31. Viaje

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-No me parece que nos vayamos en un avión privado. Podemos viajar tranquilamente en uno normal- se queja mientras sube las escaleras hacia la cabina.

Ruedo los ojos una vez más. Todo el camino ha venido haciendo drama sobre el viaje. Qué tal cosa no le parece, que puede ser así y no asá. La mujer me está volviendo loco.

-Oh bueno, si querías morir aplastada por toda la gente que iba a haber, me lo hubieras dicho antes- hablo sarcástico avanzando por el pasillo alfombrado hasta los asientos.

-Es que esto es más caro que uno común. No me gusta que gastes tanto dinero.- estoy apunto de contradecirle que eso no es un inconveniente cuando ella se adelanta. -Y sí, ya sé que no es un problema, pero esto de que tú pagues todo el viaje no me agrada- sigue reclamando. Mi cerebro está empezando a doler, solo cállate Harry. No le refutes, acabarás perdiendo.

-Ok, lo siento. La próxima vez que viajemos será en uno normal.- le sigo la corriente sentándome a su lado en los cómodos sillones.

-Gracias- sonríe satisfecha recostando su cabeza en el respaldar.

-Este vuelo va a ser muy pesado. Por eso dije para viajar así, estaremos más cómodos.- suelto girando la cabeza a mirarla.

-Son casi once horas, ¿Verdad?- cierra sus ojos descansando. Era muy tarde, es casi media noche y hoy fue un día ajetreado.

-Sí. Escucha, cuando salgamos del aeropuerto de allá, serán como las siete de la mañana. No te separes de mí por favor. No he contratado a ninguna seguridad, estaremos solos allá, es peligroso ¿Sí? Saldremos lo más cauteloso posible de ese lugar.- advierto serio.

Era verdad, hablé con mi equipo, y pedí que no manden guardaespaldas. Quiero que solo seamos Sophie y yo. Aunque corra el riesgo de que fans nos encuentren, evitaremos todo para no ser atención.

-No te preocupes, estaré a tu lado- me devuelve la mirada cansada. Los ojos se le cierran, pero ella trata de aguantar para quedarse conmigo.

-Duerme. No me moveré de aquí- hablo en tono bajo para arrullarla.

-Ni que fueras a saltar del avión, tarado- responde graciosa acomodándose.

Niego con la cabeza divertido. En ningún momento perdía su esencia.

Reclino nuestros asientos para que queden echados, como son anchos parecen una cama, por lo que dormir no es un problema.

Estiro mi brazo para que apoye su cabeza en mi hombro y así lo hace. Ella se abraza a mi torso. Con la mano que estaba bajo su nuca, acaricio su pelo haciendo que se relaje.

-¿Te pido una manta?- susurro cuando la siento temblar. Soph asiente en respuesta y presiono un botón frente nuestro llamando a un areomozo.

-Hola, ¿Me podrías traer una manta, por favor? Y si no es mucha molestia, puedes apagar las luces?- saludo educadamente al hombre delante mío. A los segundos él hace todo lo que pedí.

Estiro la manta celeste sobre nosotros, y el cuerpo de Sophie se estremece por el calor.

-¿Mejor?- me coloco de lado pegando su cuerpo al mío.

Me encanta estar así con Sophie, es una manera de sentirme más cerca de ella, de romper barreras y estar en intimidad. Solo nosotros.

-Eres un maldito educado. Por tu culpa yo también soy así. Saludo y me despido de cada maldita persona que veo porque tú me enseñaste eso- suelta entredientes con los ojos cerrados.

Una carcajada se me escapa al escucharla. -Gracias por seguir mi buen ejemplo- bromeo acomodando su cabello.

-Dejame dormir ya. Mañana quiero tener energía para joderte la vida- juega escondiendo su cara en la curva de mi cuello.

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