42. Tensión

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-Sophia, ¿No vas a desayunar nada? Al menos tómate una taza con leche hija...- mamá regaña una vez más desde mi puerta.

Yo seguía igual de nerviosa, ansiosa, asustada que ayer.
Son las ocho de la mañana y Harry no había respondido ninguno de mis mensajes o llamadas.
En toda la noche no pude dormir tranquilamente. Cuando intentaba cerrar los ojos, una horrible imagen venía a mi cabeza impidiendome descansar.

-No má, de veras, no tengo hambre, gracias- atraigo mis piernas a mi pecho abrazándome a mi misma.

-Debe estar ocupado Soph. No te preocupes- ella alienta desde su lugar.

Le había contado hace unas horas todo, cuando me escuchó llorando en la madrugada. Ella me dijo que no me angustiara, qué tal vez tuvo un percance, pero yo sólo pensaba lo peor.

No digo nada y sigo con la mirada puesta en mi celular. Esperando como si mágicamente apareciera un mensaje de Harry diciendo "estoy bien". Joder, con que solo me ponga una letra estaría tranquila.

Unos minutos más tarde, decido levantarme de la cama e ir por un poco de jugo. Regreso a mi habitación y la ordeno un poco.
Vuelvo a chequear el celular, lo pongo a timbrado máximo por si algún mensaje entre.

Me doy un baño, me cambio, incluso me hago una trenza.

Diez de la mañana.

Pienso por unos instantes en llamar a Anne, mas no tengo su número. Pienso en contactar a Gemma. ¿Pero como? No sé a quién preguntarle por Harry.

Pongo su música. Escuchar su voz así sea en canciones me relaja algo.

Una lágrima involuntaria se desliza por mi mejilla, y no me doy cuenta hasta que esta cae mojando mi mano.

Me inclino un poco hacia la derecha y tomo de encima de mi mesita de noche el cuadro con la primera foto que nos tomamos.

«Harry no me hagas esto. No puedes ser tú»

Miro nuestras caras en ese momento. Sin que él me conozca en lo absoluto. Nos divertimos tanto ese día... Harry cambió por completo mi vida, en todas las maneras posibles.

Devuelvo la foto a su sitio y busco uno de mis libros de la saga de Harry Potter. Me propongo a acabar la última parte que me falta para terminar el número cinco. Al menos así tengo una forma de distraer mi mente.

Doce y media.

Mamá me manda a comprar unas cosas al supermercado. Cuando regreso a casa, la ayudo a cocinar para el almuerzo.

-¿Tienes noticias de Harry?- me pregunta mientras trabajaba en la algo en la olla.

-No, aún no responde- suelto con un hilo de voz, picando las verduras para la ensalada.

Siento sus manos en mis hombros, dándome apoyo. -Es Harry Styles, Soph- me dice dulcemente. -Desde los trece años fue tu héroe, "el invensible", "el que todo lo puede", "el hombre perfecto". Tú misma lo decías, cariño. Él está bien, no te asustes- susurra con ese cariño maternal.

-Y que si no mamá- me giro bruscamente con lágrimas en los ojos. -Qué si de verdad ese fue su avión. Las horas coinciden. Qué si en serio le pasó algo má. Yo no quiero...- exploto en llanto desconsolada.

Ella me abraza fuertemente mientras sollozo en su hombro.

No puedo imaginar mi vida sin él. No sólo como el chico al que quiero, si no también también como Harry Styles, mi ídolo, el cantante de miles de chicas.
He dependido tanto de él, crecí tan unida a ese hombre que ahora lo necesito en todo momento.

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