24. Confesiones

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-¡Sophia es mantequilla y cocoa! ¡No solo la mantequilla!- grito subiendo mis manos a mi cabeza.

Mi cocina es todo un desorden. Es evidente que no servimos para los postres. Leí atentamente las instrucciones por internet de como hacer brownies caseros, por fortuna, tenía todos los ingredientes que necesitábamos aquí en casa, pero éramos un desastre haciéndolo.

-¡Diablos cierto!- ella ríe sacando el recipiente del microondas para colocar un poco de lo que faltaba.

La campanita avisa que el tiempo se acabó y retiramos la pequeña fuente.

-Ahora, aquí dice que hay que batir esto...- lee la receta que dice la tablet a un lado suyo. -con una taza de azúcar y una cucharita de vainilla- específica con una sonrisa.

Se veía tan graciosa, se había puesto un mandil de cocina con la imagen del cuerpo de la mujer maravilla. Aunque no entendía porque lo hacía, si su cuerpo era mejor. Y se colocó uno de esos grandes gorros blancos típicos de chef.

-¿¡Una taza de azúcar!?- pregunto exaltado. Eso es más de lo que consumo en un día entero.

-No molestes- hace un ademán con su mano sin mirarme y sigue leyendo. -luego le agregamos dos huevos...- canturrea dirigiéndose al refrigerador.

-Yo tengo dos- bromeo con una sonrisa de oreja a oreja. Ella gira sobre sus pies dándome una mirada de rayos láser.

-Hazlo tú, "señor yo tengo dos huevos"- imita mi voz dándome los ingredientes para mezclarlos.

Río al mismo tiempo que bato la azúcar, combinando todo. -pero es cierto... Así nací, no es mi culpa. Si no me crees, algún día puedo mostrart...- un manotazo en el pecho me hace callar. -que agresiva...- susurro frunciendo el ceño. La veo de reojo sonreír, eso es lo importante.

-Ahora la harina- suelta rápido pasando por mi lado a buscarla.
Ella espera que acabe de mezclar todo para agregar con delicadeza el otro ingrediente. -Muévelo despacio...- dice tranquila sin darse cuenta del segundo significado en sus palabras.

Giro la cabeza a mirarla con las cejas alzadas y una sonrisa soncarrona. -Eres un cerdo- rueda los ojos graciosa haciéndome carcajear.

Sé que nos divertiremos mucho esta noche, y espero que pasen cosas interesantes... Abrazarla, hacer chocar "por accidente" nuestras manos; la parte que más me emocionaba es la de dormir. Por supuesto que íbamos a dormir por separado, pero el frío aquí era demasiado, moriríamos congelados, así que no nos quedará de otra que juntarnos más.

Sí, sí, también podríamos entrar a la casa, y dormir tranquilamente en una cómoda cama... ¡Pero no! Así no hay diversión, amigos.

-Pongámoslo en el horno- Sophie avisa, sacándome de mi transe idiota. Coloca la bandeja con nuestra mezcla al fuego y vemos el reloj para calcular el tiempo.

-¿Ahora que hacemos?— pregunto caminando a su lado hacia la sala.

-Yo estoy exhausta, hoy jugué dos partidos de fútbol americano- comenta mientras se tira en el sillón exageradamente. Le sonrío al mismo tiempo que me siento al lado de su cuerpo extendido.

-Ven, échate aquí- palmeo mi pierna y ella recuesta su cabeza sobre mi muslo.

-Cuénteme, señorita, ¿Cuál es su problema?...- juego acariciando su cabello.

-Bueno doctor Styles... Aparte del cansancio por el trabajo, estoy muy confundida...- bromea haciéndose la seria.

-¿Confundida? ¿En que sentido?- busco su mirada, pero ella está muy ocupada jugando con sus dedos en el aire.

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