U-06

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-Será mejor que vayas a dormir un poco- dijo Akeno estirando su cuerpo, había estado conversando con Natsu durante toda la noche y parte de la mañana, por los relatos que él le había contado conoció a sus amigos del Gremio al que pertenecía en especial a Happy, Lucy, Gray, Erza y Wendy, el mundo donde el vivía lo podría considerar uno de fantasía, en donde la magia, los dragones, los caballeros y con lo que muchas niñas sueñan ser, princesas eran cosas de cada día, el contó sus aventuras que tenía con sus amigos, en especial la vez que fue a Edolas y el primer enfrentamiento en contra de Acnologia, el llamado "dragón del apocalipsis" pero lo que más le llamo su atención fueron las circunstancias con las cuales él había llegado ahí, simplemente el pensar, él como se sentía al ya estar a salvo y terminar siendo arrastrado a un lugar que no conoces, la llenaba de impotencia y un sentimiento de querer ayudarlo.

-No ya dormí lo suficiente -

Por su parte ella le contó sobre las aventuras que tenía, desde el momento que se unió a la familia Gremory y explicó los puestos que cada uno de ellos tenían, presentando a cada uno de sus amigos que el día pasado Natsu golpeo, aclaró las diferencias entre sus mundos y resumió todo lo que el necesitaba saber para poder tener una vida tranquila en lo que podía regresar a su mundo.

-Esta bien, yo saldré un momento a hacer la compras- contestó ella poniéndose de pie.

-Te acompaño será divertido ver como es este mundo- dijo Natsu siguiéndole con una sonrisa.

-Espera un momento, no puedes salir con esa ropa - ante lo dicho Natsu miro su ropa y ciertamente tenia razón lo que portaba se encontraba sucio por la sangre que brotó de su heridas y rasgada por los golpes recibidos, Akeno salio del edificio principal y cruzó el pequeño patio que tenía detrás de su casa, a lo que parecía ser un cobertizo y después de unos minutos en los cuales busco entre las cajas y utensilios regreso. -Ten son de uno de mis familiares, quizás te queden- entre sus manos portaba unas cuantas prendas que supuso que a su ahora acompañante le quedarían, Natsu las tomo y las observó por unos segundos, sonrió y fue a una habitación, regreso con la ropa ya puesta, eran un pantalón olgado y una camisa de manga larga, no podían faltar sus sandalias y su preciada bufanda que siempre portaba.

-Gracias- dijo él.

-Estas bien con eso?- Pregunto curiosa.

-Si no hay problema es fácil moverse- dijo soltando golpes al viento.

-Esta bien... Entonces vamos, recuerda no puedes usar tu magia enfrente de los demás- dijo ella comenzando a caminar a las afueras del templo.

-Si...- contestó siguiéndola. Para su sorpresa después de caminar unos cuantos minutos era rodeado por inmensas construcciones de cristal, todo una ciudad.

-Por cierto Natsu cuantos años tienes? -preguntó ella.

-Mmm... No lo se, creo que 25 o 26...- dijo mientras miraba impresionado sus alrededores, una gran cantidad de gente caminaba de aquí para haya, carrozas de metal se movían en orden y grandes ruidos y olores s inundaban sus sentidos.

-Enserio??, te ves mas joven de hecho de mi edad- dijo ella impresionada.

-Bueno eso creo son contando los años que quedé atrapado en la isla Tenrou- recordando lo que él le había contado fue en primer enfrentamiento con Acnologia, después de unos cuantos minutos de compras en la que se la pasaron conversando y ella en busca de Natsu en algunas ocasiones por ser distraído y perderse regresaron al templo.

-Como fue tu primer día en el mercado?- pregunto Akeno con una sonrisa, dejando las cosas en la mesa de la cocina para empezar a preparar la comida de ese día.

-Es interesante... Fue divertido, rodas las ciudades son así? - Pregunto dejando las bolsas que el portaba.

-No todas, pero la mayoría- contesto lavando verduras.

-Mañana iremos de nuevo? - Pregunta entusiasta.

-No... Mañana tengo clases- contesto ella desconcertado lo.

-Clases?-

-Si donde aprendes cosas, en tu Magnolia no hay escuelas?-

-Mmm... No-

-Entonces como aprendiste a leer y escribir? -

-Igneel me enseñó, a leer, escribir y cultura... Bueno y Erza- tembló por un escalofrío que recorrió su espalda al recordar esos años, Las horas pasaron entre más pláticas, después de comer limpiaron los platos y la noche ya se avecinaba, Akeno se dio un baño mientras que Natsu recorrió la casa inspeccionando la.

-Buenas noches- dijo Akeno a Natsu que miraba las estrellas en el porche, para ella era extraño decirle buenas noches a alguien, se había acostumbrado a la soledad, a una fría casa.

-Descansa- dijo Natsu no apartó la vista del firmamento, las estrellas eran exactamente igual que en su mundo, después de unas horas más en esa posición fue al cuarto que ella le había brindado, no podía seguir usando su habitación por más tiempo, abrió la puerta pero en esta no había nada estaba acostumbrado a tener sus recortes y adornos en su pared, a su fiel amigo y compañero a su lado, con eso en mente recostó su cuerpo en el tatami y quedo dormido, mientras que en su mente dio inicio a sueños con su hogar.

Al despertar por costumbre lo primero que hizo fue salir del edificio aun era de muy temprano en la mañana, sol aun no salia, así que para no molestar a la chica de ojos violetas se apartó un poco y comenzó a entrenar como en su bosque lo hacía, aun sentía su cuerpo extraño y tenía que encontrar el motivo, por su mente cruzaron muchas ideas y cada una más improbable que la anterior, tras pasar unos minutos llego a la conclusión de que pensando no llegaría a nada, así que sería más rápido acostumbrarse y entrenar su cuerpo, de esa forma siguió su entrenamiento por cada golpe que daba dejaba salir un poco de su magia iluminando la oscuridad de la noche que lo acompañaba, estaba tan concentrado en lo que hacía que no se percató de la presencia de Akeno, ella lo observaba detenidamente y con un poco de asombro, a su vista sus flamas todas eran hermosas, la forma que iluminaban la oscuridad y la alejaban le hacían estar más tranquila, sin querer molestarlo se apartó y comenzó con sus actividades matutinas, solo hasta que llegó la hora de irse fue cuando lo vio en la entrada principal.

-Ya te vas?- pregunto el.

-Si- contestó ella,

-Esta bien ten un buen día- dijo con una sonrisa despidiendo a la azabache, acción que provocó una sonrisa y un sentimiento cálido inundó su ser.

-Gracias- dijo ella con una sonrisa, de esa forma emprendió su camino, hasta su preparatoria, solo al llegar al final de los escalones que llevaban a su hogar su expresión se volvió un poco tensa.

-Le puedo servir en algo?- pregunto formalmente.

-La Reina de Rías... Donde esta el que se hace pasar por mi familiar? -

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