Capítulo 10. El momento esperado.

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Al escucharla pronunciar su nombre sentí como mi sangre comenzó a hervir, apreté los puños.

-¿Ian...?- Me llamó con preocupación.

-Está muerto- Solté con odio y me di la vuelta salvajemente para salir de ahí.

-¡¿A dónde vas?!- Gritó y me tomó por la sudadera.- No me digas que...

-¡Nadie te toca!

Salí del salón de clases dispuesto a partirle la cara a Jeremy hasta morir, no tendría piedad de el por lo que había hecho, estaba muerto y no me importaba nada.

Caminé con rapidez en su búsqueda, primero decidí ir al gimnasio.

-¿Dónde está Jeremy?- Pregunté sombríamente.

-¿Y a ti que te paso...?- Dijo Caroline confundida.

-¡¿Dónde está?!- Comencé a buscarlo por todo el gimnasio con la mirada.

-¡No está aquí!- Gritó ella.- ¿Qué diablos sucedió?

Suspire frustrado y me di la vuelta directo hacia la salida.

-¡¿Qué haces? ¿A dónde vas?!

Salí rápidamente y comencé a buscarlo con la mirada como un loco, tan solo pensar en su asquerosa lengua tocando a Anna, me daban ganas de molerlo a golpes y enterrarlo vivo. Y era capaz de hacerlo.

Ahora era capaz de todo, nadie se metía con ella, nadie tenía el derecho de tocarla. ¡Maldita sea!

-¡Lo voy a matar!- Solté al unísono.

Entonces se me ocurrió ir al café de mi cita con Anna, pero para su desgracia no se encontraba. ¿Dónde rayos se había metido esa maldita rata?

Lo busqué en todos lados pero no pude encontrarlo, el imbécil se había encargado de desaparecer. Pateé una de las cubetas de basura y me recosté de la pared aun con los puños cerrados.

No se saldría con la suya.

Entonces mi teléfono sonó, suspiré frustrado y lo miré, era Anna.

-Hola...- Dije conteniendo la rabia.

Ella dio un suspiro de alivio.

-Por dios...pensé que había ocurrido algo malo...

-No pude encontrarlo, ese maldito...

-Es mejor así, olvídalo.

-¡No Anna!- Grité.- No puedo dejar que venga y haga lo que quiera contigo ¿Entiendes?

Se quedó un momento en silencio.

-Debiste decírmelo cuando sucedió- Continué.

-Lo sé... ¿Pero que querías que hiciera?-Dijo aun estresada.- ¿Decirte para que luego fueras como un loco a buscarlo? Tal y como hiciste ahora- Trató de sonar calmada.- No quería que nada te sucediera...

-Estas mal- Suspiré.- No puedes aguantar mierdas de los demás Anna, además si algo me pasa eso es mi problema.

-Es mi problema también.

Sentí un vuelco cuando dijo eso, trate de calmarme y cerré los ojos.

-Esto no se quedará así...-Dije finalmente.- Pero dejaré de buscarlo, solo para que estés tranquila.

Soltó otro suspiro, sabía que había sonreído.

-No te creo.

Ahora era yo el que sonreía.

Amigo de la Infancia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora