Atlas ha pasado por mucho desde que desapareció, ha descubierto cosas nuevas sobre sus poderes y le ha quedado claro que podía llegar a ser un peligro si los usaba.
Mike trata de ayudarla a entender que no lo es.
Eso es lo que él piensa.
Esta es la...
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Salimos de la habitación tambaleando un poco y maldije en voz baja sosteniéndome de la mano de Eleven. No había cortado bien los orificios de la sábana, uno estaba más arriba del otro, así que no podía ver bien y gracias a eso, casi hago que las dos cayéramos al suelo de cara. Cuando logramos llegar a la cocina, vimos a Hopper cocinando tranquilamente y nos paramos detrás de él, esperando a que volteara a vernos.
—¡Boo! —exclamamos al mismo tiempo apenas miro sobre su hombro. El hombre se asusto y maldijo bajo su aliento.
—¿Por qué diablos se pusieron sábanas?
—Somos fantasmas —respondió Eleven. Hopper tomo la sartén con el desayuno, que eran tres panes franceses y fue a ponerlos en cada plato, para cada uno de nosotros.
—Sí, me di cuenta.
—¡Boo! —exclame, llevando mis manos para adelante como si fuera a causar algún terror en el hombre, pero solo me gane una extraña mirada de su parte—. ¿Halloween?
Hopper agarro la miel de maple, poniéndola en la mesa sin siquiera mirarnos.
—Claro, pero ahora vamos a desayunar, ¿sí?
—Pero pa... Pero Hopper, no nos verán —dije tratando de mirarlo a los ojos, con la sábana tapándome el ojo derecho.
Alejo su mirada tomando dos de los platos con el desayuno y fue a dejarlos en la mesa. Me di un golpe mentalmente cuando estuve apunto de llamarle "papá", lo cual hubiera sido demasiado raro e incómodo. Regreso por su plato para dejarlo junto al de nosotras y sentarse en su silla, lo seguimos durante todo eso y nos paramos frente a él a lo que nos miro.
—Queremos ir a pedir dulce o truco.
Casi inmediatamente frunció el ceño confundido, Eleven asintió queriendo darle a entender que en verdad quería ir y aunque Hopper lo sabía, iba a terminar negando como siempre. Deseaba que entendiera que estaríamos a salvo si él iba con nosotras y que por nada del mundo nos quitaríamos los disfraces. Quería que Eleven experimentara lo que es ir de casa en casa a que te den dulces gratis y terminar comiéndotelos todos en un solo día.
Pero antes de que le dijera algo al hombre, como fue de esperarse, termino negando.
Se levanto de su silla tomándome del hombro y obligándome a sentar, mas Eleven se quedo parada a mi lado. Mire de reojo a la chica y pude ver la tristeza en sus ojos.
—Conocen las reglas.
—No nos verán.
—No me importa —me quite la sábana y pude verlo perfectamente con ambos ojos. Me cruce de brazos enojada, Eleven aun seguía con la sábana puesta pero estaba igual de enojada que yo—. Si salen aún siendo unos fantasmas, corren riesgo. Nosotros no corremos riesgos. Son estúpidos, y...
Nos miro a las dos esperando a que continuáramos.
—Nosotros no —soltamos enojadas.
—Exacto... —se quedo un momento callado, soltó un pesado suspiro y miro a Eleven—. Ahora, quítate eso y siéntate a comer. Vamos, se enfría la comida.
Eleven se quito la sábana dejándola en el suelo junto a la mía, me acomode en mi lugar y mire como Hopper terminaba de echarle miel a mi pan e hizo lo mismo con el de Eleven. Me quede viendo el pan con pocas ganas de tocarlo, como si eso fuera hacer al hombre cambiar de opinión.
Hopper volvió a suspirar pesadamente al ver que ninguna de las dos daba bocado alguno y dejo la miel en medio.
—De acuerdo... ¿Qué tal si hoy salgo temprano, compró un montón de dulces y engordamos juntos mientras vemos una película de terror? —nos miramos entre las dos. La idea sonaba realmente tentadora y no me podía negar ante eso—. ¿Aceptan esa concesión?
—¿"Concesión"? —dijo Eleven confundida y frunciendo el ceño al igual que yo. Aunque deletreó la palabra lentamente, le miramos aun confundidas sin saber que significaba.
Se rasco la barba pensando y al final hablo.
—Es un punto intermedio, es como medio feliz.
Eleven me miro y asentí, por lo que ella decidiría la hora.
—¿A las cinco-uno-cinco? —pregunto Eleven, ambos me miraron y solté un pequeño "Bien".
—A las cinco con quince. Sí, claro.
—¿Lo prometes? —solté en casi un susurro, se recargo en la mesa mirándonos a las dos.
—Sí, lo prometo.
Sonreí feliz ante eso, adoraba cuando estábamos todos juntos viendo películas y comiendo montones de comida chatarra. Era como un fin de semana en familia normal... Quitando el hecho de que las dos nos ocultábamos de un laboratorio y que tenemos poderes que podíamos usar contra un montón de personas.
Ah, adoro esto.
—Medio feliz.
La castaña se encogió de hombros, Hopper le revolvió el cabello y reí, a lo que me miro y antes de que pudiera evitarlo, me revolvió el cabello haciendo que terminara en mi cara. Los tres reímos, acomode mi cabello y comenzamos a comer.
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Atlas Harrington
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010
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