Capítulo 25. Profundo.

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La miré con los ojos bien abiertos, sin poder creer lo que estaba viendo.

-¿Es-estás segura de esto?- Por primera vez titubeé.

Ella también me miraba quizás asustada, pero se acercó y me acarició la mejilla.

-Quiero que seas el primero- Dijo con decisión.

Me levanté y la vi directamente a los ojos, acaricie su rostro y deslicé mi mano lentamente hasta su cuello. Ella cerró los ojos, esperando que me acercara pero quería verla una vez más, contemplarla. Quería memorizar su rostro, comencé a acariciarle las mejillas. Detalle cada centímetro, sus ojos, la forma de sus labios y entonces mi corazón dio un vuelco. Me sentí abrumado.

Solté un suspiro.

Ella sonrió y abrió los ojos con lentitud.

-¿Qué ocurre?- Susurró.

No tenia palabras para describir lo que sentía en este momento, ¿Qué era esto que sentía en el pecho?

-No es nada...- Me acerqué y le di un cálido beso.

Hundí mis dedos en su cabello y profundice el beso, se apretó hacia mí y se aferró de mi camisa de vestir. Estreche su cuerpo contra el mío esta vez tocando cada centímetro de su piel y lentamente la recosté de la cama.

Me aleje con la respiración entrecortada, su pecho también subía y bajaba tratando de recobrar el aire. Me desabotoné la camisa con sus ojos azules posados sobre mí, la deje caer al suelo tirándola hacia un lado. Me acerque dejando solo la distancia de mis brazos, la miré fijamente.

-Ian... ¿Qué sucede?

Ahora lucía confundida.

-No es nada, es que yo...- Volví a quedar sin palabras, entonces sonreí.- No quiero arruinarlo- Solté finalmente.

Y realmente no quería hacerlo, ahora que lo haríamos me daba cuenta que tenía miedo de meter la pata. Anna era tan... perfecta, que no quería hacer nada para dañarla. Volví a dejar escapar un suspiro.

-No lo harás, estoy segura...- Volvió hablar con esa decisión, sonrió y me atrajo hacia ella enroscando sus piernas a mi cintura.

La besé sintiendo como el calor entre nosotros aumentaba al contacto, cada tiempo que pasaba más me dejaba llevar. Trataba de contenerme pero a estas alturas ya era imposible, quería estar con Anna y lo deseaba desesperadamente.

Esta vez besé cada parte de su cuerpo con tal delicadeza, que sentía que si lo hacía apresuradamente podría lastimarla. Su cuerpo jadeante se revolvía bajo mis labios y aunque era real lo que sucedía, sentía que de alguna forma estaba soñando.

Estábamos totalmente desnudos y entonces fue ella la que se detuvo a mirarme, con sus manos aferradas a mi espalda. Se relamió los labios.

-¿Serás bueno conmigo...?- Susurró.

-Siempre- Sonreí y le di un beso en la frente.- Pero no me hagas enojar...

Escondí mi rostro en su cuello besándolo con lentitud, dejo escapar una risita seguido de un gemido, su mano se dirigió hacia mi nuca acariciándola. Entonces me atreví a moverme, a finalmente estar juntos de la última manera que nos quedaba.

Mi rostro quedo a escasos centímetros del suyo, sus labios rozaban los míos mientras nos movíamos y ella hundía sus dedos en mi espalda. Le di un suave beso en los labios y deje entonces de pensar, me deje llevar ante esta sensación que parecía ser de otro mundo.

Amigo de la Infancia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora