XII

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Dirk's POV

Después del enfrentamiento entre Zoe y nuestro Beta, todos (tanto su familia como la mía) nos dirigimos a la sala contigua al vestíbulo. Zoe y yo para poder cambiarnos, y los demás preocupados por la situación que se iba a dar. Había intervenido en la lucha y mi padre nos castigaría por ello, estaba seguro...

Sin embargo, lo único en lo que podía pensar era la mirada reprobatoria de Zoe cuando vió lo que le hice a Will.

Una vez nos cambiamos nos dimos cuenta de que ya estábamos rodeados de ambas familias. Todos empezaron a discutir entre ellos mientras yo no podía dejar de mirar a Zoe para que me diera opción de explicarme.

Aunque no tengo mucha explicación, los años que he pasado sin ella me han llevado a ser uno de los guerreros más letales del batallón. El que más de hecho. Por no decir frío y sin escrúpulos. Que ella esté aquí, aunque despierte sentimientos en mi que estaban muertos, no quiere decir que vaya a cambiar eso de la noche a la mañana.

Pero ésta no levantaba su mirada del suelo. Así que decidí zanjar el tema cuanto antes para poder hablar con ella de inmediato.

— ¡¡¡BASTA!!! - todos me miraban atentos - La culpa de lo que ha pasado ahí es sólo mía, y por supuesto tú lo has provocado, padre. Quiero que las cosas se queden como están, y si alguien ha de asumir algún castigo seré yo. Zoe ha ganado limpiamente así que le darás los privilegios que le corresponden.

Mi padre me mira enfurecido no sólo porque sabe que tengo razón, sino también por el tono autoritario de mi voz. Pero no puedo evitarlo...

— Y tanto que serás castigado, hijo. No por proteger a tu mujer, sino por desafiarme delante de todo el pueblo. Ella tendrá sus privilegios porque ha ganado. Y en cuanto a esta gente, no quiero volver a verla en lo que queda de su estancia. Espero que te encargues de ello.

— Me voy a encargar, padre, porque yo mismo me voy a ir unos días con ellos. Creo que lo mejor será que Zoe y yo volvamos solos cuando esta estúpida convención haya terminado, y los ánimos estén menos caldeados.

— Por fin tienes una buena idea, hijo mío. Lo prepararé todo para tu castigo, será justo antes de partir, así que buscaré a alguien que os acompañe. Con diez será suficiente. Dentro de una hora te quiero allí. Os estaremos esperando.

— Que venga Bluma. Ella ya sabe cómo acelerar el proceso.

— Bien.

Me froto los ojos frustrado y estoy dispuesto a pedirle a mi familia política que nos dejen a solas tan pronto como mi familia sale por la puerta, pero parece que Zoe ha decidido levantar la vista del suelo para mirarme desconcertada.

— ¿Cómo que un castigo? ¿Diez qué, Dirk?

— ¿Ya me miras?

— No eludas mis preguntas.

Miro a su padre buscando un apoyo, porque no sé cómo decírselo sin que quiera meterse en medio, pero parece que a él tampoco le salen las palabras...

— Sí, un castigo Zoe. Aquí las cosas son así, ya te lo dije... Me van a dar diez latigazos en la plaza, para castigarme por mi falta de respeto hacia mi padre.

— ¿Qué? ¿Por defenderme? Pero eso no es justo... Me iba a atacar por la espalda... Yo...

Se acerca a mi mientras lo dice para agarrarme de alguna manera y darme apoyo, pero la aparto enseguida, antes de que su contacto me haga débil.

— Tú nada. Quiero que no te metas en esto o me buscarás más problemas. No es por haberte defendido, es por cómo lo hice y por desafiar a mi padre. Así que no me lo pongas más difícil, quédate con tus padres hasta que termine y luego nos iremos con ellos.

LA DOMA DEL ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora