Capítulo 39. El nuevo Jason.

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Luego de tres días escondida en casa del señor Mason, me propuse otra vez ir al hospital y enfrentarme a Jason.

El hecho de que no recordara en absoluto lo nuestro y todo lo que pasó, a excepción de nuestra niñez me había dejado algo desconcertada. ¿Cómo todo se podía desvanecer como si nada de su cabeza? Todo era muy difícil de procesar.

Suspiré.

Si lo pensaba bien, en cierto modo Jason se había ido. Era mi culpa y me pesaba el hecho de haberle dicho que desapareciera de una manera tan cruel, nunca quise que perdiera la memoria.

Ahora recuperar al viejo Jason sería difícil, pero era lo menos que podía hacer.

¿Pero qué tal si estaba bien, si era mejor que no recordara? Todo sería más fácil para ambos. El no recordaría que alguna vez se enamoró de mí y yo podría seguir adelante.

Entonces negué, ¿Cómo podía pensar algo así?

Tenía que ayudarlo a recordar, sino pasaría el resto de mi vida arrepentida por haber hecho que perdiera su memoria.

-Señorita ¿Qué hace ahí de pie?- Me miró con el ceño fruncido.- ¿Espera a alguien?

Se trataba de una enfermera. Me hallaba de pie en el medio del pasillo titubeando entre abrir o no la puerta de la habitación de Jason.

-No, iba a entrar- Sonreí nerviosa y abrí sin más.

Entonces me encontré a Jason recostado con el viejo álbum de fotos de la abuela en el regazo.

-¡Anna!- Soltó con sorpresa.

-Hola...- Sonreí acercándome a él con cautela.

-Pensé que no volvería a verte- Me correspondió con esa sonrisa pícara usual en él. Me recordó la primera vez que nos vimos en el internado.

Bajé la mirada y me senté frente a él. Realmente no sabía cómo comenzar.

-¿Cómo has estado?- Solté sin más, necesitaba aligerar el ambiente.

-Pues mejor- Se encogió de hombros.- Pronto volveré a caminar, iré a terapia.

Señaló su pierna fracturada.

-Eso es bueno- Sonreí y nos miramos un instante.- ¿Y...has podido recordar algo?

-No mucho, la verdad todo sigue siendo borroso- Lanzó una carcajada.- Solo recuerdo partes.

-¿Partes?, ¿Qué partes?

Sonrió y se acomodó hacia mí.

-Está esta fiesta, había muchas personas y había una chica, solo bailábamos y yo quería...- Entonces cayó.- Bueno, no tiene importancia.- Y se encogió de hombros.

Fruncí el ceño, podía ser cualquier fiesta. Pero por alguna razón me hizo recordar el día de su cumpleaños, cuando fuimos a aquel club.

-Tu madre me dijo que estudiamos en un internado- Continuó.- ¿Cómo era?, ¿Seguíamos siendo amigos?

Inmediatamente me sonrojé.

-Pues no estaba tan mal, de hecho no era tan aburrido- Sonreí.- Y si éramos amigos...

Me miró un instante y sentí por un momento que todo era mentira, que él recordaba y solo nos estaba jugando una broma muy pesada.

-De hecho, fue por ti que entre en el internado- Continué.- Fue tu maravillosa idea.

Entonces me miró confundido.

-¿De verdad?

Asentí y solté un suspiro.

Amigo de la Infancia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora