XXXII

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Adolph Steel's POV

Después de dos días tras la marcha de mis hijos del castillo con esa ramera, sigo sin entender cómo mi heredero ha sido capaz de hacerme lo que me ha hecho. Siempre se lo he concedido todo. Le di tiempo y dinero para que encontrara a su compañera, y en más de una ocasión... Y resulta que cuando la encuentra la tipeja consigue ponerlo en mi contra... No lo puedo entender.

Y después, consigue llevarse a mi hija a mis espaldas, cuando lo tenía todo arreglado para que pudiera vivir tranquila... Y que de paso pusiera un poco de tranquilidad al reino que mi hijo se está encargando de mermar y destruir. No entiendo como dos tetas pueden hacer a una familia llegar a esto.

— ¿Cuándo despertará? - demando sin mirar si quiera quién es la auxiliar que está atendiendo a la que, por desgracia, sigue siendo mi mujer.

— No lo sabemos con exactitud, señor. Podría despertar en cualquier momento.

— Eso dijiste hace una hora. Termina y sal de aquí.

— Claro, señor - responde ella sumisa. Como debe de ser.

Tengo arreglado el posible ataque de mi hijo con sus futuros suegros cubierto. Incluso me he tomado la molestia de tener un remanente por si algún parásito más se uniera al ataque aprovechando las circunstancias. No sé si serán tan inconscientes como para atacarnos, pero si lo hacen no dudaré en cargarme a quien haga falta... Ni si quiera pienso dejar en pie a mi hijo si es necesario.

Deseaba delegar mi puesto en él como ninguna otra cosa en el mundo, pero no de esta manera. Necesito dejar mi gobierno en manos de alguien que se haya formado a mi imagen y semejanza, no de alguien que quiera echar a perder todo aquello por lo que he luchado a lo largo de toda mi vida.

No entiendo cómo o cuándo he podido fallar a la educación que le dí a Dirk... Aunque viendo a Dama, y atendiendo a su comportamiento, puedo llegar a entenderlo. Siempre estuvieron muy unidos, y dejé que esa relación se retroalimentara cuando debería haberla frenado por todos los medios posibles.

Aunque hasta que no he visto cómo mi mujer es capaz de traicionarme por ayudar a mi hijo a escapar con su pareja, no la creía capaz de algo así. Si bien es cierto que Dama era muy rebelde siendo joven, aprendió rápido cuál era su auténtico lugar a mi lado. No me conllevó ningún problema terminar de meterle en la cabeza cómo eran las cosas. Aunque la educación que recibió por parte de su padre ayudó bastante.

Sin embargo, la llegada de la maldita Zoe debió de revolucionarla a ella también. Eso, o el hecho de que mi hijo encontrara después de tantos años a su compañera y el miedo a perderla la condicionaron para ayudarlo...

Al final, la conclusión que puedo extraer de toda esta situación es la que mi padre tanto insistió que aprendiera durante mi formación: estoy solo en esta lucha. Soy el Alfa de la manada, y como tal, no puedo confiar en nadie. Con mi familia había hecho una excepción porque siempre entendí que todos estábamos en el mismo bando... Pero ya me han demostrado que no.

Y no voy a tolerarlo.

El ruido que mi mujer empieza a hacer al moverse en la cama me saca de mi ensoñación y me devuelve a la realidad. 

— ¡Enfermera! - grito esperando que alguien venga a atendernos cuanto antes. Quiero que esté completamente recuperada cuando vea la inminente guerra. Porque si algo tengo claro es que, con mas o con menos gente, mi hijo vendrá a pedirme explicaciones de lo que le hice con Linda. A él y a su fulana.

LA DOMA DEL ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora