XXVI

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Dirk's POV

Ver a Henry delante de casa de Zoe apenas horas después de que hubiéramos aterrizado en la manada no me sorprendió para nada. Y me alegró saber que tenía la oportunidad de demostrarle al maldito idiota quién mandaba sin tener que tener en cuenta los sentimientos de Zoe. Obviamente no iba a matarlo, por muchas ganas que tuviera, pero podía hacerle daño a mi antojo.

El consejo de Alan había sido dejar de hacerle tantas concesiones a mi compañera, para que empezara a valorar que no siempre tenía que ser yo quien pusiera de mi parte. Era fácil decirlo cuando el que más perdía era yo si Zoe decidía rechazarme, no quería volver a pasarlo tan mal como estando sin ella tantos años de mi vida. Pero era el consejo de una persona que la conocía muy bien.

Y ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas.

Nada más le vi la cara a Henry, lo solté:

— Fuera de aquí, ya.

Él se quedó impertérrito en la puerta, y ni si quiera Zoe que me venía persiguiendo, intervino al escuchar mi voz. Sabía que cuando usaba mi voz de Alfa, la cosa no estaba bien. Y no es sólo que la estuviera utilizando, es que estaba acompañando mis órdenes de un gruñido que podría helar la sangre a cualquiera.

— Sólo vengo a saludarla, tío.

Pero claro, no al estúpido de Henry. A veces me preguntaba por qué Zoe había sido amiga de tal mamarracho...

Me interpuse entre la puerta y su visión de mi hembra, y le volví a repetir que se fuera, esta vez con mis ojos negros a punto de provocar que mi lobo saliera a la luz. Llevaba muchas horas despierto e irritado, y no podía aguantar más estupideces. Llevaba meses para marcar a mi mujer y los problemas no hacían más que acumulársenos. No entendía cómo ni por qué, pero todo eran putos problemas con Zoe.

El rubio que tenía delante de mí seguía sin moverse, así que le agarré del cuello de la camisa para acercar su cara a la mía y poder decirle que si no se iba él tendría que echarle yo. Cuando intentó agarrar mi mano para apartarla, se desató una pelea en el jardín de Zoe. Ambos nos transformamos enseguida y empezamos a pelear, pero obviamente no era una pelea justa...

Para cuando el padre de Zoe se metió en la pelea también en forma de lobo, Henry ya tenía varios huesos rotos y mordiscos en todas sus extremidades. Su maldito lobo lloriqueaba pidiendo consuelo. Y Zoe observaba horrorizada la escena sin pronunciar palabra. Veía en sus ojos que no comprendía por qué me había comportado así, pero así iban a ser las cosas de ahora en adelante y hasta que ella quisiera remar a favor conmigo.

Elle me indicó por dónde podía entrar para volver a cambiarme de ropa. 

Cuando bajé sin rastros de sangre y ya en mi forma humana al salón. Zoe y su padre se habían ido, y sólo quedaban Elle, Bluma y Erika hablando con las cabezas muy juntas.

— ¿Se ha ido con él?

Todas me miraron y se separaron de manera abrupta para responderme un "sí" de manera muy hostil. Obviamente no estaban al corriente del plan que Alan me había impuesto para recuperar a su hija.

— ¿Qué haces así vestido?

Me había puesto unos vaqueros ajustados con una camisa de vestir también algo apretada a cada músculo de mi cuerpo. Había empezado y no iba a dejar las cosas a medias. Si Zoe se había ido corriendo detrás de Henry era mi momento de pillarla desprevenida y darle una lección. Seguro que las noticias corrían rápido en su manada. Me dejaría caer por donde se suponga que salga la gente de su edad, y tontearía con alguna chica para que Zoe pudiera verlo. No me gustaba mucho la idea de hacer caso a una mujer que no fuera mi compañera, pero si eso conseguía que empezara a comportarse como una mujer hecha y derecha, que así sea.

LA DOMA DEL ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora