XXVIII

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Zoe's POV


Me desperté al amanecer, enroscada al cuerpo de mi hombre, sólo con el abrigo de su calor corporal protegiéndome de la fría noche que nos envolvía.

— ¿Cuánto tiempo llevo dormida? - pregunto aún luchando por salir de la inconsciencia.

— Puede  que un par de horas, no lo sé con exactitud - me responde él calmado, a pesar de la erección que notaba contra mis muslos.

Y lo cierto es que no es para menos, después de los tres orgasmos que me ha regalado antes de sumirme en un sueño reparador, aunque corto por lo estrellado que aún se ve el cielo; y sin haber conseguido su liberación ni una sola vez en ese intervalo.

Me desperezo y me incorporo levemente, quedando apoyada encima de su pecho, para poder mirarle a los ojos. Ha llegado la hora de mantener la conversación que hemos estado posponiendo este tiempo entre enfados y tonterías de niñatos...

— Dirk, yo... Tenías razón. Debería haberte preguntado antes de sacar conclusiones precipitadas de mi charla con Linda. Lo siento.

Y se lo digo con sinceridad, es lo que pienso realmente. Verme perder los privilegios a los que mi hombre me tenía acostumbrada, me hizo recapacitar y reflexionar. Por no hablar de encontrármelo hablando con otra mujer que no era yo... 



Dirk's POV

Ver a Zoe pedirme perdón es algo que no me esperaba. Al final Alan tenía razón... Tendré que agradecérselo de alguna manera, pero de momento lo único que me importa es aprovechar este momento con Zoe. Es un huracán de mujer, y con ella nunca se sabe. No me fío de que sea el momento post-sexo el que habla y no su conciencia.

La atraigo más a mí para poder besarla y volver a disfrutar de sus labios, aunque esta vez de manera un poco más moderada. Si sigo ahora por este camino terminaremos de una manera que no me permitiría decirle todo lo que quiero decirle a mi mujer.

Cuando termino el beso que Zoe no parece tener intención de cortar en ningún momento, nuestras respiraciones están un poco más agitadas de lo que sería conveniente.

— Me alegra oírte decir eso, preciosa.

Ella me sonríe antes de responderme.

— ¿Esque siempre me tienes que llamar así? No creo que con estos pelos y apenas un par de horas de sueño pueda estar muy bonita...

— Eres preciosa hagas lo que hagas, Zoe. Estés como estés. Y aunque no lo fueras... - digo mientras le acaricio la espalda como sé que le gusta - Eres mi mujer, yo te vería hermosa de todas maneras.

— Eres un zalamero...

— No lo soy porque el piropo que te digo es justificado, sino no tendrías tantos admiradores, pero mejor dejemos ese tema a un lado...

— Sí, mejor - me responde riendo. Sabe que pensar que otros tíos la miran como no deben agria mi carácter un poquito.

— Mira, yo sé que no he sido la mejor persona del mundo... He cometido muchos errores, entre ellos no respetar la figura de la mujer. Pero jamás he violado a nadie, Zoe, te lo juro. Y sé que me apodan como La Bestia, porque realmente era bastante cruel en el campo de batalla, pero jamás he matado o herido a nadie que no se lo mereciera... ¿He sido demasiado animal con mis enemigos? Sí, lo reconozco, y no me gustaría que vieras esa parte de mí. Pero no soy un hombre injusto ni un violador, Zoe.

LA DOMA DEL ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora