Atlas ha pasado por mucho desde que desapareció, ha descubierto cosas nuevas sobre sus poderes y le ha quedado claro que podía llegar a ser un peligro si los usaba.
Mike trata de ayudarla a entender que no lo es.
Eso es lo que él piensa.
Esta es la...
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"Desearía poder escapar de este lugar" "¡Mamá! ¡No puedo encontrar...!"¿Deje el horno encendido?" "Maldita zorra" "Ya son las 9, debería irme a casa" "¡Llegare tarde!" "Ninguna señal, ¡maldita sea!".
Paré en la última voz sabiendo que era la de él, me adentre en sus pensamientos los cuales seguían siendo los mismos de hace una semana. Aún no perdía la esperanza y lo amaba demasiado por eso, mas no podía continuar con esta tortura, no quería que terminara más dolido y yo, me sentía peor al leer sus pensamientos.
Abrí mis ojos aterrizando en el suelo con cuidado, me paré y salí de la habitación viendo como Eleven miraba la televisión con mucha atención. Mi mirada cayó en la mesa y vi que no se había terminado sus macarrones con queso.
—¿Ya no quisiste? —le pregunte a lo que ella negó sin verme, camine hasta la mesa para tirar sus sobras a la basura y dejar el plato en el fregadero.
—¿Qué dijo? —esta vez si me miro, baje la mirada con una pequeña y triste sonrisa.
—Nos extraña demasiado, que nada es lo mismo sin nosotras y que... Me quiere mucho.
Una pequeña lágrima se deslizo por mi mejilla, la limpie con rapidez y tosí intentando hacer que el nudo en mi garganta desapareciera y lo logré, mas ese sentimiento en mi pecho no se iba, no me dejaba como siempre.
Eleven se levanto del sofá para abrazarme, la rodeé con mis brazos sintiendo ese cariño por parte de ella, al igual como mi madre lo hacía. La quería demasiado, no importaba si no teníamos la misma sangre, ella es mi hermana, ya que la única cosa que nos unía como familia, eran los números en nuestras muñecas y el hecho de que crecimos en el mismo lugar.
Nos sentamos en el sofá y cerré los ojos, queriendo saber cuales eran los pensamientos de mi hermano.
"¿Cómo pudiste haberte ido de esa manera? ¡No pude verte por última vez! ¡Me duele! ¡Me duele que no vuelva a ver a mi pequeña hermanita! ¡TODO ES MI CULPA!".
Solté un fuerte sollozo al escuchar los pensamientos de Steve, me dolía, me dolía demasiado haberle hecho esto. No podía salir, ni ver a las personas que tanto amaba y quería. No podía hacer nada más que quedarme sentada, ver la maldita televisión por horas y leer los pensamientos de cada maldita persona en este pueblo.
—No llegara, deberíamos irnos a dormir —mire a Eleven y vio mi cara con preocupación, intente sonreír y lo único que me salio, fue una mueca.
Me tomo del brazo y fuimos a acostarnos en nuestra cama, que por suerte las dos cabíamos allí. Apague la luz usando mis poderes, mire el techo y solté un pesado suspiro, agradecía no estar sola a cada hora del día. Si fuera así, me estaría volviendo loca con el paso de las horas, pero Eleven estaba aquí para mí y yo estaba para ella, nos teníamos la una a la otra y no quería llegar a separarnos.
Dijimos las buenas noches al mismo tiempo y cerré los ojos, esperando despertar en una bonita mañana.
