26. Juegos

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Ya se le estaba haciendo costumbre a Harry esto de darme su ropa cuando yo iba a su casa.

Un buzo negro de rayas blancas a los lados, de esos que te aprietan al final de la pierna, con un polo verde oscuro básico, era lo que me cubría.

Una vez que salí del baño, no encontré a Harry por toda la primera planta, así que decidí subir a buscarlo. Recordé ese estudio que él usaba para tener sus instrumentos, entonces me dirigí a la tercera puerta que me llevaba el pasadizo. Estaba semiabierta, de la habitación salía una melodía de guitarra. Me acerco más a la entrada de su cuarto para escuchar los murmuros de Harry.

-No, no, así no queda...- un gruñido seguido por un pequeño golpe me hace saltar en mi sitio.

«Estaba componiendo»

Un ruido de movimiento volvió a sonar, igual que las cuerdas. Su voz ronca soltaba "la, la, la's" tratando de conseguir una coherencia.

-Lo estoy haciendo mal, no es guitarra... Es piano...- suspira y siento sus pasos. Por un momento pienso retroceder, pero el sonido de una silla siendo arrastrada, me da a saber que sigue en el cuarto.

Puedo imaginarlo examinando con sus hábiles dedos cada tecla, con el ceño fruncido, concentrado.

Decido dejar de ser tan curiosa e ingreso a la habitación como si no supiera nada. -Oh, aquí estabas- sonrío caminando hasta su lado.

-Sí, yo... Ya sabes...- se levanta nervioso hacia el sofá y toma un cuaderno que estaba abierto sobre el.

-Qué pasa...- río levemente por su nerviosismo.

-Nada... Sólo quería estar un rato acá... Me relaja- alza los hombros haciendo una línea recta con sus labios.

«Ya Harry, y Niall tiene veinte tatuajes»

-¿Que escondes ahí?- digo señalando el objeto que había colocado trás de él..

-Nada...- alza las cejas y hace un pico con sus labios mientras nega con la cabeza creando una cara muy graciosa.

-¿Tocabas el piano?- decido cambiar el tema fijando mi atención en el gran instrumento atrás mío.

-Sí... ¿Sabes tocar?- habla más relajado lanzando despacio la libreta sobre una pequeña mesa.

-No... Quise aprender, pero nunca tuve la oportunidad- sonrío de lado recordando.

-Ven- camina de nuevo hasta la silla frente al piano; Junta sus piernas y las palmea queriendo que me siente sobre ellas.

Yo lo obedezco y quedo en una posición en que le doy la espalda y observo las teclas. El coloca su cabeza a mi lado derecho y toma mis manos poniendolas sobre el tablero.

-¿Alguna vez has tocado?- sujeta mi dedo índice haciendo que toque cada melodía.

-Yo sé tocar pequeñas canciones de niños, ¿Quieres oír?- me suelto despacio de su agarre poniendo mis manos en posición.

-Adelante- me hace un ademán y siento la sonrisa en su voz.

Toco tres canciones básicas que me había enseñado mi papá hace mucho tiempo. Eran cortas, como dije, para pequeños, pero algo era algo, eh.

-Tienes mucha agilidad en los dedos. Podríamos prácticar si deseas, te puedo enseñar- busca mi mirada moviendo su cuerpo.

«Eso sonó tremendamente mal»

Sonrío pícara alzando mis cejas perversa. Él se da cuenta de sus palabras y me imita.

-Ah, bueno también podemos practicar eso, si quieres- bromea pasando una mano por mi pierna.

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