La hermana de Ryoma Echizen I~[Prince of tennis]

Una fecha importante, la pelea de los novatos

Capítulo 3. Una fecha importante, la pelea de los novatos.

Kaos ya había pasado su primer día en Seigaku, pero las dificultades ya comenzaban a aparecer. Inui parecía saber cosas de su pasado, las cuales ella no había sido capaz de superar.

Como siempre, la muchacha se despertó muy temprano para dirigirse a la escuela, pero estaba algo perezosa, no quería salir de la cama.

— ¿Qué hora será? —se preguntó Kaos, percatándose que eran las 6:30 en el despertador—Es mejor que me vaya a desayunar y parta a Seigaku. Tal vez me encuentre a alguien para entrenar. Además, tengo que ir temprano porque nadie hizo la limpieza del salón—dijo con tono de queja, sin saber que Nanjiroh estaba llegando a su habitación.

— ¿Puedo pasar? —preguntó el padre de la muchacha, abriendo la puerta de la pieza de Kaos.

—Pasa—contestó fastidiada la de ojos azules.

— ¿Qué te pareció Seigaku? —preguntó el de cabellos castaños.

—Muy bien—respondió escuetamente la de cabello azabache.

—Tan comunicativa como siempre hija—dijo sarcásticamente el mayor de los Echizen. Como siempre tan comunicativa hija.

—Bueno, tengo que ir a ducharme y a tomar desayuno. Será mejor que despiertes a Ryoma o llegarás tarde.

—Sí, ya voy—contestó enojado el padre, viendo como su hija salía de su habitación para luego quejarse de ella— ¿Por qué mi hija será tan seria? Me pregunto a quién habrá salido, es peor que su hermano. Voy a ir a despertar a Ryoma—

Mientras esto sucedía, Kaos terminó de ducharse y bajó al primer piso ya vestida con el uniforme de Seigaku, lista para irse, pero algo al incomodaba. Ese día era uno especial, uno que deseaba borrar de su mente y de su vida para siempre.

Su madre que siempre era la que estaba más preocupada por ella se dio cuenta de que su pequeña no se encontraba bien.

—Hija ¿te pasa algo? —preguntó cariñosamente Rinko.

—No es nada mamá, no pasa nada—aseguró la hermana de Ryoma, comiendo una tostada.

— ¿Estás segura? Te veo un poco pálida hija ¿segura de que puedes ir hoy a la escuela? —consultó la madre, que quería que su hija se quedara en casa.

—De verdad no te preocupes mamá. Estoy bien, es solo que—intentó decir Kaos, pero Nanjiroh interrumpió como siempre, apareciendo junto con Ryoma, al cual abrazaba para molestarlo.

—Vaya ¿qué les pasa? Ustedes dos tienen cara de funeral ¿acaso se murió alguien? —preguntó burlonamente el ex samurái, recibiendo reprobación por pate de su mujer.

—¡¡Nanjiroh!!—exclamó enfadada Rinko.

—Tengo que irme. Hoy llegaré más tarde, además iré con los chicos de Seigaku a visitar una tienda—comentó la muchacha, abriendo la puerta de entrada.

—Muy bien hija, que te vaya bien—contestó sonriendo su madre, despidiéndose de Kaos, que ya había salido del hogar Echizen.

—Se puede saber por qué me gritaste de esa manera—cuestionó Nanjiroh tocándose los oídos.

—Nanjiroh ¿cómo puedes ser así con tu hija? —preguntó enojada su esposa.

—Estoy de acuerdo, eres un tonto—acotó el de ojos ambarinos, mientras comía su desayuno, acompañado de Karupin.