VIII

10.6K 745 15
                                    

Dirk's POV

— Haz que desaparezca su olor de mi cuerpo.

Zoe susurra en mi oído de manera seductora estas últimas palabras. Quiero besarla y hacerla mía desde el segundo en que detecté su olor dentro del castillo, pero temo que si empiezo por un beso inocente acabemos la noche sin dormir una sóla hora. Y por mucho que me tiente la idea, y por grandiosa que sea la loba de mi mujer, que lo es, quiero que descanse para lo que le espera mañana al anochecer.

Eso, y que no pienso hacerla mía mientras tenga el olor de otro hombre en su precioso cuerpo. La quiero en cuerpo y alma entregada a mí. Únicamente a mí.

Cuando aparta sus dulces labios de mi oído besa levemente mi cuello y la aparto de manera más brusca de lo que me gustaría. Me mira confundida y dolida.

— Por muchas ganas que tenga de tí, no quiero que sea con el olor de otro golpeándome las fosas nasales cada vez que me acerco a tí.

Ella asiente. Parece entender mi molestia.

— Está bien. ¿Puedo quedarme contigo esta noche?

Desde luego Zoe no es ninguna sumisa. No tiene miedo de pedir lo que quiere y pelear por ello si hace falta. Lo demostró cuando mi hermana se acercó a mí al conocerla, y también al apostar todas las libertades que ya posee en una lucha contra un hombre de mi padre. Me gusta que sea un poco rebelde, pero no debe olvidar su lugar. Al fin y al cabo no deja de ser mi mujer, no puedo dar el brazo a torcer siempre por ella. Aunque mi lobo me pide fervientemente que lo haga.

— Claro que sí, nada me gustaría mas.

Me sonríe pícara y deja caer un beso en mi mejilla. Mi piel reacciona al instante enviando oleadas de calor por todo mi cuerpo. Creo que incluso me he sonrojado... ¿YO?

Coge mi mano y me arrastra de nuevo a la habitación. Me suelta para cerrar las ventanas del balcón. La noche está bastante fría. Entonces se gira para mirarme y dice:

— Me pido el lado de la ventana.

Se refiere a la cama.

— Todo tuyo, me quedaré con el de la puerta.

Ambos nos dirigimos al sitio que nos ha asignado y nos recostamos quedando el uno frente al otro.

— Así que tu nombre es Dirk Steel, y tienes más de seiscientos años.

Asiento.

— Seiscientos treinta y siete.

Sus ojazos grises me miran con intensidad analizando la información, y haciendo ¿cuentas?

— ¿Cuántos tienes tú?

— Diecinueve.

Zoe se muerde el labio y espera una reacción por mi parte.

— Ya, yo tengo treinta y dos años humanos, pero mi lobo...

Ella me corta enseguida.

— Mi loba y yo tenemos la misma edad porque aún no he tomado el control, sólo tengo diecinueve años Dirk.

Frunzo el ceño. No me puedo creer que sea tan jóven... Con razón nunca la encontraba cuando me pasaba años recorriendo mundo buscándola. Además, es normal que no controle a esa loba... Creo que nunca había visto una loba mujer tan grande. Ni tan majestuosa y bonita.

— Está bien, eso sí que no me lo esperaba.

Ella se muerde el labio escondiendo una sonrisa pícara.

LA DOMA DEL ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora