Capítulo 33. Rivalidad.

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Desperté siendo aplastada por el brazo de Ian, lo aparté con cuidado y di un pequeño estirón. Me giré a verlo y este dormía plácidamente boca abajo, parecía un niño pequeño.

Sonreí y me di la vuelta para buscar la ropa que horas antes había sido literalmente arrancada de mi cuerpo, al tan solo recordarlo una ola de calor me recorrió por completo.

-Vuelve aquí- Gruñó.

Me di la vuelta como si me hubiesen agarrado con las manos en la masa, el aun seguía con los ojos cerrados.

-No lo creo- Solté colocándome lo primero que encontré, su camisa.

Entonces abrió los ojos y con un tirón fue suficiente para volver a la cama, volvió a su posición inicial.

-Ian, tus padres... ¿Qué pensaran?

Lanzó un bufido y se colocó boca arriba.

-¿De verdad preguntaras eso?

Suspiré, el me miró un instante.

-Luego de lo de ayer no creo que vengan a molestar...-Continuó.- No harán nada hasta que me digne a hablarles- Sonrió arrogantemente y me envolvió con su brazo.

Volqué los ojos.

-Te gusta tener el control ¿eh?

Sonrió.

-Tú lo sabes bien...-Soltó sin más.

Su comentario me había erizado la piel. No podía creer que no solo su cercanía, sino también sus palabras, tuvieran ese efecto en mí. Ya podía sentir mis mejillas arder.

-Así que... ¿iremos a la fiesta de compromiso de tu hermana?-Carraspeé.

Duró un momento en responder.

-Que le den.

-Ian- Solté.

-Anna...-Suspiró.

-Pienso que deberíamos ir- Me crucé de brazos.

Alzó el rostro y frunció el ceño.

-¿Es en serio?

Asentí.- Deberías dejarle en claro que ya no seguirás siguiéndole el juego, ¿no te cansas de pelear con ella?

Bufó e hizo un puchero, creo que era la primera vez que lo veía haciendo uno.

Entonces se me ocurrió una idea.

-Deberías dejar de ser tan predecible...- Solté y enseguida me fulminó con la mirada.

-¿A qué te refieres?

-Bueno, cada vez que ella te hace salir de tus casillas, siempre respondes enojándote y desapareciendo- Dije como quien no quiere la cosa.- Deberías demostrarle lo contrario.

Entonces se sentó y ahora entrecerrando los ojos, quedó pensativo.

-Te escucho...-Soltó con cautela.

-Si vamos a esa fiesta como si nada, estarás demostrando que no te importa. Usaras la indiferencia a tu favor- Me encogí de hombros.- Seguro piensa que debes estar haciendo tus maletas para irte al primer vuelo de la mañana, pero no es así. Ella no se lo esperará.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro.

-Me gusta...- Se acercó provocativamente y me dio un beso rápido.- Por eso es que eres mi novia.

De nuevo mi piel se erizaba.

Se levanto de la cama, completamente desnudo y me guiñó el ojo.

Amigo de la Infancia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora