Capítulo 21. En tensión.

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Hacia garabatos en mi cuaderno mientras escuchaba la clase más inútil y aburrida del día.

"La cosa es que, al final, quedamos bien"

Presione más duro contra el papel haciendo un círculo muy marcado, por poco rompiendo la hoja del cuaderno.

Me había molestado sin duda. Era como una pequeña astilla en mi dedo, totalmente fastidiosa. Sin embargo, me preocupaba el hecho de lo que esto pudiese significar.

Él volvería a su vida cuando ya no pintaba nada ahí, intentaría acercarse a ella y serían de nuevo amigos o para su suerte algo más. Por otro lado, llamaba mi atención lo que eso pudiese afectar en nuestra relación. Es decir, ¿en dónde quedo yo? No es que no confiara en Anna, es que no conocía a ese idiota y sentía que podía hacer lo imposible por interponerse entre nosotros.

Fruncí el ceño. ¿Estaba celoso?

Entonces reí para mis adentros al notar esos pensamientos e imaginar situaciones hipotéticas que quizá no sucederían. Era increíble como uno mismo podía alterarse sin necesidad.

Debía controlar mis pensamientos.

Terminó la clase y decidí pasar por mi habitación para dejar un par de libros y luego pasar por el gimnasio a la rutina de siempre.

Comencé con el saco y di unos cuantos golpes hasta que sentí como me halaban de la camisa, me volví con mirada fulminante.

-¿Qué quieres?-Dije de mala gana, no me gustaba que me interrumpieran.

Me vio con la misma mirada.

-¿Qué tanto sabes?- Preguntó con lentitud.

Entonces sonreí, ya casi lo había olvidado.

-Lo suficiente- Le lancé un besito.

Abrió los ojos y me haló de nuevo por la camisa.

-Promete que no dirás nada...- Soltó como paranoica.

-¿A quién?- Sonreí.- ¿Al coach?

-¡Mucho menos a él!

Volqué los ojos.

-Realmente no me interesa para nada Caroline- Hice que me soltara.- Pero si todavía es un secreto, deberías ser más precavida.

Suspiró.

-No sé qué hacer con todo esto... Todo fue tan, extraño- Se mordió el labio.- Ella es tan extraña.

De acuerdo, no quería que se desahogaran conmigo porque no era bueno para dar consejos.

-Relájate, tu secreto está a salvo conmigo- Solté para que se calmarla y dejara de hablar.

-Eso espero...- Dejó caer los hombros.- Porque si me entero que abriste la boca, te golpeare tan fuerte que no volverás a usarla ni para besar a tu querida Anna.

Habló en tono desafiante pero no pude evitar reír cuando dijo "querida Anna", hasta me sentí amenazado.

-¡Hey! No la metas en esto, ella está fuera de tu alcance- Bromeé.

Apretó los puños y dibujo una sonrisa molesta en su rostro.

-Pues cuídala bien Ian, puedo buscar la manera de agradarle...-Se encogió de hombros y se alejó hacia los vestidores.

Entrecerré los ojos y me quedé pensando. Yo solo esperaba que estuviera bromeando conmigo.

***

Amigo de la Infancia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora