Atlas ha pasado por mucho desde que desapareció, ha descubierto cosas nuevas sobre sus poderes y le ha quedado claro que podía llegar a ser un peligro si los usaba.
Mike trata de ayudarla a entender que no lo es.
Eso es lo que él piensa.
Esta es la...
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Estábamos todos en el centro comercial, Dustin se encontraba en Scoops Ahoy hablando con mi hermano y nosotras dos, seguíamos a Jane que no dejaba de observar las tiendas del lugar, a lo que dejamos a Lucas, Will y a Mike solos. Mi preocupación comenzó a crecer en cuanto más me concentraba en la cantidad de personas en el lugar, estaba tan lleno que me desesperaba y no podía evitar sentir que me sofocaba, quería salir corriendo del lugar y me odiaba por eso, ya que ayer no había parecido un problema.
Sé que han pasado casi dos años desde la última vez que tuvimos que enfrentarnos a un monstruo, pero no dejaba de sentirme paranoica a cada momento y que si volvía a usar mis poderes demasiado, terminaría sucediendo algo de lo que terminaría arrepintiéndome y ese simple pensamiento me asustaba... Me carcomía por las noches cuando trataba de dormir y deseaba, nunca haber re-descubierto mis poderes.
Lo bueno, era que tenía a mis amigos que me ayudaban a tranquilizarme y mucho más Mike, aunque no eramos amigos. Era el mejor para estrecharme entre sus brazos, dejándome sentir el alivio de que en ese día, nada haya salido mal.
Me quedé sosteniendo la mano de Jane, cuando me sentía de esta manera, me recordaba a los primeros días que llevábamos de conocernos. Ella no soltaba mi mano y ahora, me sentía como ella en esos tiempos.
—¿Estás bien? —me pregunto Max, asentí con la cabeza y me miró sin creerme—. ¿Vamos por una hamburguesa?
Eso llamo toda mi atención, amaba las hamburguesas y tenía el antojo de una, a lo que fuimos a Burger King.
Ya estábamos sentadas en una mesa para cuando los chicos llegaron y Mike se sentó frente a mí agarrando de mis papas, a lo que termine dándoselas y comiendo solo mi hamburguesa. Jane, Lucas y Dustin, fueron a comprar más comida dejándonos a nosotros cuatro en las dos mesas que habíamos juntado.
Al terminar mi hamburguesa y de contestarle a Will que sí iríamos a jugar D&D, mis ojos se posaron en una mujer de cabello castaño oscuro, haciendo que mi corazón comenzara a palpitar con rapidez y cuando nuestros ojos se toparon, fue como si todo en mi mente estuviera en llamas.
Todo se estaba saliendo de control en cuanto las luces en el lugar parpadearon.
—Atlas, ¿qué sucede?
Era ella, la de la foto que encontré en la cabaña y que nunca me atreví a buscar.
—M-mi madre... Mi verdadera madre.
El silencio se hizo en la mesa, vi como la mujer caminaba para otra dirección y al notar que tenía puesto un vestido negro muy elegante, me levante de mi lugar y la comencé a seguir a donde sea que se estaba dirigiendo. Por un momento estuvo demasiado cerca de verme, me escondí detrás de un muro blanco y cuando gire mi cabeza, vi a la pelirroja y a la castaña a mi lado, ambas chicas estaban pegadas al muro de la misma manera que yo. Jane tenía una malteada en su mano y Max, sus lentes de sol rojos.
Las mire incrédula, pero rodé lo ojos para regresar a lo que estaba.
—¿Cómo sabes que es tu mamá?
—Tengo una foto de ella —salí de donde estaba y continué siguiendo a la mujer—. La encontré entre los expedientes del laboratorio cuando buscábamos a la madre de Jane.
—Nunca me dijiste —hablo la castaña.
—No se lo dije a nadie, quería que quedara en el pasado y ahora...
—La estamos siguiendo.
La mujer se metió a un restaurante y nos tuvimos que detener, sabiendo que no podíamos entrar.
No tenía un plan y mi única opción, fue tener que meterme a la mente de alguien para poder ver donde estaba la mujer. Nos metimos a los baños más cercanos, sabiendo que terminaría flotando por el aire, y que mis ojos y mis manos estarían brillando de esa luz azulina tan conocida.
Fue fácil encontrar a alguien y meterme a su cabeza, tal como había hecho años atrás al querer ver a Mike.
La mujer estaba hablando con un desconocido hombre, no me dejaba tener un bues vistazo de su rostro, ya que estaba parada frente a ella y su cuerpo cubría el de ella. Me metí a otra persona y pude ver perfectamente su cara, al igual que cada facción que me afirmaba que era mi madre y el color de sus ojos... Teníamos esa misma tonalidad oscura.
El hombre se levanto de su silla para jalar el de ella y todo pareció derrumbarse dentro de mí.
—¡¿Hopper?!
Caí al suelo en cuanto el hombre miro a todos lados confundido.
Las luces parpadearon una y otra vez, salí del baño siendo seguida por las chicas que trataban de detenerme y en cuanto pase por las puertas del restaurante, me detuve por completo y comencé a retroceder como si estuviera siendo arrastrada por alguien. Supe que era Jane evitando que hiciera algo realmente estúpido.
—Escucha... ¿Qué si Hopper no sabe que es tu madre? —me cruce de brazos, sabiendo que no podía mover las piernas y me quede viendo a ambas chicas.
—¡Él tiene los archivos!
—Y si los hubiera leído, no se estaría arriesgando a salir con ella, mucho menos a tener cualquier tipo de contacto —se quedo callada, como si estuviera pensando—. A menos de que... Ella sepa algo.
Lleve ambas manos a mi boca, quería vomitar y trate de calmarme contando hasta 30.
—Alto, alto, alto... ¿Tratas de decir que la madre de Atlas, puede ser uno de los malos?
—Pero leí el periódico y decía: Clarissa Banner, acusa al doctor Brenner de haber secuestrado a su hija recién nacida, Marie Banner.
—Pudieron haberle dado un periódico falso... —soltó Max.
—¡¿Y por qué el de Ives no lo era?!
—¡No lo sé, Atlas!
Nos quedamos calladas durante un buen rato y en cuanto Jane me soltó completamente, me aleje de las dos para regresar con los chicos. No quería pensar que mi verdadera madre era como el maldito de Brenner, simplemente no lo podía ser... ¡Maldita sea! ¡Ella trato de recuperarme! ¡Ella me quería de vuelta!
Era completamente imposible que fuera como Brenner y se los demostraría.
