XXXVIII

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Zoe's POV

Cuando pisamos el campo de batalla, el plan se pone en marcha como habíamos planeado días atrás. Henry me sigue a la cabeza del pelotón que me corresponde dirigir y Dirk se pone en marcha con mi padre en el otro. No sé qué me duele mas, si separarme de él o el dolor que eso le produce a él...

Él. Yo. Eso ya es una ilusión a estas alturas. Lo único que existe es un nosotros. Un nosotros que no tiene mas remedio que hacer un sacrificio porque podamos vivir en un mundo mas justo.

Tal como Johann había vaticinado, las inmediaciones al castillo están mas que custodiadas por los hombres de Adolph. La mayoría conservan aún su forma humana, pero no hay hueco que no se encuentre custodiado por lobos.

Sin embargo aún queda mucho para el ataque al fuerte. Nosotros sólo tenemos que esperar a que el caos inunde el espacio para poder entrar a liberar a las mujeres, los niños, y el resto de prisioneros desterados.

Puedo notar la crispación en los ánimos de, quienes como yo, aguardan la señal tras la frondosidad de los árboles que enmarcan el campo de batalla.

Por suerte para nosotros, el suelo comienza a vibrar anunciando la carrera en manada del grupo que nos dará a nosotros el paso a la acción. Se puede ver cómo los alemanes comienzan a organizarse al sentir, igual que nosotros, cómo el peligro se acerca a ellos de manera irremediable.

Por desgracia, aún no he podido localizar a mi suegro entre los militares que lideran la defensa.

A los pocos segundos veo el lobo negro e inconmensurable de Dirk acercarse de manera letal a la fortaleza que un día consideró su casa. Es enorme, pero a la vez grácil y elegante, y abre el ataque con un aullido feroz que consigue poner los pelos de sus contrarios de punta.

Mi loba, sin embargo, se siente aliviada al verlo. Aliviada y excitada al ver el poderío que demuestra mi hombre en el campo de batalla cuando empieza a ejecutar soldados de manera inminente. Uno a uno, sin dejar un segundo entre ellos para posibles réplicas.

Doy unos segundos mas al inicio del ataque para dar el pistoletazo de salida a mi pelotón con un potente aullido, que los catapulta a todos a la carrera como un resorte. Henry y yo cerraremos la marcha en lugar de abrirla como hizo Dirk, para reorganizarnos una vez estemos dentro con mayor facilidad.

Llegar al campo de batalla es sencillo, lo que se nos dificulta es abrirnos paso entre las guerras abiertas en el campo de batalla. No todos somos tan letales como Dirk, así que hay luchas que se alargan mas de lo debido.

Sufro al ver cómo algunos de los más jóvenes tienen dificultades para luchar con sus contrarios, que no les dan respiro, y ayudo a los que puedo a mi paso. Sin embargo, mientras trataba de salvar a uno al que iban a atacar por detrás, el colmillo de otro lobo me roza la pata derecha cargado de ponzoña como la que cubría las cuerdas que castigaron a Dirk por mi mal comportamiento.

El dolor que me invade me paraliza lo suficiente como para que el joven lobezno salga gravemente herido al tratar de protegerme, pero consigo aniquilar a ambos machos a tiempo, al notar cómo la preocupación de mi mate carcome sus entrañas, probablemente debido a su empatía para con mi dolor.

Henry llega a tiempo para seguir abriéndonos paso y que yo pueda darle apoyo, a duras penas, al pequeño lobo que, herido, no puede evitar lloriquear con cada paso.

La ponzoña de mi pata se abre paso a través de mi sistema y noto cómo me debilita. Maldita sea. Esto me retrasará notablemente...


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⏰ Última actualización: Sep 13, 2020 ⏰

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