XXXVII

4.8K 252 81
                                    

Dirk's POV

Los ánimos en el jet en el que viajamos la cumbre de la manada de Zoe están de todo menos distendidos. Un silencio abrumador reina alrededor de todos y las últimas indicaciones de los superiores a sus subordinados rezuman de vez en cuando sin llegar a calar en ninguno. Y es que a estas alturas todos somos más que conocedores del plan, repasarlo ni ayuda ni tranquiliza, pero aún así se hace.

Los pocos que tenemos a nuestras parejas con nosotros no podemos evitar darnos muestras de cariño prácticamente a cada segundo. Zoe está sentada en mi pierna derecho, dormida y apoyada contra mi pecho, mientras charlo con Johann y Henry. Lo cierto es que no hemos dormido una mísera hora esta noche y ahora me arrepiento.

—Henry, por favor, recuerda por lo que estás aquí —le pido mientras me froto los ojos—. Joder, ni si quiera ha dormido...

—¿Y te da por recordarlo ahora? —se burla mi mejor amigo.

—Tío, no te preocupes —media Henry ante mi dura expresión—. Zoe está acostumbrada a entrenar sin dormir y bajo todo tipo de circunstancias. No le pasará nada, es una gran guerrera y todos estaremos ahí para protegerla pase lo que pase.

Asiento al rubio mientras huelo la esencia del cabello de mi chica para calmarme. Las rosas del jardín de invierno no son tan potentes ahora que su olor y el mío están tan íntimamente ligados. Cierro los ojos para disfrutar del dulce aroma que me calam y me hace sentirme protegido.

—Una hora para aterrizar, chicos —nos informa Alan, que pasea alertando a todo el jet agarrado de su esposa.

—Despiértala como mucho en media hora, Dirk —me ordena mi suegra.

Asiento y nos vuelven a dejar solos. Siento mi corazón palpitar ante la inminente entrada en guerra. En otras circunstancias yo estaría sólo, transformado, preparandome para la batalla. Pero en estos momentos no puedo más que exprimir los últimos minutos que tengo al lado de Zoe, aunque ella esté dormida.

—Todo va a salir bien, Dirk. Todos nos jugamos demasiado.

—Precisamente es eso lo que me preocupa... Todos hacemos estupideces cuando estamos desesperados, Johann.

—Pero llevamos días preparándonos. Años siendo entrenados. Todo saldrá bien, tranquilo.

—No sigas, Henry. Le digamos lo que le digamos va a tener algo que replicar... ¡Vaya! Por fin, dormilona...

Zoe está aún saliendo de su pequeño trance mientras no se suelta de mi camiseta, a la que está agarrada con fuerza. 

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Poco, nena, no te preocupes —respondo intentando sonar calmado—. Aún queda una hora.

Ella levanta la vista, aún medio adormilada y me mira con sus preciosos orbes azules directamente al alma.

—Dirk, tranquilo. Todo saldrá bien.

Yo asiento y le beso la frente mientras ella se incorpora para abandonarme.

—Voy a darme una ducha fría, necesito despejar la mente... —comenta—. Ahora vuelvo.

Yo la miro mientras accede a la suite principal del jet en busca de esa ducha y observo para mi disgusto cómo más de un macho la mira de arriba a abajo al pasar por su lado.

—¿Qué cojones miráis? —digo más alto y amenazador de lo que me gustaría—. Gilipollas... —susurro lo último de cara a mis amigos, mientras los otros ya se han dispersado ante mi tono y mis ojos rojos.

LA DOMA DEL ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora