgina, «le da la energía necesaria para seguir luchando». No la culpo y tampoco la presiono a hacer nada más, simplemente como le prometí en el baile, no pienso irme a ningún lado.

—¡Papi! —Alison salta hacia los brazos de Wen cuando éste se nos une en el jardín—. Mira me caí —agrega mostrándole la herida de su rodilla cuando él se pone de cuclillas para estar a su altura.

—¿Qué estabas haciendo? —pregunta.

—Estaba jugando con Snickers —contesta hablando del perro que ella misma nombró en honor a su nuevo chocolate favorito—. ¡Mira que puede hacer! —grita antes de correr hacia el perro que de inmediato huye lejos de ella.

—¿Qué quieres? —pregunto cuando me quedo a solas con el odioso hombre y para mi sorpresa se sienta a mi lado en el césped.

—Escapar del drama madre-hija —responde y lo miro de inmediato—. Puede que Georgina necesite tu ayuda en el laboratorio —contesta a lo que ni siquiera pregunto.

—¿Madison está bien?

Wen suelta una risa burlona.

—Oh, sí.  Ella está bien, pero Georgina intentaba contra todo pronóstico hacerla caminar —mis ojos se abren enormemente—. Ve, yo puedo cuidar de ella —asiente hacia Alison que aún intenta atrapar al cachorro.

—Ni pensarlo, no volveré a quitarle los ojos de encima a esta niña —respondo a pesar de que mi cuerpo entero lucha por salir corriendo al encuentro de mi novia.

—Como quieras —el hombre se encoje de hombros.

—Si la lastimas... —lo amenazo logrando que me mire alzando las cejas.

—¿Qué podría hacerle en un jardín? —me cuestiona burlón y por suerte, Alison no pasa mucho tiempo a solas con él porque tan pronto como encuentro a Sarah en sala ella se ofrece para relevarlo.

Desde la sala puedo escuchar los gritos de Madison y su madre discutiendo en el laboratorio así que no me demoro mucho en decidir intervenir.

—¡Nunca voy a poder ayudarte si tu no pones de tu parte! —Gina grita al salir de la sala de pruebas. Se sorprende al encontrarme, pero luego únicamente exhala estresada—. Intenta hablar con ella, ve si puedes hacer algo, necesito... necesito un descanso —agrega antes de irse.