Solo el tick tack de uno de los relojes era capaz de oírse en esa silenciosa habitación, ella lograba sentir la respiración de su compañero chocar en contra de su cuello provocando que pequeñas sensaciones parecidas a electricidad surcaran su cuerpo, en su espalda lograba sentir el latir de su corazón por la cercanía que en ésos momentos compartían provocando que curiosamente sus latidos mágicamente se sincronizaran, todo esto mientras permanecía en ésos brazos que la rodeaban y le brindaban un sentimiento de calidez y protección que rara, muy rara vez había sentido, tranquilamente solo cerró ésos orbes violetas con la intención de disfrutar de ese momento por mucho más tiempo si era posible, mientras que él conservando su rostro oculto entre su cuello, se mantenía sumergido en esa agradable tranquilidad, el largo cabello negro que normalmente se encontraba pulcro y peinado en ésos momento se encontraba algo alborotado y sucio, causándole en diferentes ocasiones un cosquilleo pero no le impedía el disfrutar de esa sublime fragancia que de ella provenía, tan intensa que todos sus sentidos se concentraron en su persona, en su figura que tenía ente sus brazos, de su respiración que en su pecho sentía, del olor que de ella provenía al estar un poco impregnada de un fina capa de sudor... pero faltaba uno, el que él creía más importante, quería y deseaba conocer, disfrutar y tal vez nunca saciarse de su sabor, sumergido en esa inmensa tranquilidad sintió como ella se separaba por un instante de su agarre, extrañado observó como volteó su cuerpo para poder encararlo encontrando a ésos orbes que en la penumbra lo habían tranquilizado, pero para su sorpresa rodeando su cuerpo ella comenzó a acercarse recargandose una vez más en él, ahora sentia la suavidad de sus pechos encontrá suya, su respiración en su cuello donde su cabeza reposaba y sus manos que segundos antes se encontraban en su firme y escultural vientre ahora se encontraban en su espalda e inconscientemente la atraían a él.
- ¡Alejate de Akeno-san! - Grito una voz para su sorpresa, ambos rápidamente buscaron al responsable con la mirada encontrando a un castaño con nombre extraño que Natsu no podía recordar y a decir verdad no se esforzaba por ello, siendo acompañado por los demás miembros del club de ocultismo parados a unos pocos metros observándolos detenidamente la mayoría con el ceño fruncido excepto la extraña chica rubia que los miraba con un notorio sonrojo.
- ¿¡Qué creen que estan haciendo!?- Pregunto Rias claramente furiosa.
- ¡Alejate de ella! - Repitió Iseei caminando de forma que él creía amenazante con la esperanza de separarlo de la demonio, pero grande fue su sorpresa al ver que Akeno apartó un poco al mago y se interpuso ante él evitando que este pudiera hacer algo.
-¿Qué hacen aquí? - Cuestionó la demonio de pelo negro con una sonrisa asombrando a los recién llegados por sus acciones.
- Venimos a ver como estabas- contestó Rias claramente sorprendida por la extraña manera en la que actuó.
- Estoy bien... Gracias por preocuparse pero no debieron molestarse - contestó ella con una sonrisa que para muchos era claramente forzada.
- Nada de peros... ¿Acaso no podemos preocuparnos por ti?- Argumento Rias mirando al mago que solo se mantenía impaciente por algo.
- No dije eso... -
- Pues parece... Además no puedes faltar otra día, pero dejando eso de lado ¿Qué ha ocurrido haya afuera? - Preguntó interrumpiendola mientras señalaba a los exteriores que por el fuerte entrenamiento que abían tenido algunos de los edificios habían resultado dañados.
- Entrenamos un rato - contestó Natsu simplemente mientras se cruzaba de brazos.
- Perdona Dragneel, pero no te lo hemos preguntado a ti - contestó él castaño molestando al llamado que simplemente se limitó a mirarlo detenidamente.
- Y yo no te contesté a ti... Es más todos ustedes me estan empezando a sacar de mis cabales pero si no mal recuerdo tu y yo teníamos un trató donde todos ustedes dejarían de joderme a mi y a ella o ¿Acaso lo olvidaron? - Cuestionó él rápidamente mirando a cada uno de los presentes que rápidamente se molestaron.
- Al diablo con eso, tu en definitiva eres una amenaza para Akeno-san y por eso la llevaré de regresó conmigo - replicó Iseei molestando más al joven dragon.
- ¿Eso crees?- Preguntó Natsu volviendo sus manos en puños y ceño fruncido.
- Si eso creo - contestó él.
- Está bien... Arreglemos ésto pero está vez no me contendre - sentenció él liberando una pequeña llamarada de fuego que surco sus manos.
- ¡Ya vasta! - Grito la azabache interrumpiendo y llamando la atención de su huésped. - Natsu ¿Porqué no vaz a darte un baño relajante mientras que yo preparo el desayuno? - Dijo mirando al mencionado que solo se mantuvo parado por unoa segudos para seguido afirmae con la cabeza y sin decir más salió de esa habitación.
- Él en definitiva me da mala espina - expresó Iseei que por alguna razón sostenía la mano que Ddraig poseía.
- Ni siquiera conoces a Dragneel-san - intervino para sorpresa de todos la antigua monja que se había mantenido al margen.
- ¿Te vas a poner de su lado Asia? - Cuestionó molestó Iseei mirándola.
- Tranquilo Iseei, yo tampoco lo hago - Declaró Rias mientras miraba el pasillo por donde él blanco de esa pequeña disputa se había ido y se acercaba al demonio mencionado con intención de calmarlo.
Por los siguientes minutos Akeno simplemente se reservó a escuchar lo que decían sobre su "inquilino", nada agradable para decir verdad. Mientras comenzaba a cocinar un pequeño desayuno para ambos la sensación y el recuerdo de los brazos de su compañero y de sus verdes ojos mirando los suyos rodearon su mente, sabía lo que podía haber ocurrido si no los hubieran molestado y ciertamente su corazón aún latía rápidamente, en ese momento un pensamiento que provocó una sonrisa como la que tenia cuándo peleaba adorno su rostro, "con tal de que pasara no me molestaría faltar otro día más a la preparatoria", con esa sonrisa, la molestia y frustración que en ésos momentos poseía desaparecieron, ya no importaba lo que los demás dijeran sobre su compañero, tal vez podía pasar a la ofensiva y provocarlo otra vez al terminar las clases, y sabía la forma de hacerlo, por un segundo lo había visto, al terminar de entrenar mientras se alejaba para preparar el desayuno el por unos momentos no apartó la vista de sus caderas que se movían a cada paso que daba pero lamentablemente cuándo quiso intensificar ese movimiento atractivo una fuerte ráfaga de viento la había molestado pero para su sorpresa y conveniencia él la había seguido y arrinconado un poco.
- ¿Akeno en donde está el jabón? - Llamando su atención y la de los presentes que se encontraban tranquilamente sentados en la mesa en espera de su compañera y sacándola de sus traviesos pensamientos alguien la llamo, al identificar a quien pertenecía la voz y buscarlo grande fue su sorpresa al encontrarlo solo con una toalla envuelta en su cadera, él pelo levemente mojado, mostraba su cuerpo tonificado y los que creía tatuajes que orgullosamente portaba, pero para los demás eso no era lo impresionante, si no las incontables cicatrices que el mostraba por todo su cuerpo en concreto el pecho y en especial tres, una en su cadera en forma de cruz que apenas era visible, otra en el centro de su pecho formando un círculo casi perfecto y una pequeña en la parte derecha de su cuello.
- En la primera gaveta - contestó ella impresionando a sus compañeros, ya que paracia no molestarse con verlo de esa manera.
- No lo encuentro - contestó él apenado.
- Voy en camino - contestó ella apagando el fuego con el que cocinaba, limpio sus manos y camino hasta donde él se encontraba guiandolo por el pasillo una vez más hasta el baño.
- No he hecho nada por que son miembros de tu familia - Dijo Natsu para su sorpresa cerrando la puerta del baño accione que evitaba que ella saliera.
- Si... Lo se y te lo agradezco - contestó ella con una sonrisa y un sonrojo.
- Pero... Si el castaño intenta una vez más forzarte a hacer algo... en serio no me contendre -
ESTÁS LEYENDO
Potestatem
FanfictionSe sentían a salvó después de haber terminado y eliminado con la mayor amenaza del mundo Acnologia pero era muy temprano para celebrar olvidaron que aún no se encontraban bien, con sus seres queridos y eso les costo muy caro.