U-35

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Un repentino rayo iluminó cada uno de los oscuros pasillos y salones que integraban los edificios, solo unos instantes después todas las ventanas y puertas del campus temblaron al momento del estruendo viajar por toda la ciudad, sin embargó una cabellera de color salmón caminaba por uno de los principales patios, no parecía importarle la lluvia que se avecinaba o el fuerte viento que sería capaz de llevarse a cualquier desprevenido, solo caminaba, daba un paso tras otro con notable enojo y frustración remarcados en absolutamente en cada uno de ellos y en sus facciones que normalmente se encontraban relajadas, estaban tan tensas que parecían que las pequeñas venas de su rostro saltarían y explotarían, todo por la molestía, no, el despreció que le causaban todos aquellos que hablaban sobre él cuando ni siquiera se tomaban el tiempo de conocerlo, quería golpearlos y hacerles entender porqué era uno de los magos más fuertes de su gremio, del gremio más fuerte de todo Fiore, Fairy Tail... Y fue ahí cuando se detuvo, la sonrisa fugas que había aparecido al recordar a su preciado gremio, desapareció, rápidamente varias pero simples preguntas aparecieron en su mente, ¿Estarían todos bien?, ¿Los demás habían compartido su destino?, O ¿habían encontrado una forma de salvarse?, lentamente dirigió su mirada al cielo para buscar las respuestas, ese cielo que normalmente era azúl y que en ese momento era gris como sus pensamientos, parecía tan similar al que todos los días veía en su bosque, en Magnolia, en Fiore, pero por alguna razón al verlo detenidamente le parecía tan diferente, tan ajeno a él.

- Ahí estás... - dijo una conocida voz que interrumpió sus pensamientos, sin embargó él no tuvo la intención de mirarlo por lo qué solo apartó su vista del gris aluvión y miro la entrada del campus.

- Quiero regresar... - susurró lentamente para si mismo mientras soltaba un profundo suspiro, cerró sus ojos sintiendo como lentamente la desesperación comenzaba a inundar lo y muy pocas veces la había sentido, la más clara el día que vio a su padre Igneel caer y no poder hacer nada por ayudarlo. Aunque estaba un poco tranquilo, había derrotado a Acnologia, ese bastardo que tantos problemas y sufrimiento le había causado pero eso no impedía que extrañara pasar el tiempo con sus amigos, ir de aventura, pelear en el gremio y divertirse con cada uno de sus compañeros.

- Te estoy hablando Natsu... ¿Que sucede? - Cuestionó una vez más el caído al no obtener una respuesta provocando que el mencionado abriera sus ojos.

- Nada... ¿Que quieres? - contestó él pero una vez más una sonrisa adornó su rostro al momento que su cerebro registró su logró, inundado su cuerpo con un inmenso alivió, había derrotado al infame rey de los dragones.

- Claramente sucede algo... Oh!, No te preocupes por lo que los demás digan, el único que sabe cómo han ocurrido las cosas, eres tú... te diré algo, muchos hablaran hasta por los codos, inventando todo tipo de historias, la mayor parte del tiempo será por envidia, enojo, miedo, o simplemente porque no se imaginan por lo que uno a pasado... - y fue ahí cuando el poco buen humor que tenía desapareció, desapareció como si el abuelo le hubiera dado un golpe por haber destruído algo.

- Te lo he dicho ya muchas veces viejo, no me importa lo que los demás digan o piensen sobre mí... - interrumpió él girado su molesta mirada al hombre frente a él que pareció ignorarla su estado de ánimo. - No es la primera ni la última vez, te lo apuesto... ¿Pero en serio que quieres? - repitió.

- Nada realmente importante... - contestó pero enseguida su mirada cambió drásticamente demostrándole que no decía toda la verdad, - bueno realmente te he estado buscando, necesito tu ayuda para un experimento, vamos al salón del club y ahí podremos hablar tranquilamente... -

- ¿Akeno y los demás aún están ahí? - cuestionó, mirando como el llamado profesor comenzaba su caminar guiando el caminó.

- Si, les pedí que... -

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