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32. Lo que pasa en Las Vegas... 1/2

Oh...mierda

Harry Styles era el chico más astuto de la tierra.

Y ahí estaba yo... Con la boca abierta como pendeja, mirando mi copa de piña colada, seguido por la sonrisa victoriosa del ondulado frente a mí.

-Yo... ¿No quieres ir a la piscina?- me levanto de golpe sonriendo evitando el tema.

-No, no seas tramposa. Mejor dime, tú vienes aquí, o yo voy a besarte...- fastidia ladeando la cabeza.

-Lo harás...- hablo lentamente poniéndome sus sandalias a un lado mío. -¡Solo si me atrapas!- grito tomando las llaves de la habitación y empezando a correr de vuelta al ascensor.

Corro como nunca lo había hecho en mi vida, ni siquiera en la escuela para Educación Física lo había hecho así. Atravieso el lobby carcajeandome al pensar en él buscando sus zapatos los cuales tengo yo.

Toco varias veces el botón del ascensor hasta que sus puertas se abren, entro rápidamente viendo a lo lejos a Harry correr hasta aquí. Presiono como loca el botón de cerrar y a los segundos lo hacen impidiendo el paso a Harold.

Respiro agitada apoyándome con una de las paredes preparándome para salir y encerrarme en la habitación. La adrenalina atraviesa mi cuerpo cuando escucho el sonidito de la campanita anunciando que llegué a mi destino.

Troto hasta nuestra puerta y deslizo la tarjeta por la llave, ingreso al cuarto e inmediatamente cierro con seguro la puerta tras mío.

Trato de normalizar mi respiración caminando hasta la cama y sentarme en el filo de esta.

Faltan pocos minutos para que él llegue, ¿Qué pasará ahí? ¿Me besará a la fuerza? ¿Se enojará conmigo por no querer cumplir mi promesa? No, él dijo que no podía molestarse conmigo...

Tres toques secos hacen que mi corazón vuelva a alterarse y mi pulso vaya a mil por hora.

-¿Sí...?- grito haciéndome la desentendida.

-Sophie, abre, no me hagas bajar a recepción por otra llave- la voz amenazadora de Harry suena al otro lado de la habitación.

Camino despacio y paso la tarjeta lentamente por debajo de la puerta. Corro de puntitas hasta el baño y me encierro ahí.

-Sophie... Nena... Deja de esconderte- pide en tono gracioso haciéndome sonreír aunque no pueda verme.

Escucho sus pasos hasta mi escondite, seguido por dos toques en la puerta.

-No hay nadie...- grito sentándome sobre el inodoro.

-Oh, bueno, voz misteriosa, ¿No has visto a una chica muy linda correr como demente por todo el hotel? Vestía un polo blanco sobre un sexy bikini verde- siento la gracia en su voz al otro lado del cuarto.

-No... ¿Para que la buscas?- hago mi mejor imitación de niña buena.

Este es el momento en que tus brazos tiemblan y no por el frío. Sino, por los nervios de saber que va a pasar algo que sabes que no lo vas a poder evitar.

-Me debe algo que quiero hace mucho tiempo. Solo que ella es un poco tímida, y se fue corriendo- trata de decirlo serio, mas en su voz se escapa ese tono bromista.

-Sus razones debe tener...- hablo sabiamente haciendo que ría.

-Bueno, es que... También me gustaría decirle un par de cosas a esa chica, ¿Crees que deba decirselas? ¿O debería guardarmelas?- la duda cruza su voz.

-Deberías hablar con ella...- confieso quitando pestillo a la puerta.

-Sí, solo tengo que encontrarla- dice severo.