Capítulo 23. La Boda - Parte 2.

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Y por primera vez en mucho tiempo la sangre me hirvió y sentí la necesidad de golpear a alguien. Apreté la mandíbula hasta que sentí mis dientes rechinar y respiré hondo para tratar de calmarme.

Ese maldito me las pagaría.

Entonces una repentina llamada de Valerie apareció en la pantalla de mi celular. La ignoré sin pensar, no tenía ganas de lidiar con ella en este momento.

Dudaba en si debía salir y entrar a la casa, deseaba honestamente arrancar e irme para no verle la cara a ese imbécil. Estaba seguro que lo molería a golpes cuando lo viera cerca de Anna.

Suspiré con frustración.

No me quedó más remedio que apagar el motor y bajar del auto cuando al fin pude calmarme. No le daría la satisfacción de ver que había huido.

Toqué la puerta con fastidio y me recibió Antoine con una sonrisa culpable.

-Pensé que te habías ido...- Susurró.- Ya todos están en la sala de estar.

Mantenía la mandíbula apretada.

-Supongo que no fue un buen viaje hasta aquí.

-No me lo digas- Respondí cortante.

-Amigo, relájate... si quieres puedes irte, no es necesario que estés aquí.

Lo fulminé con la mirada.

-Ese imbécil me las va a pagar, solo espera a que vea lo que...

-¡Vaya!- Interrumpió lanzando una carcajada.- Tenia años que no te veía tan molesto.

Apreté los puños y me deje descansar en la pared continua. Se escuchó la voz de Catherine al fondo.

Antoine volcó los ojos con cansancio.

-Escucha, si vas a estar aquí por favor no hagas nada malo o si no Catherine va a estallar. Tiene los nervios de punta por todo esto de los preparativos de la boda- Suspiró.- Debo volver a la sala de estar...

Se giró sobre sus pies y se fue al sitio en cuestión con un aire resignado.

No me quedó más opción que dirigirme a la sala de estar e incorporarme a la aburrida charla. Entonces choque miradas con el idiota de Ian, este sonreía en victoria. Pero no le duraría mucho.

Por un momento me desvié de la conversación, estaba ocupado con mis pensamientos. Ideando planes macabros, hasta incluso estúpidos, de hacer que ese imbécil y Anna ya no estuviesen juntos. Pero aun así me recriminaba, porque si hace cuatro años no hubiese sido un completo idiota, en este momento Anna y yo estaríamos juntos.

-¿Acaso ustedes... están saliendo?

Alcé la mirada, la madre de Anna había comenzado con el interrogatorio. Un interrogatorio que recordaba había respondido en algún momento años antes.

-Si estamos saliendo- Respondió Anna con una sonrisa.- Él es mi novio...

E incluso después de tanto tiempo, al escucharla había sentido una pequeña punzada en el pecho.

Nos miramos unos segundos y ella desvió la mirada rápidamente.

Entonces comencé a recordar cuando estábamos juntos, extrañaba todo de ella. Sobre todo sus besos. En todo este tiempo no había podido encontrar a una chica que besara como ella, y no es que fuese algo del otro mundo, pero ella tenía una manera tierna de hacerlo.

Apreté la mandíbula y volví en sí. En ese momento observé como el maldito ponía su asquerosa boca sobre su frente, me contuve.

Agradecí que Antoine y los demás se levantaran. Salí de la sala de estar y me despedí mintiendo que tenía que resolver unos asuntos pero la verdad era que ya no podía seguir un momento más ahí y evitar hacer algo estúpido como quitarle esa maldita sonrisa del rostro a golpes.

Amigo de la Infancia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora