Atlas ha pasado por mucho desde que desapareció, ha descubierto cosas nuevas sobre sus poderes y le ha quedado claro que podía llegar a ser un peligro si los usaba.
Mike trata de ayudarla a entender que no lo es.
Eso es lo que él piensa.
Esta es la...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Termine de ponerme un gran suéter de lana negro, unos shorts de mezclilla, mis casi largos calcetines blancos y mis tenis del mismo color que el suéter. Me estire sintiendo un poco de dolor en la espalda, pues dormir en el suelo no creo que haya sido una buena idea y vi a Eleven ya cambiada, por lo que estaba tirada en la cama viendo el techo y buscando algo con que entretenerse.
El sonido del martillo chocando contra el clavo fue lo que no dejo de sonar en toda la mañana, abrí la puerta curiosa por ver que sucedía y vi a Hopper cubriendo las ventanas con tablas de madera.
El hombre se dio la vuelta y en cuanto me vio, cerré la puerta con fuerza volviendo a poner llave. Me tire a la cama a un lado de Eleven, sabiendo que él estaba frente a la puerta.
Me arrepentía por haberle arrojado esos libros, por haberle hablado de esa manera y además, por haberle dicho que era igual a ese hombre, por que no lo era... Él era mucho mejor que ese maldito lunático.
Él si era un buen padre.
—Niñas, sobre lo de anoche... Quiero ver todo limpio y ordenado, luego quizá piense en reparar la televisión —se alejó y escuchamos como cerró la puerta yéndose a trabajar.
Quería olvidar todo lo relacionado con lo de ayer y arrastre a Eleven para que me ayudara a limpiar el desastre que hice, queriendo usar la limpieza como distracción. La chica se puso a acomodar los muebles y yo me puse a barrer los pedazos de vidrio que terminaron en el suelo, tuve que levantar el sofá con mis poderes mientras pasaba la escoba y algo extraño capto mi atención, por lo que moví el sofá lejos y deje la escoba a un lado.
—¿Eleven?
La chica se me acerco, moví un poco la alfombra y nos agachamos para ver una pequeña trampilla en el suelo. La abrí encontrándome con el montón de cajas y en una de ellas, decía "Laboratorio Hawkins". Me metí para sacarla, Eleven la tomo dejándola a un lado y me ayudo a volver a subir.
—¿Qué crees que tenga adentro?
—Lo estamos por averiguar —contesté, abrimos la caja y solo habían puros papeles.
Paso media hora y todo lo que veíamos no era para nada interesante, hasta que me detuve en un archivo que decía "Clarissa Banner".
Estuve por abrirlo cuando Eleven me llama y escondí el archivo bajo el colchón dirigiéndome a ella. Me entrego un pedazo de periodo que de título dice "Ives afirma que robaron a su bebé Jane" y luego me entrega una foto de la tal señora junto a papá.
—¿Quieres que la busque?
—Yo quiero hacerlo —apunto a la radio y se la di, se puso su venda en los ojos y en lo que ella buscaba a esa señora, fui por el archivo que había dejado.
Mire a Eleven de lejos viendo lo concentrada que estaba, regrese a ver el archivo y lo abrí para ver lo primero que me salio: "Acusan a hombre de secuestrar niñas" pase de largo en busca de un nombre y 'Banner' fue lo que encontré. El articulo decía: "La joven de 23 años, Clarissa Banner, acusa al doctor Brenner de haber secuestrado a su hija recién nacida, Marie Banner. Semanas después, se comprobó que la bebé falleció horas después del parto por problemas respiratorios".
¡Marie es mi segundo nombre! Pero a mis padres nunca les gusto llamarme así y nunca entendí para que me habían puesto 'Marie' si no les gustaba. Quise suponer que lo hicieron por esa señora... Por haber perdido a su hija.
¿Yo era esa niña? Por algo Hopper tenía estos archivos y si pudieron falsificar la muerte de Will, pueden falsificar cualquier cosa.
Hasta que encontré una foto de la señora.
—¡MAMÁ!
Escuche a Eleven gritar, deje la foto tirada en el suelo y fui corriendo a ella, la chica lloraba aun con la venda puesta. Me agache rápidamente y le quite la venda para luego sostenerla de los hombros y abrazarla, dejándola llorar en mi hombro mientras la intentaba calmar, pero en mi mente no podía dejar de pensar en los rasgos de la señora.
